Así fue el Ciclo Horizontes de Razón Abierta sobre las religiones como búsqueda de sentido

El Ciclo Horizontes de Razón Abierta titulado La religión: invento cultural o realidad existencial?, que tuvo lugar el 22 de marzo y el 26 de abril en colaboración con la Facultad de Comunicación, planteó la disyuntiva de si se puede considerar la religión como un invento cultural o es una realidad existencial con otro tipo de implicaciones. Este Ciclo lo ha impulsado el profesor de Humanidades Marcelo López Cambronero en colaboración con el I. Newman.

En la primera mesa redonda sobre diálogo interreligioso participaron los invitados Karma Tempa, monje budista, Mardía Herrero, musulmana sufí y Chema Alejos, profesor católico de la UFV. Bajo el título La religión ¿a cuento de qué?, los tres invitados explicaron en qué momento de sus vidas se vieron en la encrucijada de cambiar la trayectoria y abrirse a la religión como búsqueda del sentido.

En la segunda sesión, bajo la pregunta ¿Es la fe conveniente para la vida?, Juan Serrano, profesor de Humanidades de la UFV explicó cómo la fe es el método de conocimiento de muchas de las realidades morales, a qué tipo de certeza se puede llegar a través la fe y por qué la fe sí es conveniente, incluso indispensable para la vida.

Primera sesión: La religión ¿a cuento de qué?

Un restaurante en Buenos Aires

Karma Tempa ahora es monje budista, pero antes trabajaba como encargado de un restaurante en Argentina donde «ganaba buen dinero». Fue cuando empezó a percibir la insatisfacción de su vida, que se traducía en una ausencia interior, cuando pensó que había algo más importante que consumir y producir, y empezó a adentrarse en el pensamiento oriental, leyendo grandes maestros contemporáneos. Al llegar a España supo que esa «página en blanco» tenía que escribirla de otro modo y después de varios viajes al norte de India recibió la ordenación como monje dentro de la tradición budista tibetana. Su filosofía se traduce en confiar, amar y entregarse a través del estudio, la práctica y el compromiso. Por eso, acompaña a pacientes que afrontan el proceso final de sus vidas, con los que se comunica desde el silencio y les transmite agradecimiento por su existencia. 

Una finca en Chipre

Mardía Herrero, musulmana sufí, confiesa su cercanía con cualquier creencia que busque integrar las distintas dimensiones religiosas. Es autora de varios libros, entre los que destaca «Cómo Santa Teresa me acompañó al sufismo», «Peregrina» y «Cielo y tierra». Desde pequeña se ha considerado una persona muy espiritual que da mucha importancia al tiempo, al lugar y a las personas que le rodean para poder encontrar respuestas. En el Camino de Santiago hizo experiencia de que varias cosas que le sucedieron a la vez se hacían una en el tiempo y esa sensación de unidad la llenó de esperanza. Viajó hasta una residencia de un maestro sufí en Chipre y en su mirada de atención plena y acogida incondicional supo que tenía que dedicarse a esta práctica. 

Un campamento de verano

Chema Alejos fue estudiante de Comunicación Audiovisual y profesor de Instituto. Llegó a la Universidad de la mano de una tradición que le ha «superado». Su familia no practicaba, pero acabó en un campamento de verano para estar con una chica. Le acompañan tres momentos y un par de pasajes del Evangelio:

  1. Un paisaje en lo alto de una montaña le atravesó con una doble pregunta: «¿Quién ha hecho esto? ¿Quién me ha hecho a mí para contemplar esto?».
  2. Una oración le produjo una alegría diferente que no podía ser resultado del hecho de estar rodeado de desconocidos.
  3. Una mirada de una monitora como si le conociera de toda la vida le descubrió a Jesús que lo miraba de forma distinta.
  • Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,16-20). Descubre a Dios en lo cotidiano y en la experiencia reciente del fallecimiento de su padre se vio rodeado de gente nueva que no le dejó solo.
  • He venido para que tengáis vida y la tengáis en abundancia” (Jn 10, 10). Agradece la educación que le ha enseñado que está bien hecho y anhela algo real: encontrarse con Otro. Esta dimensión religiosa le hace tomarse en serio las cosas y descubrir cuándo tienen que ver con Dios.

Segunda sesión: ¿Es la fe conveniente para la vida?

Una fe indispensable para la vida

La fe no solo es conveniente para la vida, sino también indispensable, pues no se puede vivir sin fe. Así fue como el profesor de Humanidades de la UFV, Juan Serrano y director de la Escuela de Liderazgo Universitario (ELU), validó la creencia en lo que no se ve, pues el homo sapiens ha desarrollado una sociedad en que es imposible vivir sin confiar cotidianamente en un factor externo que escapa de su control: el arquitecto del edificio en el que vive, el conductor del autobús en el que se mueve… Esto supone un método de conocimiento propio del comportamiento humano: el de la certeza moral, pues no habría tiempo material para que seamos invadidos por certezas empíricas (no comeríamos si cada vez que llega la hora montamos un «laboratorio» para comprobar que la comida no está envenenada). 

  • Parte de un testimonio fiable, para que sea racional fiarse. La fe cristiana da credibilidad a una noticia: Dios encarnado en un hombre, muerto y resucitado, como hecho histórico transmitido por testigos y experimentado en un encuentro personal.
  • No deja fuera nada de lo que es el hombre, para que sea posible una relación con una persona viva. La fe cristiana implica que el ser humano vive de la experiencia de que ya ha sido salvado y perdonado incondicionalmente, y de que es amado en cada momento presente.
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