Ricardo Morales

¿Buscas respuestas a tus preguntas? ¿Necesitas ayuda en el trabajo, el amor, el dinero…los coches? ¿Tienes hombres… tie…  ¿Das por sentadas muchas cosas? ¿Vas siempre por delante?  ¿Deberías relajarte? ¿Vas muy tenso por la calle? ¿Quieres hablarlo? ¿Quieres hablarlo o no quieres hablarlo? Llama ahora. Tarot Bulbasur. Veinticuatro horas al día. De seis a diez de la tarde. De dos a cuatro no. Pausa para comer. Por la noche también abrimos. Las veinticuatro horas. Menos los lunes. Los lunes no. ¡No podrás escapar!

PIT-BURN.

Lleva plastilina con la carne de…

Este es el comienzo de, a mí ratonil parecer, una de las mejores piezas de Venga Monjas. Julio y Huésped, los noguishados, los creadores de Da Suisha… Han intentado ser metidos a presión en algo llamado Post-Humor. Un espacio oscuro donde la carcajada y el arte confluyen con la cutrería de medios y la originalidad de una propuesta que va más por “me la trae al pairo las visitas de YouTube. Aquí va lo que tengo en el cráneo”.

“Stracomb Tope de Fuerte” es el responsable de las palabras con las que he arrancado. Y es ahí y no en estos majetes donde me quedo en compañía de Steiner, Lumet y Chesterton. En los hombrecillos verdes. Las fiestas de sociedad complaciente en Pebblewick. Los meapilas por excelencia. Los Sandro Rey y Paco Porras. Las velas negras y las cuentas viejas. Cartas desnutridas de baraja MADE IN CHINA, la opinión de tu abuelo soñador sobre la última liga del Barcelona o si tu hámster es algún tipo de reencarnación salvaje del mísmisimo Ravana al haberse comido, mientras estabas viendo Los Simpson, a dos de sus crías.

Nuestra naturaleza becerril y la febril dolencia que sufren algunos ilustrados por Sebastiao Salgado en las Minas de Serra Pelada, o para una referencia más blockbusteriana; el apuesto enano de Jackson, Thorin “Escudo de Roble”,  al entrar en la Montaña del Destino, suelen ser los espíritus compungidos que ante no poder extraer oro al no tener ninguna mina o montaña cerca, deciden llamar al 806.

Fotografia «Mina de oro de Serra Pelada» (Brasil, por Sebastiao Salgado en 1986) exhibida en el Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro.

Dice el propio Steiner en “Nostalgia del Absoluto”: Los cultos de la insensatez, las histerias organizadas, el oscurantismo, que se ha convertido en un rasgo tan importante de la sensibilidad y la conducta occidental durante las décadas pasadas, son cómicos y a menudo triviales hasta cierto punto, pero representan una ausencia de madurez y una autodegradación que son, en esencia trágicas.

El bacheado camino hacia la felicidad; que más que con certeza se intuye por tanto masticarlo sin nombre, genera algo más peligroso que los hombrecillos verdes. Almas solitarias. Que lejos de ser un nick hollywoodiense para tirarle los trastos a una tipa en un tugurio, es una realidad que mora en las periferias existenciales. La casa del vecino.

Las frustraciones que genera la falta de escucha o el propósito para que ésta se produzca, merman y anulan cualquier tipo de encuentro con el otro. Hay un conocimiento medido de que a nuestro lado cuerpos se descomponen mi

entras rumian un por qué agrio. Nadie escucha sus hazañas del día, sus conquistas, sus decisiones de ahorro energético o la nueva bufanda que se han comprado. No hay un nieto con el corazón dispuesto a cruzar las piernas y dejar que hable el abuelo. Solo hay bastonazos, muy amortiguados, al piso de arriba para que bajen a Pitbull, ya que impide escuchar el tiempo.

En la obra maestra de Lumet, “Doce hombres sin piedad”, queda patente ese esbozo de alma solitaria y la miseria humana en la que retoza. En la argumentación del más viejo de la sala, que buscaba apoyar las razones de Fonda para discrepar del resto del jurado, quedan retratadas, cruel paradoja, las características del público objetivo de los hombrecillos verdes. Carne de cañón para las cartas del tarot y el prozac.

– ¿Por qué piensa que el viejo podía mentir?

– (ZOOM IN SUAVE. ÚNICO EN TODA LA PELÍCULA). Porque durante el juicio le observé detenidamente. Llevaba la chaqueta descosida por el hombro. ¿Usted no se fijó? Así no se debe asistir a un juicio. (Tos ajena). Se trataba de una persona mayor con una chaqueta raída. Avanzó muy despacio hacia el estrado. Arrastraba la pierna izquierda aunque lo disimulaba. Sentía vergüenza. Creo conocer a ese hombre mejor que ninguno de ustedes. Es un pobre viejo, asustado y sin duda insignificante que jamás fue nada en la vida. Nadie reconoció sus méritos y menos salió en un periódico. Nadie sabe quién es. Nadie le escucha. Y nadie busca su consejo después de 75 años. Señores. Resulta algo muy triste no ser nada. Los hombres así necesitan darse a conocer. Que alguien les escuche. Que tengan en cuenta sus palabras, aunque solo sea una vez. A un hombre así le resulta difícil…

– ¡Eh! Un momento. ¿Trata de hacernos entender que el viejo mintió para hacerse el importante?

– No. No es que mintiese. Es que había llegado a convencerse así mismo de que oyó esas palabras y vio la cara del chico.

– Es lo más fantástico que he oído en mí vida. ¿Cómo es posible que se invente cosas así? ¿Qué sabe usted?

UN GRAN SILENCIO EN LA HISTORIA DEL CINE.

No creo hacer ningún spoiler al decir que este entrañable anciano acaba estrechando la mano de Fonda al final de la película.

Quizás se trate de una ley de vida arraigada en un nihilismo primitivo. En un culto al vacío al ser la trascendencia algo demasiado relativo sin una experiencia propia, sin razones que lleven tú nombre y apellido. <> (STEINER: Nostalgia del Absoluto.2013).

Todo el mundo, hasta los hombrecillos verdes, hasta el propio Misysra Ammon que caricaturiza Chesterton en “La taberna errante”, tiene derecho a ser escuchado. Pero con atención. Con determinada determinación. Para que los mecanismos de criba internos estén operativos. Para que no haya cuentas de rosarios que terminen en un koan zen de la Super Pop, o para que no tengamos que llegar corriendo, con la corbata en el maletín, a clases de relajación trascendental o para que podamos fruncir el ceño cuando nuestro maestro energético nos insista a hacer el signo de la genuflexión a nuestro frigorífico para nivelar los campos magnéticos. Corremos el serio peligro de que nuestros ministros  en vez de indagar en los orígenes de Europa para acercarnos alguna sombra de verdad, pidan líneas maestras de moralidad y civismo a Kang y Kodos usando de interlocutor al bueno de Iker Jiménez. Saltemos esa piedra, pidamos ayuda, charlemos con quien la puso ahí y si es posible, respetando su tiempo, libertad de movimiento y capacidad absoluta de decir estupideces, ayudémosle a quitarla del camino.

Ricardo Morales es licenciado en periodismo y cofundador de Democresía.es

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