Susana Miró, profesora de Humanidades de la Universidad Francisco de Vitoria, introduce el Aula Newman explicando cómo están conectadas las cinco preguntas fundamentales: el amor, la libertad, el sufrimiento, la muerte y la cuestión de Dios.
A continuación, vamos a acercarnos a la cuestión de la libertad, una facultad humana que ha hecho cuestionarse a los seres humanos de todos los tiempos su naturaleza, sus límites y su importancia y relación con la felicidad. Lo haremos desde la filosofía y también a través de la música, para observar cómo se pone en juego en la vida propia y de qué manera afecta a las vidas de quienes nos rodean. Por último, verás otras referencias interesantes dentro del mundo del cine o la publicidad.
Si hay algo difícil de definir es la libertad porque lo humano es siempre muy complejo. El profesor de la UFV, Marcelo López Cambronero, expone en este video de presentación que la vida humana exige algo más que vivir: «La satisfacción del deseo es más fuerte cuanto más nos importe la elección de aquel objetivo que llene de sentido. Sin embargo, no todos los sentidos tienen la misma importancia. Ser libre es ser uno mismo, conociendo quiénes somos y quiénes seremos en el futuro. Es la capacidad de elegir los fines de la vida».
Puedes consultar más abajo otras referencias filosóficas descargando los textos en PDF.
La libertad es un tema fundamental que han tratado todas las religiones, las corrientes filosóficas y la cultura en general. El profesor de Humanidades de la UFV, José Luis Parada, hace una interesante introducción y aporta algunos ejemplos de sus canciones favoritas.
Somos la edad del porvenir, nos van dictando cómo nacer, cómo vivir. Nos dictan normas que sin querer hay que cumplir, nos dictan todo porque hay que saber elegir, nos dictan flores y no nos dan con qué crecer, nos dictan frases sin enseñarnos a aprender.
Y ahora, el final está cerca, así que tengo que enfrentar la última cortina, chica. Amigos digo claro y exponer su caso de la que estoy incierto. He vivido una vida llena de viajes en todas y cada una de las carreteras. Y más, mucho más que esto, lo hice a mi manera.
Porque ¿qué es un hombre sino lo que ha conseguido? Y si no es a sí mismo, entonces no tiene nada. Decir las cosas que realmente siente y no las palabras de alguien que se arrodilla. Mi historia muestra que asumí los golpes y lo hice a mi manera.
Creo que todos buscamos lo mismo. No sabemos muy bien qué es, ni dónde está. Oímos hablar de la hermana más hermosa que se busca y no se puede encontrar.
Papá, cuéntame otra vez ese cuento tan bonito de gendarmes y fascistas, y estudiantes con flequillo…
No hay nadie como mi mamá, no hay lugar como mi casa desde que nací, cuando era joven, el sabor es tan fuerte, lo he perdido tanto tiempo. Estas personas son mis héroes, desde el cielo lejano me iluminan con nubes voladoras, esto me pone drogado como un humo fresco y contundente. Estoy brillando como la luna, me siento como una flor en el sol oscuro, recuerdo cuando era joven, el sabor es tan fuerte, lo he perdido tanto tiempo.
Como un tsunami siento el aire entre mis dedos, el cielo avisa de que algo pasará, la mente en blanco presenta todos mis sueños, esos que por fin puedo alcanzar. Se pone el sol, dejando un paisaje inmenso con el color de la esperanza y del amor, como una estrella deja huella mientras muere, eso es lo que tengo que aprender. En mi mano voy a ver que algo hoy puede suceder y la euforia dejará un secreto al que gritar, un secreto al que cantar.
Soy un objeto en movimiento, he perdido toda emoción, mis dos piernas están rotas, pero mírame bailando, un objeto en movimiento, no preguntes a dónde voy porque a dónde voy es justo donde estoy, a dónde voy es justo donde estoy.
Lo tenía todo justo en frente y yo cerraba los ojos y me encerraba en mi mente, pero ya he visto los dibujos en la tele con el peque, medio dormido ha sonreído al verme, tal vez la vida es eso, estar ahí, pero estar en serio es como dejar de estar en medio y decir: «mamá, qué bueno te ha quedado el plato», volver a casa andando, teniendo carro, por estar contigo un rato.
