
Santiago Huvelle
El Cardenal Merry del Val escribió unas letanías que siempre me dejan knock-out, me entran como un puñetazo, algo parecido a meter una bomba nuclear en la cabeza de alguien; encontramos peticiones –dirigidas Al manso y humilde de corazón – del tipo: del deseo de quedar bien, ser estimado, o consultado… ¡líbrame Jesús!, o también ésta otra: del temor de ser calumniado, criticado, ridiculizado… ¡líbrame Jesús!
¿Puede alguien en su sano juicio pedir esto? Y no he enseñado todavía la carta bajo la manga: del deseo de ser amado, ¡líbrame Señor! Llamad a un psiquiatra, ¡Erich Fromm, venga usted que lo necesitamos! ¿Del deseo de ser amado? ¿No es ése un deseo elogiable, de esos que hacen la vida vivible?