¿Cómo encontrar razones para la esperanza?

Nos podemos encontrar, a veces, con situaciones personales, sociales, políticas, históricas… que nos producen desasosiego, incertidumbre… y cuesta manejar con paz y esperanza nuestro presente y nuestro futuro. La primera página de cualquier diario nos ofrece una visión del mundo, de España, llena de sucesos trágicos (naturales o provocados por el hombre), dialécticas políticas y sociales llenas de odio, de rencor, teniendo que rebuscar en ese periódico para encontrar alguna buena noticia. ¿Cómo encontrar razones para la esperanza?: humildemente me atrevo a decir que hay que estar atentos, mirar hacia arriba (ese rebuscar que mencionaba), coger altura y fijar los ojos en tantos ejemplos que no se conforman con lo que ocurre, con lo que les toca. Los Picos de Europa nos ofrecen uno, se llamaba Pelayo, lo admiré este verano pasado al levantar la vista junto a la Basílica de Covadonga.

No fue un hombre de larga estirpe militar, el Imperio Romano ya quedaba lejano y había que organizarse en tribus, pero los musulmanes ocupaban la piel de toro y exigían tributos además, y esto parece que ya hizo saltar a Pelayo. Buscó aliados para su causa. Solo tenía a 300 a su lado frente a 10.000 musulmanes, pero supo utilizar mejor que ellos la estrategia, los atrajo a montes escarpados, al monte Auseva, donde la superioridad la da el terreno, y la bravura del carácter. Desde la Cova Dominica se lanzó el ataque, y los árabes huyeron.

¿Y si miro a mi alrededor, buscando otros ojos como los míos, confundidos y anhelantes, y alejo la queja para blandir una sonrisa que nos convoque, que nos lleve a unir nuestras fuerzas ante los retos que parecen superarnos?

Veo a Pelayo, con la cruz detrás y apuntando al cielo. ¿Y si rebuscamos allí, y encontramos la buena noticia que nos devuelva la esperanza? Gracias, Pelayo.

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