Ya no soy pequeña, tampoco soy mayor, quiero ser lo que se espera de mí y seguir siendo yo a la vez. Dicen las revistas que ahora se lleva el marrón y en mi armario nunca hay prendas así. Me da igual, ya no pienso fingir.
¿Cuándo dejaré de ser sabia más allá de mis años y simplemente empezaré a ser sabia?
¿Cuándo dejaré de ser una cosita joven y bonita para los chicos?
¿Cuándo dejaré de ser buenísima para mi edad y simplemente comenzaré a ser buena?
¿Cuándo dejará de ser genial para ser silenciosamente incomprendida?
Solía morderme la lengua y aguantar la respiración, tenía miedo a voltear el bote y hacer un lío así que me sentaba en silencio, me ponía de acuerdo educadamente. Supongo que me olvidé que tenía una elección, permití que me empujaras más allá de la raya, no estaba segura de nada, así que me dejé llevar por todo.
¿Qué demonios es lo que me pasa? No encajas con nadie. ¿Cómo me pasó esto a mí? Bien despierto, estoy aburrido y no puedo dormir y cada noche es la peor noche de mi vida, soy solo un niño.
Entonces, ¿podemos seguir adelante, seguir adelante? Porque extraño los momentos en que las mañanas amanecían sobre mí y podía ver. Entonces, ¿a dónde vamos ahora? Hemos visto todo lo que teníamos que ver. Lo descubrimos, mi amor. Entonces, ¿a dónde vamos? Entonces, ¿a dónde vamos ahora?
Libre como el sol cuando amanece yo soy libre como el mar, libre como el ave que escapó de su prisión y puede, al fin, volar, libre como el viento que recoge mi lamento y mi pesar, camino sin cesar detrás de la verdad y sabré lo que es al fin, la libertad.
Necesito respirar, descubrir el aire fresco y decir cada mañana que soy libre como el viento.
Pronto tendré sesenta, mi padre tiene sesenta y uno, recuerda la vida y así tu vida se convertirá en una mejor, hice a el hombre muy feliz cuando escribí una carta una vez, espero que mis niños vengan a visitarme, una o dos veces por mes.
No puedo hacer lo que diez personas me dicen que haga, así que supongo que seguiré siendo el mismo.
¿A dónde va lo común, lo de todos los días? ¿El descalzarse en la puerta, la mano amiga? ¿A dónde va la sorpresa casi cotidiana del atardecer? ¿A dónde va el mantel de la mesa, el café de ayer? ¿A dónde van los pequeños terribles encantos que tiene el hogar? ¿Acaso nunca vuelven a ser algo? ¿Acaso se van? ¿Y a dónde van? ¿A dónde van? ¿Y a dónde van? ¿A dónde van?
A veces me pregunto si debería ser medicado, si me sentiría mejor simplemente sedado, la sensación llega tan rápido y no puedo controlarla, estoy ardiendo, pero trato de no mostrarlo, mientras me levanta, me baja, me levanta, me baja, me levanta, me baja cien veces al día, me levanta, me baja, me mastica, me escupe, me levanta y me baja.
Suena de fondo el vinilo de Cala Vento. Su nueva mierda me ha llegado. Estoy muy dentro y me veo a mí mismo cuando era solo un niño flotando con Nirvana, absolutamente libre. Me envuelve el humo de la hierba que trajo Julia. Tú estás leyendo en la ventana a Raymond Carver. Te miro y pienso en la belleza de la escena. Creo que ahora mismo voy ganando la lucha interna.
Que la vulnerabilidad me haga más libre, más justa, que se abra como una pausa. Volver a aprender, a escuchar, que mi voz vuelva a mutar después de tanta cosecha y convertida en veloz flecha atraviese la pared y vuelva a mirar con sed qué principio abrió esta brecha.
