
Marta Morcillo Martínez, estudiante de Medicina en la Universidad de Valencia
La luz baja del flexo calienta los posos de café de mi taza favorita. El gato durmiendo a los pies de mi cama. Las persianas están bajadas para que no refleje la luz en la pantalla y la ventana, cerrada. Hay apuntes de varias asignaturas esparcidos por toda la mesa entremezclados con libros a medio leer. Los bolis no tienen casi tinta. El rotulador fino que uso para hacer los títulos ha perdido a su compañera la tapa. Los ventiladores del ordenador están encendidos, llenando la atmósfera con su ruido envolvente. La silla del escritorio, caliente y mi parte posterior de las piernas, planas. Mi cabeza apoyada contra la mesa llenando de babas ese resumen que tanto me había costado hacer y que mañana tendré que repetir (¡genial!).
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