El 1 de mayo celebramos el día del trabajo, San José obrero su patrón, fiesta grande, fiesta de todos. Y lo mejor es que celebramos no trabajando, aparente contradicción, pero muy oportuna. Aprovechemos este breve tiempo de descanso para reflexionar sobre el verdadero sentido del trabajo.
Cuando pensamos en un buen trabajo a menudo pensamos en trabajar mucho, producir muchas cosas, cuantas más mejor, cada vez más y más baratas, de esta manera podremos mejorar los resultados, aumentar la productividad, mejorar el famoso ebitda, etc. Y todo ello nos permitirá tener más recursos para producir más cosas y volver a empezar, cosas que, por supuesto querremos y podremos consumir, porque ganaremos mucho dinero y así viviremos mucho mejor y seremos muy felices. Consciente o inconscientemente vivimos inmersos en esa idea del consumismo que se concreta en las cifras de PIB que parecen obsesionar también a gobiernos y políticos.
Pero no nos dejemos confundir con estos mensajes falsos que nos lanza el mundo, que pueden hacernos perder de vista el objetivo último.
El verdadero trabajo no tiene nada que ver con la producción ni con los resultados. El verdadero trabajo, el que nos dignifica, es el que nos hace fructíferos, que no es lo mismo que productivos, aunque en ocasiones produzcamos cosas para poder fructificar. El verdadero trabajo no tiene nada que ver con el consumismo actual. Y nosotros seremos fructíferos cuidando, cuidando lo que hemos recibido, porque todo nos ha sido dado, y por eso nuestra primera y más grande obligación es la de cuidar, la de guardar el tesoro.
Tradicionalmente la semana comenzaba con el domingo, la semana litúrgica aún comienza con el domingo, con el descanso, y, podemos entonces preguntarnos ¿por qué descansamos si no nos hemos cansado? De nuevo la aparente contradicción del inicio de estas palabras. Pero es que el descanso nos lleva a la contemplación de lo recibido y de esa contemplación surgirá la necesidad de trabajar, porque a través del trabajo podemos colaborar con la creación, con su cuidado y con su conservación.
No es contradictorio por tanto celebrar descansando el día del trabajo. Debemos dar la vuelta a la semana. Nosotros hemos sido creados para el domingo.