Mañana es 14 de febrero, san Valentín, gran fiesta. Fiesta comercial dicen algunos, pero no por ello menos fiesta. Este año además es viernes. Día magnífico para celebrar el amor, como nos recuerdan todas las publicidades desde hace días. Para muchos será día de rosas rojas, de corazones de gominola y chocolate, de dedicatorias profundas, de miradas intensas, de paseos de la mano y de cenas para dos a la luz de las velas.
Y ojalá sea así. Y que sea así para todos. Y que, al margen de las decoraciones en rojo brillante y los mensajes cursis de las tiendas, los detalles bonitos que reflejan el amor se repitan durante muchos años y sobre todo muchos días cada año, sin necesidad de que sea 14 de febrero.
Porque si, como dice la canción, y yo creo firmemente, Love is in the air, estamos de enhorabuena, amigos. El amor está a nuestro alcance. No tenemos que sentarnos a esperar y ver si en la ruleta de la vida nos toca el premio del amor. Si el amor está en el aire es decisión personal de cada uno no dejarlo escapar. Podemos estirar la mano y atraparlo cuando queramos. Después, eso sí, después habrá que trabajar un poquito: tendremos que esforzarnos por cuidarlo y mantenerlo como se merece para no perderlo y así poder celebrar por todo lo alto y siempre que queramos el día de san Valentín.
Pero no nos distraigamos con el cuidado porque aún nos falta lo mejor.
Como el amor está en el aire es responsabilidad nuestra elegir y decidir qué y cuanto amor queremos atrapar. En definitiva, qué queremos amar. Porque todos queremos una vida con amor, pero no todos queremos amar lo mismo. Como dice Alberto Sánchez León: se podría decir sencillamente que amar consiste en buscar más allá de nosotros aquello que nos hace mejores y hace a los demás mejores. Y parece evidente que, a todos, definitivamente, no nos hace mejores lo mismo. De ahí el carácter vocacional del amor. Cada uno tenemos nuestra vocación personal, y debemos encontrar ese ordo amoris desde el que configuraremos toda nuestra existencia para, de esta manera, encontrar la plenitud a la que estamos llamados. En esa vocación cumplida encontraremos cada uno nuestra felicidad.
Así que manos a la obra, no nos despistemos con los corazones de chocolate y busquemos profundamente aquello que nos hace felices, sólo saliendo de nosotros mismos seremos capaces de encontrar el verdadero amor. Lo tenemos al alcance de la mano, todos los días y en cualquier parte. Qué grande y sabia es la canción.
Love is in the air, in the rising of the sun
Love is in the air, when the day is nearly done
Love is in the air, in the whisper of the tree
Love is in the air, in the thunder of the sea
Love is in the air, everywhere I look around
Love is in the air, every sight and every sound