Susana Miró, profesora de Humanidades de la Universidad Francisco de Vitoria, introduce el Aula Newman explicando cómo están conectadas las cinco preguntas fundamentales: el amor, la libertad, el sufrimiento, la muerte y la cuestión de Dios.
A continuación, encontrarás una selección de referencias sobre la pregunta por el sufrimiento dentro de estas tres expresiones culturales: la filosofía, con varios textos destacados, la música, con el enlace a las canciones de Youtube; y el cine, con algunos clips de películas. También encontrarás una selección los Cafés Newman de los últimos años que buscan plantear la pregunta en el ámbito universitario, confrontándola con la experiencia de los alumnos.
Este trabajo de la Universidad Católica de Cuyo, en Argentina, aporta perspectivas significativas sobre el tratamiento del dolor en la vida del ser humano, desde un enfoque no solo físico, sino también psicofísico. Así es como plantea el gran interrogante sobre si puede haber algo más allá del sufrimiento.
Per aspera ad astra es un dicho latino que significa «por el sendero áspero, a las estrellas». Hay otras formas de expresarlo que vienen a decir lo mismo: «por las rudezas del camino, hacia las estrellas» o «hacia las estrellas a través de las dificultades». Juan Pablo II en esta meditación recuerda la misma idea de fondo: «A través del esfuerzo, el triunfo».
A mi alrededor hay caras familiares, lugares desgastados, caras desgastadas, brillante y temprano para las carreras diarias, ir a ninguna parte, ir a ninguna parte, sus lágrimas están llenando sus gafas sin expresión.
Cuando el día es largo y la noche la noche es tuya, cuando creas que has tenido suficiente en esta vida, bueno, aguanta. No te dejes ir porque todo el mundo llora y todo el mundo sufre. A veces, a veces todo está mal, ahora es tiempo de cantar.
¡Dolor! Me hiciste, me hiciste un creyente, creyente. ¡Dolor! Me rompes, me reconstruyes, creyente, creyente. ¡Dolor! Oh, dejo que las balas vuelen, oh, déjalas llover. Mi vida, mi amor, mi motivación, ellos vienen del ¡dolor! Me hiciste, me hiciste un creyente, creyente.
Voy a ver si me encuentro dentro de mi piel y comprendo por qué nada puedo entender. Me resulta tan raro todo lo normal. Me tropiezo, me caigo y vuelvo a tropezar. Creí que me había equivocado. Luego pensé que estoy bien aquí en mi nube azul. Todo es como yo lo he inventado y la realidad trozos de cristal que al final hay que pasar descalzo.
Estoy cansado de ser lo que quieres que sea, sintiéndome desesperanzado, perdido bajo la superficie, yo no sé qué esperas de mí poniéndome bajo la presión de caminar en tus zapatos. (Atrapado en la desgana, sólo atrapado en la desgana).
Hoy la vi. La nostalgia y la tristeza suelen coincidir. Se rompieron mis esquemas, después comprendí que si ahora estoy así, es porque hoy la vi. Y aunque no lo siento, luego no pude dormir y las puertas del recuerdo cedieron, al fin. Y aquel miedo que sentía hoy vuelvo a sentir.
Y está en mi corazón, cuando estamos separados. Y se detiene y comienza, y está en mi corazón. Todos los días siempre está en mi camino, cuando estoy haciendo heno, todo lo que tengo que decir. Melancolía, melancolía, melancolía.
Simplemente dejaré que salga todo fuera y vaciarme. Prueba de estilo, autoterapia, vómito tranquilo interminable. Mente vacía, manos abiertas. Solo un balanceo, un dulce baile. Caderas ajenas de ojos cerrados. Morbo aséptico, carne con carne. Esta mañana no tengo suficientes fuerzas para poder mostrarte. Las densidades de mis infiernos ni mi cielo abierto a media tarde. Hoy me declaro a su señoría de todos mis delitos el culpable.
