Reconstrucción de la imagen. Al recibir los planos transversales ya trazados consiguió la exactitud de las estructuras con verificaciones anatómicas y geométricas, por proximidad y distancia con otras manchas, corrigiendo la escala y teniendo en cuenta las desviaciones e inclinaciones.
Pasó del plano a las tres dimensiones proyectando fotos de la imagen del rostro sobre arcilla hasta curvarla. (En la Síndone hay un rostro que no llega por contacto y se pueden medir sus proporciones con exactitud y sin capricho estético). Los puntos craneométricos que testó con sus alumnos fueron determinantes para concluir el perímetro craneal y las distancias entre las manchas. La mancha que llaman “ala de mariposa” se concreta en un número determinado de puntos cefalométricos y en la Síndone es más fácil porque no está distorsionada.
La superposición de Síndone y Sudario reveló bordes semejantes, manchas en la misma forma de trapecio, inflamación del pómulo, bigote manchado y mentón similar. Además, hay un agujero en el Sudario que se corresponde con una gran mancha de la Sábana. La Síndone, que es un negativo tridimensional, es coherente con el Sudario: el flujo de sangre de la nariz, los puntos maculantes de las manchas fuertes, y el racimo de pelo que se va desplazando hacia el lado del arrastre de donde tiraron.
Cuando dibujó sobre el Sudario un rostro en función de los estudios previos y las comparaciones, al superponer la Síndone corregida se vio la compatibilidad morfológica: los dos lienzos tienen los mismos golpes y coronación de espinas.
Hay tantos puntos de evidencia con valor probativo que un juez diría: «¡Señores, estas telas fueron utilizadas para el mismo crimen!»