La nueva normalidad
Estamos llamados a descubrir la transformación que se produce en nosotros cuando ponemos el corazón en quien de verdad importa.
Estamos llamados a descubrir la transformación que se produce en nosotros cuando ponemos el corazón en quien de verdad importa.
Los hombres van a perder la libertad, la confianza, la sociabilidad, el bienestar en favor de una obsesión por la salud, por la seguridad.
Nos aseguran que todo va a ir bien y, al mismo tiempo, nos recuerdan que ya nada será como antes. Quizás en hacer compatible las dos sentencias esté la luz.
La acogida de otros configura nuestro hogar y a nosotros mismos. Necesitamos volver a inaugurar nuestra casa con una invitación a quien ya la conoce.
Nacimos para ser felices, no para ser perfectos… El amanecer es la parte más bonita del día porque es cuando Dios te dice ¡Levántate!
Sigo con la boca abierta para que penetre directa al corazón la verdad de estos versos: es en mi realidad encarnada donde se escribe el camino al Cielo.
Este conocido cuadro de Edvard Munch expresa bien un grito que se eleva hacia no se sabe bien qué o quién, desde un horizonte sombrío a sus espaldas.
Desde que escribo y enseño, escritura, palabra y vida me parecen casi sinónimos.
¿Habrá alguien que pueda recoger esta experiencia, interiorizarla y levantarse de nuevo? ¿Habrá alguien que nos pueda ayudar?
El teatro griego nos sitúa ante el espejo porque plantea los principales problemas de la humanidad. Desde hace tres meses nos hemos convertido en Antígona.
Las situaciones personales o sociales confusas se parecen a un bosque espeso que se nos obliga a atravesar. No las buscamos pero ahí están,ineludibles.
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra.
Hay muchas películas donde el marco temporal o espacial es reducido, a veces claustrofóbico. La acción queda confinada al breve espacio de una habitación.
Venga lo que venga a partir de ahora, lo que ya ha llegado, es una bofetada de realidad que ha nos situado ante nuestra propia finitud.
Los artículos periodísticos que Hannah Arendt publicó a lo largo de su vida constituyen el nexo perfecto entre su pensamiento filosófico y el siglo XX.
Seguimos trabajando, de otra manera, pero mucho. Es bueno hacerlo. Pero quizá el adagio nos invita a otra manera de hacerlo.
Estos días se nos ha dado la oportunidad de que se queme la tostada. Es cierto. Puede haber chamusquina, ese polvito renegrido que se queda en el pan.
Decía Don José en una de sus últimas entrevistas que merece la pena vivir porque hay personas, hay pájaros, hay cosas que están excelentemente bien.
Ante el dolor extremo que está provocando el coronavirus apenas hay algo que decir. Mantener un respetuoso silencio es lo más que podemos hacer.
El covid-19 me ha hecho sentirme muy cerca de algunas personas que nunca salían en las noticias porque no eran relevantes según los medios de comunicación.
Mientras estábamos ocupados haciendo otros planes, el covid ha venido para desinstalarnos, trastocando nuestras vidas tal vez para siempre
Cuando veo los arcoíris con el característico «todo va a salir bien» me pregunto si verdaderamente todo está saliendo bien y la respuesta me deja triste.
La belleza es un resplandor de la realidad que percibimos cuando somos conscientes de que es buena y verdadera. Por eso la belleza es contemplativa.
La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre, dijo Benedicto XVI.
Ahora, las circunstancias nos han obligado a compartir las 24 horas del día. Y no solo eso. No podemos huir de los problemas, ni evadirnos de ellos.
La crueldad de la epidemia no reside en el número desproporcionado de muertos, ni en la angustiosa agudeza de los dolores. Reside en la soledad.
La casa va cambiando con la luz del día, se acomoda al ritmo del exterior pero ahora a puerta cerrada. ¿Dónde queda la ciudad cuando nos quitan las calles?
Chesterton decía que el mandamiento de amar al prójimo y el de amar al enemigo encierra muchas veces la paradoja de que se aplica a la misma persona.
Este armónico adagio da título a una de las novelas de Javier Marías y procede de unos versos de la inmortal obra de Shakespeare, Ricardo III.
Aquí estamos muchos de nosotros plantados en casa sin poder salir, pero esto no es óbice para no florecer, desde donde estamos, sacando lo mejor de nosotros
Muchos, estoy seguro, recibieron hace casi dos semanas la noticia del confinamiento obligatorio con optimismo.
Los payasos están haciendo uso de algo muy español, que es, con muy poco hacer algo tan grande como provocarnos la risa ante el histerismo desenfrenado.
Paulina Núñez La música 8D no es del todo nueva, pero no está tampoco del todo difundida, es una manera de editar las pistas de audio para lograr algo más allá del sonido estéreo o del sound around 5.1… Dicen los que saben, como es el caso de Jaime Altozano,
“Un periódico consta siempre del mismo número de palabras, haya noticias o no las haya”, decía el novelista y dramaturgo inglés Henry Fielding.
Hace dos días perdí el gusto y el olfato, y, ayer me diagnosticaron covid-19. Sí, coronavirus, protagonista de todos los memes de twitter.
Las colas de mercadona tienen explicación, no nos falta papel higiénico. Es deseo mimético, sonambulismo colectivo contagioso.
Es seguro que no todos los lectores interpretan de un mismo modo un mismo texto. Una realidad puede ser interpretada de muy diferentes maneras.
Javier Gómez Cuando un hombre insensato me propone participar en este reto, yo, más insensato, acepto y advierto, burlón, que puede salir a relucir mi espíritu cínico; la sana convicción de que la mejor medicina es el humor. Pensaba en cómo puede un país pasar, en pocas horas, de manifestarse
Situaciones de crisis como la que vivimos pueden ser oportunidad para captar una Presencia buena que siempre nos acompaña.
Si algo bueno tiene una pandemia versión siglo XXI es que, aunque sea de forma liviana y efímera, nos coloca delante de nuestra condición mortal
Si la vida te da limones, haz limonada. Este viejo adagio nos da una pista para acertar con la actitud con la que hemos de afrontar la situación que atravesamos.
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