¿Cómo salir de la doctrina de almas desoladas hacia un horizonte vertical que nos conecte con Dios? ¿Cómo reconquistar el mundo común para encontrar un sentido, un origen y un destino?
En el Café Newman se planteó la posibilidad de Dios como una quimera. Fernando trasladó un desafío a los alumnos: les mostró la posibilidad de que esto se diera porque vivimos encerrados en nuestra subjetividad bajo capa de liberación. Ante ello, la propuesta pasa por rehabilitar el pensamiento en torno a dos asuntos: por un lado, salir del yo y trascender el mundo; por otro, conectar mente y cuerpo para descubrir la realidad y, en ella, una hipótesis de sentido.