No soy cristiano, ¿a mí qué la Navidad?
Hace más de ochenta años (1940) que el ateo Sartre se enfrentó a ese desafío. Encerrado por el ejército nazi junto con otros quince mil soldados franceses en un campo de prisioneros se puso en juego con su existencialismo ateo y escribió Barioná, el hijo del Trueno, su primera obra