No sé si sabremos qué hacer, no sé si sabremos crecer, no sé si alguien sentirá compasión por nuestra forma de ser. Hay mucho trabajo que hacer, hay mucho dolor que entender. No sé si alguien percibirá lo que otros nunca han podido ver. Porque estamos actuando fingiendo que nada es para tanto, riéndonos de traumas que estamos superando, buscando en el horóscopo el informe semanal. Esta es nuestra inteligencia emocional.
Alma mía, sola, siempre sola, sin que nadie comprenda tu sufrimiento, tu horrible padecer, fingiendo una existencia siempre llena de dicha y de placer. Si yo encontrara un alma como la mía cuantas cosas secretas le contaría, un alma que al mirarme, sin decir nada, me lo dijese todo con la mirada. Un alma que embriagase con suave aliento, que al besarme sintiera lo que yo siento y a veces me pregunto qué pasaría.
Estoy triste y me río, el concierto está lleno, pero yo estoy vacío. En la industria de la música todo es mentira, mi hijo tiene que comer así que sigo de gira (…). Mi alegría sigue rota, se apagaron las luces en el parque de pelota, ya no queda casi nadie aquí. A veces ya no quiero estar aquí. Me siento solo aquí, en el medio de la fiesta. Quiero estar en donde nadie me molesta.
Tú me dejaste de querer cuando te necesitaba, cuando más falta hacía tú me diste la espalda. Tú me dejaste de querer cuando menos lo esperaba, cuando más te quería se te fueron las ganas.
Pero tú no quieres estar drogado como yo, nunca realmente saber por qué como yo tú no quieres bajarte de esa montaña rusa y estar completamente solo. Tú no quieres subirte en un autobús como este, nunca sabiendo en quién confiar de este modo, no quieres estar atrapado en ese escenario cantando. Todo lo que conozco son canciones tristes, canciones tristes.
Cuando los días son fríos y las cartas ya han sido puestas sobre la mesa y los santos que vemos están todos hechos de oro. Cuando todos tus sueños fallan y por los que nos entusiasmamos son los peores de todos y la sangre se pudre, quiero ocultar la verdad, quiero protegerte, pero con la bestia en el interior no hay donde podamos escondernos.
Un shot pa’ la pena profunda y seguimo’ gastando la funda. Otro shot pa’ la mente pa’ que el recuerdo no la atormente.
¿Por qué me siento tan triste? ¿Cómo puedo ajustarme a la forma en que van las cosas? Me está matando lentamente. Oh, solo lo quiero para ser como solía ser porque desearía quedarme, pero con el tiempo las cosas deben cambiar, así que no debería ser tan malo.
Y no sé cuánto, no sé cuánto voy a soportarlo. Y no sé dónde, no sé dónde voy a dar sin ti. Y no sé cómo, no sé cómo lograré olvidarte. No sabes cuánto me duele este adiós… ¿Cómo salir a la luz del día? Cuando no tengo tu compañía. ¿Cómo seguir mi propio camino? Si este dolor me hace sentir vivo.
Vives el sueño, pero aún eres un soñador. Tu vaso está lleno, pero nunca estás satisfecho. Tu hierba es verde, pero su hierba es más verde. Nunca llegarás a la cima de la colina.
Camino por una carretera solitaria, la única que alguna vez he conocido, no sé a dónde va, pero para mí es mi casa. Y camino solo, camino por esta calle vacía, en el boulevard de los sueños rotos, donde la ciudad duerme. Y soy el único y camino solo…
Aunque me ves de metal, vuelo con alas de cristal. De frente al vacío, de pie y sin dejar de temblar voy a saltar. Aunque me asfixie el dolor no pierdo la fe en el amor. Somos las flores naciendo del lodo. Somos nada, somos todo.
Qué llanto más grande llevo dentro de mi escaso cuerpo, qué chorro de fuego siento dentro de mí. Qué fuerte sopla el viento esta noche suave, qué cosas tan extrañas pasan cerca de mí. ¿Qué pasa aquí donde estoy que tengo resabio de nada?