Apocalipsis indígena, bosque diezmado, el Invierno de nuestro descontento está sobre nosotros. Apóstoles desolados, abandonados con Strongbow en la encrucijada. No somos más que una boca devoradora, esófago, colosal. No pararemos hasta que hayamos convertido el planeta en pellets. Antes de la misión interestelar para infligir más terror. Me está matando, me está matando, me está llenando, estoy vomitando, sigue en mí.
Estoy en plena forma, pero ya estoy cansado. Tumbado aquí contigo me quedaría un par de años. Mi respuesta a todo es «joder, no sé». Me importan pocas cosas, ya no sé qué hacer.
Me gustaría ser el perro de un perro, que fuera él quien me sacara a pasear, que me comprara pienso caro, sin complejos, y en un cazo, me sirviera agua mineral. Porque si yo fuera una perra, todos estos miedos se disiparían, y viviría en armonía y libertad. Creo que toda mi existencia sería mucho más amable y liberal.
Imagina que no existe el paraíso. Es fácil si lo intentas. Ningún infierno bajo nosotros, por encima de nosotros solo el cielo. Imagina toda la gente viviendo el hoy. Imagina que no hay países, no es difícil. Nada por que matar o morir y ninguna religión tampoco. Imagina toda la gente viviendo la vida en paz. Puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único. Espero que algún día te unas a nosotros y el mundo será como uno.
Voy a hacer un cambio, por una vez en mi vida me sentiré muy bien, haré una diferencia, lo haré correctamente… Estoy empezando con el hombre en el espejo, le estoy pidiendo que cambie sus actitudes y ningún mensaje podría ser más claro. Si quieres hacer del mundo un lugar mejor mírate a ti mismo, y después haz un cambio.
Quiero verme libre, quiero verme libre, quiero verme libre de tus mentiras. Estás tan autosatisfecho, no te necesito. Tengo que liberarme. Dios sabe, Dios sabe que quiero ser libre.
La libertad también ha sido un reclamo publicitario muy extendido para orientar las emociones hacia el consumo de productos, como se puede ver en el spot de la marca de coches Audi.
Octubre (1927). Con motivo del décimo aniversario de la Revolución de Octubre, Sergei Eisenstein plasmó en esta película la Revolución de 1917, hombres y mujeres que estuvieron dispuestos a dar la vida por el ideal de la libertad. ¿Por qué les valió tanto la pena? ¿Se puede ser libre cuando la libertad de movimiento ha sido limitada?
12 hombres sin piedad (1957), dirigida por Sidney Lumet, encierra una de las deliberaciones de un juicio más famosas de la historia del cine. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. Una duda razonable se convierte en la chispa que azuza la libertad de todos esos hombres que buscan en su interior la manera de ser apacibles.
Network. Un mundo implacable (1976), dirigida por Sidney Lumet, tiene que ver con el poder de la televisión y la esclavitud de los datos de audiencia. ¿Cómo ser libres cuando se utiliza la libertad para fabricar cadenas? Un amor que realiza se halla lejos de ser un negocio o un mero objeto de deseo.
Blade Runner (1982) es una gran producción de Ridley Scott sobre los avances de los robots. ¿Se puede replicar la libertad fruto del trabajo de la ingeniería genética?
Cadena Perpetua (1994), dirigida por Frank Darabont, da un paso más cuando distingue la dignidad del ser humano de la moralidad de sus acciones: la libertad de ser quien es más allá de lo que ha hecho.
El show de Truman (1998), dirigida por Peter Weir, presenta la vida de Truman al que encarna el actor Jim Carrey. Grabado para convertirse en un reality, el guion interpela sobre dónde coloca su cámara el hombre de hoy y el precio que conlleva observar vidas ajenas cuando no existe un referente claro. Con la frase final de Truman al creador de su personaje, «nunca has tenido una cámara en mi cerebro», quiere expresar que hay una cosa que no le pueden quitar: la libertad de ser.
Los Miserables (1998), dirigida por Bille August y basada en la novela de Víctor Hugo, narra la historia de Jean Valjean, un hombre condenado a 20 años de trabajos forzados en prisión por robar pan. El perdón de un obispo le cambia la vida y descubre un nuevo sentido de la libertad como consecuencia de ser amado. El personaje que interpreta Liam Neeson es interpelado por este acontecimiento que pide una respuesta. Descarga aquí un fragmento de la novela de Los Miserables.
