Gemma Sobrecueva

El verano es… No. El verano son. El verano son mis amigos. Es Belén y sus mimosas, siempre alegre, generosa, llena de luz, de amarillo, de escucha, de prudente y sabio consejo. Es Amalia y su sombrero de paja, su conversación llena de gozo, sus detalles, su atenta mirada. Su Álvaro y su camisa morada. Son los dos, dispuestos, cercanos, sonrientes, sinceros, transparentes.

Es Priscila y su vestidito blanco, y sus sandalias. Su incondicionalidad, sus palabras, su casi siempre último piti, sus gafas, su ternura y su rata. Es él, el de muchas palabras, el de la picaresca gracia, el de la amistad larga. Es Juan, de amistad antaña. Y el otro Juan, de confidencia y batalla. Y Rubio y su novela. Son ellos, profundos, con talento, con alma. Con Mahou de la verde y ¿el sitio? una terraza.

Es Paula. ¿Un “gintonicito hija”? Sí, con hielo, mucho hielo pero con calma. Es ella que sabe aún sin palabra, con sólo la mirada. Es Alex. La de siempre, la hermana de alma. Y Erick y su música clásica. Es Bea y su copita, un vinito blanco, que entre una y otra, la mesa no queda llana, ahí se resuelve el mundo, se lloran los corazones y sobre todo, se consuelan almas. Es Cris y su abierta casa. Ahí se labran, como en piedra blanda, oraciones que se van al Cielo en una mirada. Es Elisa y su Matadero, su melena larga. Su talento y su generosa palabra. Es mi tocaya. Su vestido de flores, su trazo acertado, su corazón que se ha ejercitado y estirado. Verano es Carmen, con sus faldas largas y su disposición intacta. Es Lolo y su Javi. “¡Qué calor madre mía! ¡Qué ganas de estar en la playa! O en Aruba, o en Bali, o en La Habana”. Corazones que viajan.

Es Cris. Es Fran. Son ellos dos con nosotros dos. Aprendiendo a vivir juntos entre salsas, caldito picante de camarón y rabas. Es la Gigi. Su Beltrán. Su enseñanza. Su camisa blanca y su admirable perseverancia. Son los traveseros. Entre el humo en una casa. Las bermudas de Aarón y su paciente escucha. Es Nacho y su moto alta. Su filosofía, su política, su Democresía. Es Vickycon el alma ancha. Es Iñigo, mi sabinero del alma. Su piti, su sonrisa amplia.

Es Arturo y su barba. Su montaña. Su Viridiana. Su Esther con la paciencia intacta. Es Cynthia rubia, Cynthia morena, Cynthia morada. Multifacética Cynthia, su brownie y su amable palabra. Es Chema, su Principito y su casa. Verano es Sonia y su vaquero blanco y sus uñas cuidadas. Su vida que es oración y su brillante mirada. Es Ana Lu y su labial rosado. Su alegría y su disposición que al corazón exalta. Es la Paci con su trenza en la espalda. Sus pestañas largas. Es Asunta y sus oscuras gafas. Su vitalidad que contagia, su amistad como agua clara.

Es Pepelu y su voz que engancha. Su polo azul y su cerveza alemana. Su Anita con dulcísima mirada. Verano es ellos dos una tarde en casa, con olor a michelada y a intelectualidad en cómics dibujada. Es Ruth y sus alpargatas altas. Su grandeza en espíritu, cabeza y alma. Su viaje de verano. Sus amigas del alma. Es Sabrina y una velada en casa. Rafa y sus gafas naranja. Es Bosco y su creatividad de infancia. Sophie con su camisa a rayas. Javier y su entrega diaria. Son ellos tres y nosotros tres una tarde en casa, ensalada, blogs, nueva amistad que te descansa. Verano es Rocío y Pablo. Los sueños de la loca de la casa.. Es la Llamas y sus camisetas blancas y su peinado de andar por casa. De mirada intensa, de sonrisa sincera, ella, la que da confianza. Es Alu y sus audífonos tremendos y su surf de playa. Su reggaetón y sus meseros, su calidez que arrasa. Verano es David y El Tiemblo. “¿Cuándo a las fiestas de mi pueblo?”. Es corazón. Es pureza de alma.

Verano son todos ellos. Verano es amistad que se encarna y que se hace cotidiana. Verano son mimosas, faldas anchas, sombreros de paja y bebidas heladas.

Este artículo pertenece a la serie #VeranoEs.

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