¿Puede el amor envejecer? El amor: ¿Para siempre? Son las dos preguntas del Café Newman que tuvo lugar el pasado día 9 de febrero en la Pecera del Edificio H de la Universidad Francisco de Vitoria, con la temática fundamental del amor. El profesor de Humanidades, José Luis Parada, preguntó primero entre el público quién albergaba el anhelo de un amor para siempre, y rescató para el debate un capítulo de la serie “Todos mienten” en el que una hija le dice a su madre que las parejas se matan de aburrimiento por la visión patética del amor.
En su opinión, es común la frase “fueron felices y comieron perdices”, pero da la sensación de que detrás de ella existe un profundo inconformismo: ¿Tendemos a idealizar la realidad? ¿Hay demasiadas expectativas? Lo cierto es que al príncipe se le cae el pelo, se pone gordo y quizá desatiende las tareas domésticas. José Luis Parada advirtió que hay algunos aspectos de la sociedad que hacen la guerra al amor: la falta de mimo en la rutina, la carencia de comprensión, la ausencia de reconocimiento personal, alimentar las etiquetas, fomentar el llamado “postureo”, obviar las diferencias…
Añadió que el hecho de que dure el amor no significa que todo sea perfecto, sino que cumpla unos mínimos, es decir, que haya diversión, fidelidad, honestidad y compromiso. Esto afecta, tanto al descubrimiento de la identidad personal, como a la necesidad de fusión con el otro, y debe haber un equilibrio entre ambas dimensiones.
Por su recorrido personal y profesional, empezó a tomar conciencia de la permanencia del amor tras el suicidio de cierto pensador existencialista, André Gorz, quien, pese a apostar por la autoconstrucción del individuo, escribía: “Nuestra unión ha sido lo más importante de mi vida, ¿por qué no dije lo que me fascinó de ti? (…) Me enseñaste que el placer es una forma de darse, nos entregamos mutuamente por completo (…) Si por imposible que parezca tenemos una segunda vida querría que la viviésemos juntos”. A su juicio, aquel filósofo vivía algo muy contrario a lo que escribía y la idea de un proyecto común que se mantiene hasta el final es fundamental, tal como refleja la película de animación “Up”.
Pregunta 1: Están bien estas características del amor, pero ¿por qué no dar más valor a los amigos o a otra relación de parentesco?
¿Qué tipo de cosas serían necesarias para que esa relación sea para siempre? Cariño, comprensión… Pero la idea de permanencia tiene unos requisitos. No puede basarse en la sexualidad por la propia evolución biológica. Dar el paso del enamoramiento al querer y del querer al amor es otro nivel. La exclusividad es evidente en pareja porque hay una entrega total, no se reparte, pero también pasa con la amistad íntima. Los jugadores que son siempre del mismo equipo llaman la atención y tienen muchos seguidores porque sienten afinidad y una misión compartida. ¿El tiempo actual impide perseverar, complicarse la vida por algo que tiene valor?
Pregunta 2: ¿Qué deberíamos salvar o sepultar del tradicional amor romántico?
Se debería salvar el romanticismo, o sea, la idea de que el amor puede durar mucho tiempo, que es plausible, que no ninguna tontería. Por otro lado, hay que aprovechar el concepto de caballería, ya que, si alguien no ha tenido experiencia del amor duradero en su familia, siempre le queda ser un caballero y tratar honestamente a la persona que ama. Un refrán popular dice que “donde hay buey el establo no está limpio”, lo que quiere decir que en las relaciones personales el éxito pasa por gestionar la imperfección y los defectos. Es un bien arduo, pero conquistable.
Pregunta 3: Las personas anhelamos el amor, pero la sociedad conduce al consumo de personas. ¿Es la cultura la que nos cambia los esquemas?
Una de las cosas que afecta al consumo es que no hay tiempo. Son modelos de vida sin vínculos de proximidad. El sueño moderno de ser autónomos nos ha traído la inmediatez en la satisfacción de los deseos y esto dificulta la fidelidad y facilita el cambio cuando algo no es agradable.
Pregunta 4: ¿Qué piensas de una relación que se rompe cuando hay una enfermedad mental?
Las dificultades serias ponen cualquier relación a prueba y cuánto amor se tiene por el otro. Superarse en situaciones duras es un acto de heroísmo, quizá no exigible, pero sí admirable, concluyó.