La saga Matrix (1999), escrita y dirigida por las hermanas Wachowski, permite reflexionar acerca de cómo influyen las decisiones del ser humano a la hora de asumir una trayectoria vital u otra totalmente distinta. ¿A cuántos «Neos» hemos conocido en la vida?
El viaje de Chihiro (2001), dirigida por Hayao Miyazaki, es una película de animación japonesa que narra la fantasía de una niña de 10 años. Las diferentes experiencias vitales positivas y negativas, como las dos caras de una moneda, nos hacen crecer en madurez y educan nuestras carencias y deseos.
El hundimiento (2004), dirigida por Oliver Hirschbiegel, tiene una escena sobre la relación entre Hitler y su secretaria en los últimos días en la que ella, caminando por Berlín, se topa con una placa dedicada a una joven nacida el mismo día y ejecutada por los nazis. Son dos maneras de vivir: resistir al mal tomando decisiones o comportarse como autómatas, cegados por la obediencia y sin hacer un juicio que nos invite a ser verdaderamente libres. Cuando a J. Ratzinger le preguntaron si hicieron bien los oficiales de las SS actuando en conciencia contestó que teniendo la conciencia tan deteriorada la responsabilidad hay que retrotraerla, hay un mal peor que tiene que ver con el hecho de estar tranquilo con el propio mal.
Buenas noches y buena suerte (2005), dirigida por George Clooney, es un alegato a la libertad de expresión en el periodismo estadounidense. La película es una búsqueda constante de la verdad de los hechos que termina haciendo libres a los hombres.
Hacia rutas salvajes (2007), dirigida por Sean Penn, es el sueño de todo joven, dejarlo todo y marcharse a un mundo salvaje para entrar en contacto con la naturaleza y encontrar sentido a la vida. ¿Depende de huir de la sociedad? ¿Tienen algo que ver los hábitos, las experiencias pasadas, la dejadez, el activismo, la imagen, las repugnancias, los prejuicios, la angustia del futuro?
La ola (2008), dirigida por Dennis Gansel, tiene que ver con el contagio ideológico de la masa, fruto de un experimento de clase sobre política. El profesor de La ola, a pesar de su autoridad, se da cuenta de lo que realmente implica la libertad cuando pierde el control sobre sus alumnos y su propia vida.
El curioso caso de Benjamin Button (2008), dirigida por David Fincher, no deja de asombrar por su paradoja vital, la de nacer viejo y morir joven. La elección del camino que reporta un mayor bien se presenta como aspiración legítima en la vida del personaje que cobra vida con Brad Pitt.
Hasta el último hombre (2016), dirigida por Mel Gibson, relata la historia, basada en hechos reales, de Desmond T. Doss, un soldado que durante la Segunda Guerra Mundial se negó bajo acto de conciencia a portar armas. Su ejercicio de la libertad puso un precio a la rentabilidad entre países.
Vida oculta (2019), dirigida por Terrence Malick, está inspirada en la vida del Franz Jägerstätter que murió por negarse a colaborar con los nazis. Pincha aquí para acceder al video de la presentación del libro «Resistir al mal. Cartas y escritos de la prisión», inspirado en esta película.
Parásitos (2019), dirigida por Bong Joon-ho, es una película que se sirve de las diferencias sociales para presentar una cuestión clave, la verdad como valor absoluto que puede hacernos libres. ¿Es la libertad un privilegio social? ¿Se puede comprar o alcanzar a través de medios finitos o lo que nos esclaviza proviene de algo mucho más profundo, invisible y poderoso? ¿Puede la obsesión insana por alcanzar la libertad hacernos sus esclavos?