Europa está perdida, América perdida, Londres perdido, aun así, estamos clamando victoria. Todo lo que son reglas sin sentido. No hemos aprendido nada de la historia. La gente está muerta en vida, cegados bajo el brillo de las calles.
Estoy llorando, pero estoy contento. Las lágrimas me hacen más joven y el cielo se está tiñendo de negro y el negro combina con todo. La historia es la misma de siempre o demasiados sentimientos o no los suficientes. Estoy a un paso de ser feliz, pero estoy rodeao de paredes que me impiden moverme, que me impiden dormir, que me impiden moverme y no puedo ser feliz.
No me convengo. Me lo dicen los reflejos de los charcos, los cristales que se rompen cuando paso y las fotos que me hacen tus dos ojos. Cuando todo está tan negro que ya ni me puedo ver no quiero ser esa persona que no sabe que, aunque pueda, se reduce en el intento, la costumbre más contraria a la rutina que se esparce por los suelos hasta desaparecer.
Eres, eres. La confusión nunca termina, paredes que se cierran y relojes que hacen tic-tac. Voy a volver y llevarte a casa, no podría parar ahora que lo sabes, cantando.
Hoy me he levantado con el alma por los suelos sin saber qué hago aquí y sigo siendo un tipo raro al que las cosas raras le hacen feliz. No ha cambiado nada y sigo así. Fluyen los días contigo. Pongo este tema y me río de todo lo que fuimos. Seguimos siendo los mismos, aunque nos cambien de sitio, cada uno en su camino. No te cansas ya de este ambiente, los mismos bares, mismos días, misma gente, y es que ya no me hacen gracia sus chistes. Sabiendo que unos van y vienen y otros no existen ya no sé qué hacer, ya no sé qué hacer.
Dime algo nena. ¿Eres feliz en este mundo moderno? ¿O acaso necesitas más? ¿Hay algo más que estés buscando? Estoy cayendo. En todos los buenos momentos me encuentro deseando un cambio y en los malos momentos me tengo miedo. Dime algo, chico, ¿no estás cansado de intentar llenar ese vacío? ¿O acaso necesitas más? ¿No es difícil mantenerse tan intenso? … Estoy al borde del precipicio, mírame mientras me sumerjo. Nunca tocaré el suelo. Atravesemos la superficie donde no pueden hacernos daño.
Por si el tiempo me arrastra a playas desiertas hoy cierro ya el libro de las horas muertas. Hago pájaros de barro, hago pájaros de barro y los echo a volar.
Me llamaste hoy, un martes al azar. No me preguntes por qué todavía tengo tu número guardado. Hola extraño, ha pasado una eternidad. Estás actuando normal, pero nada es normal Problemas de confianza y pañuelos empapados. Mentirle a mi hermana y decirle: «No te extraño». Sin cierre, solo envejeciendo. Pero todavía me ves como el niño sobre tus hombros.
Pero ella sabía que podría estar bien, así que no dejó que eso se interpusiera en su camino. A veces todo se convierte en un poco demasiado, pero tienes que darte cuenta de que pronto la niebla se aclarará y no tienes que tener miedo porque todos somos lo mismo y sabemos que a veces todo se convierte en un poco demasiado.
Si pudiera olvidar todo aquello que fui, si pudiera borrar todo lo que yo vi, no dudaría, no dudaría en volver a reír. Si pudiera explicar las vidas que quité, si pudiera quemar las armas que usé, no dudaría, no dudaría en volver a reír.
Los Comulgantes (1963), dirigida por Ingmar Bergman, cuenta la vida de un pastor protestante que sufre una crisis espiritual. La pregunta es: ¿Quién puede salvarnos del desgarro interior que supone la angustia vital y el miedo existencial?
Mi pie izquierdo (1989), dirigida por Jim Sheridan, es la historia de superación del escritor irlandés Cristy Brown, aquejado de una parálisis cerebral. El sufrimiento acaba imprimiendo carácter y conlleva todo un aprendizaje a la hora de separar la herida de la propia identidad personal.
