Calientasillas

Cuando tenía 20 años estaba allí sentada, en el mismo lugar donde están ahora mis alumnos. Tenía los mismos anhelos en el corazón y estaba a la vez perdida, sin saber lo que me iba a deparar el futuro y si existía algún tipo de plan.

Cada uno es un mundo, pero para mí, un alumno nunca es un “calientasillas”. Yo miro a “mis” chicos y lo que veo en ellos, aunque ni ellos mismos sean conscientes, es potenciales líderes, hombres de estado, padrazos, inventores, resistentes, aventureros, héroes y santos. Los veo dentro de unos años desvelándose de noche por sus hijos, capaces de tender la mano al que lo necesite, de perdonar lo imperdonable, de dejarse la piel por lo que realmente les importa, de sacrificarse, de ser valientes y levantarse cuando todo el mundo agacha la cabeza.

Pero para que ellos se puedan transformar en esos adultos, ¿qué profesora han de tener en frente? No podemos pedir lo que no estamos dispuestos a dar nosotros mismos. Hoy todavía más que ayer conozco mis heridas, mis fallos y mis miserias. Y, aunque muchas veces apriete los puños porque pienso que todo depende de mí, sé que lo mejor que les puedo dar no es mío, sino que es pura Gracia. Ojalá nunca me olvide de este texto, que a su edad leía en bucle, porque ya ha llegado mi tiempo de vivirlo:

“Piensa en los que te serán confiados,
Si ralentizas, se detienen
Si te debilitas, flaquean
Si te sientas, se tumban
Si dudas, se desesperan,
Si criticas, destruyen.
Pero…
Si caminas delante, te superaran.
Si das tu mano, darán su vida.
Y si rezas, entonces se volverán santos.”

“Pense à ceux qui te seront confiés,
Si tu ralentis, ils s’arrêtent.
Si tu faiblis, ils flanchent.
Si tu t’assieds, ils se couchent.
Si tu doutes, ils désespèrent.
Si tu critiques, ils démolissent.
Mais…
Si tu marches devant, ils te dépasseront.
Si tu donnes la main, ils donneront leur peau.
Et si tu pries, alors ils deviendront des saints.”
Michel Menu

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