Libres (2023) es una producción de Variopinto y Bosco Films, dirigida por Santos Blanco, que se vale de la belleza de la naturaleza que rodea a tantos monasterios y conventos de España para profundizar en el sentido de las vidas contemplativas y de clausura de quienes lo dejan todo por Dios. ¿Por qué están recluidos ahí? ¿Qué les mueve a entregar sus vidas? ¿Cómo entienden su vocación? ¿Dónde encuentran la paz? Los testimonios de la película convergen en lo fundamental: qué les hace ser auténticamente libres.
Las dos caras de la justicia (2023) es una película francesa dirigida por Jeanne Herry que plantea los encuentros entre víctimas y victimarios como una oportunidad para la paz. El gran debate en torno a la justicia restaurativa llega así a la gran pantalla y hará surgir en última instancia la pregunta de si es posible el perdón.
Sonido de libertad (2023) está dirigida por Alejandro Monteverde y cuenta en el reparto con actores como Eduardo Verástegui y Jim Caviezel. Es la máxima expresión de la libertad humana al servicio de las periferias para acabar con el drama de la trata de personas. Pero también la vida real nos interpela a descubrir nuestra misión.
Carlos Clemente es director de Justicia Educativa en Fundación Altius.
Isidro Catela es profesor de Humanidades en la Universidad Francisco de Vitoria.
Marcelo López es filósofo, escritor y profesor de Humanidades en la Universidad Francisco de Vitoria.
Susana Sendra es profesora de Antropología y Literatura en la Universidad Francisco de Vitoria.
Belén Mainer es la directora del Grado en Videojuegos de la Universidad Francisco de Vitoria.
Álvaro Abellán es profesor de Humanidades en la Universidad Francisco de Vitoria.
La vida es injusta, y quien vive en Disneylandia y cree lo contrario tiene muchas más papeletas para ser infeliz que quien menos espera de la vida. Otro irredento pesimista, Arthur Schopenhauer, tenía, a propósito de la tan traída y llevada búsqueda de la felicidad una curiosa teoría: “Existe un error innato en la creencia de que hemos nacido para ser felices”, escribió él. “A quien persevere en idea tan absurda, el mundo le parecerá siempre injusto y lleno de contradicciones. Mucho puede ganarse en cambio, si a los jóvenes se les ayuda a erradicar la idea de que el mundo tiene todo para ofrecerles.”
Vivimos en un mundo en el que, para animarnos, se nos dice siempre que la vida es maravillosa, extraordinaria, sublime.
Carmen Posadas. Pesimistas 2.0. Periódico ABC 18-12-2017
El problema es que los deseos son como los espejismos, se desvanecen en cuanto uno los alcanza. Y es ahí precisamente donde esta cualidad humana tan útil y tan importante para la felicidad de las personas ha mutado, o peor aún, ha perdido toda su eficacia y encanto. Hoy en día nos hemos convertido en yonquis de los deseos.
Ya no se desea una cosa, sino que los deseos son infinitos. (…) Otro tanto ocurre con la felicidad. Ahora resulta que todo el mundo tiene la obligación, el mandato perentorio de ser feliz. Sin embargo, lo que no nos cuentan esos tontos libros de autoayuda que tanto repiten que uno puede lograr todo lo que se proponga, es que la felicidad también es un espejismo, siempre está un poco más allá.
Carmen Posadas. Deseo. XL Semanal 23-03-2020
Qué hermosa eres, libertad. No hay nada
que te contraste. ¿Qué? Dadme tormento.
Más brilla y en más puro firmamento
libertad en tormento acrisolada.
¿Que no grite? ¿Mordaza hay preparada?
Venid: amordazad mi pensamiento.
Grito no es vibración de ondas al viento:
grito es conciencia de hombre sublevada.
Qué hermosa eres, libertad. Dios mismo
te vio lucir, ante el primer abismo
sobre su pecho, solitaria estrella.
Una chispita del volcán ardiente
tomó en su mano. Y te prendió en mi frente,
libre llama de Dios, libertad bella.
Dámaso Alonso. Soneto sobre la libertad humana
De niño me ponía de puntillas
y avistaba los montes
soñándome un osado trotamundos.
Ansiaba la conquista de lo lejos
y huir de aquellas normas
que frenaban —pensaba— mis ganas de aventura.