Tierras de penumbra (1993), dirigida por Richard Attenborough, es la demostración de que el sufrimiento nunca ha dejado de ser la piedra de toque de la verdadera vida del hombre, como exclama el propio Anthony Hopkins en su gran interpretación de la vida de C.S. Lewis.
Salvar al soldado Ryan (1998), dirigida por Steven Spielberg, presenta en esta escena a «Doc», herido de muerte por una ametralladora, mientras sus amigos intentan evitar que se desangre. Muestra muy bien qué es el sufrimiento: siempre una renuncia. Nos vemos reflejados tanto en el médico herido que no quiere morir pero muere como en sus compañeros que no saben qué hacer pero le dan la morfina que pide.
Adiós pequeña, adiós (2007), dirigida por Ben Affleck, se trata de una adaptación del autor bestseller de «Mystic River». La historia detectivesca del secuestro de una niña es una de las manifestaciones más evidentes de los límites humanos ante la contradicción de la presencia del mal en medio del mundo. Es entonces cuando la frase de Romanos 12 cobra significado al instar a vencer el mal a fuerza de bien.
Slumdog Millionaire (2008) está dirigida por Danny Boyle y Loveleen Tandan y es la historia de un joven pobre de los suburbios de Bombay que gana 20 millones de rupias en un concurso de la televisión. Para ello, se hace un repaso a la dolorosa trayectoria del protagonista, su niñez, adolescencia y llegada a la vida adulta, en una India en la que apenas sobreviven él y los suyos. Una historia marcada por el sufrimiento, pero también por una esperanza que parece no morir nunca.
Lo imposible (2012), dirigida por J.A. Bayona, es una producción audiovisual sobre el tsunami de Tailandia del año 2004 que cambió para siempre la vida de millones de personas. El sufrimiento ante las catástrofes naturales continúa invitándonos a transformar la pregunta del porqué en un para qué y lleva a considerar nuestra pequeñez ante las fuerzas de la naturaleza y lo que se escapa a nuestro control.
Nace una estrella (2018), dirigida por Bradley Cooper, contrasta el éxito con la fragilidad humana cuando hoy parece que se tiene todo y mañana no se encuentra el sentido a ese todo. El sufrimiento puede ser un abismo que grita desde la profundidad una nueva manera de mirar las mismas cosas.
Joker (2019), dirigida por Todd Phillips, plantea si es posible justificar el mal ante una vida marcada por el sufrimiento. ¿No hay una escuela de vida para el oscuro personaje de Batman? ¿No sería capaz de superarse y descubrir capacidades inimaginables?
El milagro del Padre Stu (2022), dirigida por Mel Gibson, es la historia real del boxeador que se enamoró de una chica católica y quiso ser sacerdote tras un accidente de moto que le deja en coma. El sufrimiento de toda una vida con un padre ausente y alcohólico zarandea sus cimientos hasta acabar encontrando sentido a una enfermedad neurodegenerativa.
Un paso adelante (2022), dirigida por Cédric Klapisch, es una historia de superación de una bailarina que sufre una grave lesión tras una caída. Es entonces cuando parece que no ha merecido la pena todo el esfuerzo, pero ¿puede haber algo más grande que el daño? Quizá la hermosura del arte expresado en el movimiento y la plenitud interior de quien lo contempla inclinen la balanza.
Laura Llamas es profesora de Humanidades en la Universidad Francisco de Vitoria.
Marcelo López es filósofo, escritor y profesor de Humanidades en la Universidad Francisco de Vitoria.
Pablo Delgado es fisioterapeuta y profesor de la Universidad Francisco de Vitoria. Convive con una enfermedad crónica desde su nacimiento.
Ruth de Jesús es psicóloga y profesora de psicología en la Universidad Francisco de Vitoria.
José Díaz Maroto es profesor del grado en Fisioterapia de la Universidad Francisco de Vitoria.
