No estamos solos
La crueldad de la epidemia no reside en el número desproporcionado de muertos, ni en la angustiosa agudeza de los dolores. Reside en la soledad.
La crueldad de la epidemia no reside en el número desproporcionado de muertos, ni en la angustiosa agudeza de los dolores. Reside en la soledad.
Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para asegurar la mejor experiencia al usuario. Si no cambias esta configuración, entendemos que aceptas el uso de las mismas. Puedes cambiar la configuración de tu navegador u obtener más información aquí.