A mí me encantan las palabras, creo que tienen un poder excepcional. Y dos de mis palabras favoritas son “obrigado” y “catalizador”. Obrigado es, como muchos sabréis, “gracias” en portugués, pero en la traducción hemos perdido un poco en el castellano, ya que «obrigado” mantiene más cerquita su origen que es estar más-ligado a alguien después de algo, de un favor, un gesto, un regalo… La gratuidad nos vincula, nos une más a otros.
La respuesta que casi escopetamos ante un “gracias” es un “de nada”, que no es del todo justo porque no es preciso, aunque tenga una buena intención. Queremos hacerle saber a la persona que nos da las gracias que no nos es pesado ni gravoso. El “de nada”, viene de un “no ha sino nada que no quisiera hacer…” Pero como me dijo una vez una buena amiga, “no de nada, ¡ha sido un gusto!”.
A mí me encantan las palabras, creo que hay que honrar la gratuidad celebrando y no minimizando. Al “gracias”, responder “¡el gusto es mío, es mutuo!”, “que eso y más y muchas veces…” que nada damos que no hayamos recibido antes. No, no de nada, sino de todo, de todo lo que me ha sido nada, de todo lo que el otro se merece, de todo lo que se facilita cuando damos y recibimos con gratuidad.
Porque la gratuidad, es un catalizador de tanto bueno. Gracias.