No obstante, hoy prefiero a la excursión
el riesgo de asomarme a mi silencio
luchando contra un vértigo
distinto al de la altura.
El más difícil viaje se hace quieto.
Sentado en uno mismo.
Jesús Montiel. Aunque todo se mueva
¿Les pasa que, a veces, aunque todo esté bien, y el gato esté bien, y los padres estén bien, y los hermanos estén bien, y los primos y los tíos estén bien, y los hijos estén bien, y el trabajo esté bien, y los árboles del patio estén bien, y el jardín esté bien, y las macetas estén bien, y la comida esté bien y las ganas de cocinar estén bien, y los libros estén bien, y los poemas estén bien, y el sol que entra por las ventanas esté bien, y las plantas del balcón estén bien, y los pisos estén bien, y los amigos estén bien, y los bares estén bien, y el vino esté bien, y las calles y las cosas que hay en las calles estén bien, y los vecinos estén bien, y el barrio esté bien, y el clima esté bien y el auto recién lavado esté bien, y los recuerdos estén bien, y el cuerpo esté bien, y los óvulos y el esperma y el hígado y las glándulas y los isquiones y los fémures estén bien, y las canciones estén bien, y los viajes estén bien, y las paredes estén bien, y los cuadros estén bien, y las hornallas estén bien, y las ventanas estén bien, y el agua esté bien, y el pasado que nunca termina de pasar esté bien, y los pies estén bien, y las manos estén bien, y los ojos estén bien, y las sábanas estén bien, y el pan esté bien, y el desayuno esté bien, y la cena esté bien, y el amor y el dolor estén bien, y el perro esté bien, y todo esté bien, no les pasa que a veces descubren que tienen el corazón como un pedazo de carne atravesado por un anzuelo, la garganta llena de piedras, la vida pegajosa como lana húmeda, y se encuentran sin nada que querer, ni que decir, ni que esperar. sin nada? A mí me pasó. El otro día. Era jueves. Eran las cinco de la tarde.
Leila Guerriero. ¿Les pasa? El País
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron
los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar:
por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
Miguel de Cervantes, fragmento de «El Quijote»
La libertad, ¿es acaso este respirar
y en este detenerse?
¿Es acaso este fluir de las palabras,
este no callar,
esta búsqueda de palabras?
La libertad, ¿es acaso esta mirada
que se lanza al espacio
y se queda inmóvil, inmutable,
sin traspasar los límites?
La libertad, ¿es acaso este estremecer
del cuerpo ante el mundo,
este batir de alas contra el viento,
este caminar a contracorriente?
La libertad, ¿es acaso esta lucha
contra aquellos que nos oprimen,
contra aquellos que nos atan
y nos impiden volar?
Por eso, por esa enloquecedora falta de fiabilidad de los deseos, por su infinita capacidad para herirnos de una manera u otra, es por lo que algunas religiones y filosofías orientales preconizan su rechazo. No desear y así no sufrir.
Pero los occidentales pensamos que el deseo es el motor de la vida, y que la paz que puedes alcanzar al prescindir de él se parece demasiado a la tranquilidad de un cementerio. Tal vez el quid de la cuestión consista en desear dentro de nuestro horizonte. Desear lo que podemos razonablemente obtener, lo que podemos abarcar. Disfrutar del hoy y del aquí, de los pequeños gozos, como la piscina a los 13 años. O sea, conseguir esa especie de tautología emocional que consiste en aprender a desear lo que uno tiene.
Rosa Montero. Querido y odiado cuerpo. El País, 4-08-2013
Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor
la pierden y te culpan a ti.
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero también aceptas que tengan dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no incurres en el odio.
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.
Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso,
y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.
Si puedes apilar todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola jugada;
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados,
y así resistir cuando ya no te queda nada
salvo la Voluntad, que les dice: “¡Resistid!”.
Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
O caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto,
con sesenta segundos de diligente labor
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!
Rudyard Kipling. Poema «If»
No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedan imponer a la libertad de mi mente.
Virginia Woolf. Fragmento de «Una habitación propia»