Alfonso Sánchez: "Hay más de 50 puntos de coincidencia entre Síndone y Suadario".

Reconstrucción de los hechos

Alguien se encaramó al lugar de la crucifixión, dobló el Sudario por el eje de simetría y por detrás se lo cosió a los mechones de pelo. Luego, dio la vuelta al rostro y estuvo así hasta que se completó la extensión del paño hacia el resto de la cara una vez descolgado de la cruz, haciendo un nudo final en la esquina para asegurarlo. Las manchas no se desplazaron porque se cosió con esmero y el traslado a la sepultura fue con el sudario puesto. En el sepulcro se descosió, se cubrió el cadáver con aloe y mirra y se continuó la sepultura con la Síndone de Turín. Sábana y Sudario no se pusieron de forma simultánea.

Cubrió la cabeza, la cara, el cuello y la parte superior de los hombros de un hombre de mediana edad, en el entorno de Jerusalén, con lesiones compatibles con el orificio de salida de la lanzada, la crucifixión y la coronación de espinas. Hay un eje a partir del cual se da un patrón de manchas simétricas, por lo que hay información de cada una de ellas y por ambas caras. Por ejemplo, hay unas manchas pequeñas que revelan sangre vital, no cadavérica, con partículas compatibles con saliva y mucosidad respiratoria. Indican que al toser expulsó sangre de las vías respiratorias y alguien que se había manchado las manos intentó remeter el paño entre la mandíbula y el espacio torácico superior dejando marca de sus dedos. Se trata de sangre humana del grupo AB, diluida con otros fluidos orgánicos, de edema pulmonar y derrame pericárdico y pleural.

 

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La marca de la flagelación confirma el duro material empleado que produjo lesiones en órganos internos. La posición del condenado era vertical con los brazos en alto y no inclinada como se piensa. Fue más bien al ser descolgado cuando estuvo tumbado, lo que explica que la sangre corriera de forma caótica. La coronación de espinas fue en forma de casco con un material de cordura y no se colocó en forma de diadema como a veces se representa.

En el microscopio lo primero que vio no fue sangre, sino un coágulo de fibrina, que le llevó a descubrir que había un orificio de salida de la lanzada. Dos manchas concéntricas de sangre con efusión de otro líquido indican este orificio de salida de la lanzada en el costado con los ángulos de lesión correspondientes. En el Congreso de Paleopatología de 2017 en Alicante ningún científico se opuso a este punto. También hay una huella de la flagelación próxima a la zona de la lanzada.

La identificación de un grano de una planta aromática muy usada para amortajar cadáveres de reyes en el siglo I confirma la hipótesis de que no solo fue amortajado con aloe y mirra, sino que también se usaron otras sustancias aromáticas. El grano de polen que se ve incrustado en la sangre se sabe que llegó en el “minuto cero”. El estudio genético es del año 2002 y se espera seguir avanzando. La investigación genética tenía fragmentos de ADN muy pequeños, pero se halló un segmento mitocondrial humano interesante de Oriente Medio.

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Centro Español de Sindonología