Cristina García de Leonardo es médico y profesora en la Facultad de Medicina de la Universidad Francisco de Vitoria.
Todos los hombres tienen un cáncer que les roe […]: su insatisfacción; el punto de choque entre su ser real, esquelético y la infinita complejidad de la vida. Y todos, antes o después, se dan cuenta.
Cesare Pavese. El oficio de vivir.
Cuando el dolor te venza y te derrumbe y des con tus huesos en una noche ciega, no pienses ante todo en escapar: indaga en el hondo misterio que supone que ese dolor exista, igual que existen el pájaro y la flor la hormiga o las estrellas. Y escarba en sus escorias enigmáticas con corazón dispuesto y manos que se entreguen a buscar la verdad sin tus besos. Escarba en tu dolor hasta llegar al fondo de la tiniebla y el espanto.
Allí verás sin duda el rostro de la muerte. Pero no desfallezcas. Si tu espíritu no se rinde y prosigue, tal vez descubras luego, bajo la tierra estéril de las devastaciones, una escondida fuente. De ella brota un agua fresca y viva que es también una luz, la más intensa luz, la luz más pura.
Eloy Sánchez Rosillo. La escondida fuente
Había sabido tocar en el corazón de su amigo las cuerdas más profundas y provocar en él la primera sensación, indefinida aún, de aquella eterna y santa tristeza que algunas almas elegidas, una vez saboreada y conocida, nunca cambian por una satisfacción barata (hay también ciertos amantes que valoran más esta tristeza que la satisfacción más radical, admitiendo que sea posible semejante satisfacción).
F. Dostoyevski. Los demonios
Herida infinita es el término que, finalmente, veo más apropiado para expresar la incisión profundísima y en forma de cruz apaisada, que nos llega hasta el centro del alma – o, mejor dicho, que genera nuestra alma -. De tal modo que vivir es, en el mejor de los casos, estar cerca de esta herida y obrar a partir de su vibración.
Josep María Esquirol. Humano, más humano
¿No te parece injusto, hipócrita lector, mi semejante, mi hermano, que en una cabeza poco más grande que la de un perro quepa tanta pena?
Juan José Millás. Injusticia. El País 5-01-2018
Hay días en los que levantarse de la cama suelo terminar siendo más que un acto rutinario un gesto épico. Y no me refiero ahora a las resacas ni a que caigan chuzos de punta ahí fuera ni a que hayas roto con ella. Me refiero a cuando te quieren y hace sol y no te duele nada, a cuando tienes el mundo rendido a tus pies y no te basta.
Karmelo C. Iribarren. Mientras me alojo
Nostalgia. Nostalgia, nostalgia. Pobrecilla la nostalgia. Nadie la comprende. (.) Y así, tan olvidada, y al mismo tiempo, tan manoseada, casi nadie se pregunta por qué está y por qué existe. (…) Y la pobre se queda ahí, muda, censurada, acallada, sin saber dónde posarse ni tener siquiera quien advierta que ella es síntoma, signo, melodía de una llamada a la que raras veces responde el corazón.
Pero ¿por qué? ¿Por qué nos quema en el alma? ¿Por qué existirá esa nostalgia? Existe. Y eso ya es un dato. Respetemos nuestra humanidad. Es nuestra alma.
Ricardo Franco. Nostalgia. El Debate (24/03/2022)
La máxima preocupación de los prisioneros se resumía en una pregunta ¿Sobreviviremos al campo? De lo contrario, todos estos sufrimientos carecerían de sentido.
La pregunta que, a mí, personalmente, me angustiaba era otra cosa:
¿Tiene algún sentido todo este sufrimiento?, ¿todas estas muertes? Si carecen de sentido, entonces tampoco lo tiene sobrevivir al internamiento.
Una vida cuyo último y único sentido consistiera en superarla o sucumbir, una vida, por tanto, cuyo sentido dependiera, en última instancia de la casualidad no merecería en absoluto la pena de ser vivida.
El hombre en busca del sentido. Viktor Frankl