La oportunidad tras el sufrimiento

En los Minicursos Newman impartidos por la UFV se tratan temas trascendentales. En mi caso asistí al Minicurso sobre el sufrimiento de Javier Rubio el cual fue muy profundo y reflexivo en el que nos dejó con frases como “Se puede sufrir por algo físico o por algo moral, pero, lo moral siempre será más fuerte” o también, “Se sufre por ausencia de cosas o personas, es algo que se lleva internamente”. 

El sufrimiento nos toca a todos

El sufrimiento es un peso que llevamos todos encima, es una piedra más en la mochila de sentimientos y acontecimientos que nos marcan de por vida. Para algunos será más grande que para otros, pero esto no implica que haya gente que no sufra. Bajo mi punto de vista, el sufrimiento es un mentor desde el cual la vida nos ilustra el camino para seguir luchando y salir adelante. 

El caso de los jóvenes

Normalmente, más de lo que nos pensamos, nos encontramos a personas que sufren en silencio, las cuales o por vergüenza o por miedo, no piden ayuda o consejo para ponerle fin a su sufrimiento. Poniendo el foco en los jóvenes, por ejemplo, según un estudio realizado en 2023 por UNICEF y la Universidad de Sevilla, se toparon con una realidad preocupante, «El 41% de los menores ha tenido un problema de salud mental, pero más de la mitad no pide ayuda y un tercio no se lo ha contado a nadie» Esto refleja que los jóvenes, pese a ser, por lo general alegres, sufren igual que los adultos, en contra de lo que se cree en la sociedad sobre que los jóvenes no sufren. 

El sufrimiento, una ventana a la empatía

Descubrimos que no solo el dolor nos fortalece cuando nos enfrentamos a el desde un punto de vista reflexivo, sino que también, nos permite desarrollar de manera directa, una mayor empatía hacia los demás. Ser capaz de compartir nuestras experiencias de sufrimiento nos conecta con quienes han pasado por situaciones similares, creando lazos de comprensión y apoyo mutuo, evitando de esta manera sufrir en silencio y encontrar una mejor solución.

Volver a definir nuestra idea de felicidad

Cuando enfrentamos el dolor desde un punto de vista reflexivo, descubrimos que no solo nos fortalece, sino que también nos permite desarrollar de manera directa, una mayor empatía hacia los demás. Ser capaz de compartir nuestras experiencias de sufrimiento nos conecta con quienes han pasado por situaciones similares, creando lazos de comprensión y apoyo mutuo, evitando de esta manera sufrir en silencio y encontrar una mejor solución.

Además, este proceso nos lleva a redefinir nuestra idea de felicidad, alejándonos de una visión superficial basada en el placer inmediato y acercándonos a una alegría más serena y auténtica. En este sentido, el sufrimiento deja de ser un obstáculo y se convierte en una oportunidad para el crecimiento, la conexión y la búsqueda de un bienestar más profundo

 

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