DOS TELAS, UN HOMBRE, EL MISTERIO

EL SUDARIO DE OVIEDO

1. El Sudario de Oviedo, otra tela llena de información

El Sudario de Oviedo es un lienzo rectangular de lino que mide 82,5 x 52.6 centímetros y presenta manchas de sangre. Este sudario se ha venerado en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo durante siglos. Se utilizó para cubrir la cabeza, la cara, el cuello y la parte superior de los hombros de un cadáver. A diferencia de la Sábana Santa, el Sudario no contiene ninguna imagen. En los enterramientos judíos se usaba una tela como esta para bajar de la cruz el cadáver y no contaminarse de la sangre que salía por la boca y la nariz.

Estudios recientes han revelado que existe una concordancia entre el Sudario y la Sábana Santa en lo que respecta a las características del rostro, sugiriendo que ambos lienzos cubrieron a la misma persona, aunque no simultáneamente. Actualmente, el Sudario se conserva en la Catedral de Oviedo.

Sudario de Oviedo
Réplica del Sudario de Oviedo de la U. Francisco de Vitoria

1.1. Trayectoria histórica

La palabra «sudario» proviene del latín «sudarium», que significa literalmente «trapo de sudor». En la antigua Roma, se refería a un pañuelo utilizado para limpiarse la cara y era un elemento común en diversas ceremonias y rituales romanos, antes de ser incorporado a la liturgia católica. En el contexto hebreo, el término designa un tipo de hábito que los hombres judíos usaban tras casarse, generalmente envuelto en la cabeza y combinado con un sombrero.

Los rituales funerarios judíos incluyen el envolvimiento del cadáver en uno o varios trozos de lino. En el relato de la Resurrección de Lázaro, narrado en el Evangelio de San Juan, se menciona que sus extremidades estaban atadas con trozos de lino y que su rostro estaba cubierto con un sudario. En cuanto a la resurrección de Jesús, se indica que fue envuelto en telas aromatizadas, conforme a la costumbre judía de sepultura.

La primera referencia a un sudario venerado como reliquia proviene de un peregrino anónimo de Plasencia, alrededor del año 570, quien afirmó haberlo visto en una gruta junto al río Jordán. Hacia el 680, el obispo franco Arculfo también mencionó haberlo visto en Jerusalén.

El primer documento que menciona el Sudario

El primer documento que hace mención específica del Sudario de Oviedo data del 14 de marzo de 1075 y describe la apertura solemne del Arca Santa, que contenía 30 reliquias, entre ellas el Sudario. Según este documento, las reliquias fueron depositadas en el arca en el siglo VIII en Toledo para protegerlas del avance islámico. Posteriormente, se trasladaron a la Catedral de Oviedo.

Este documento explica que el arca permaneció cerrada durante tanto tiempo porque un intento previo de abrirla resultó en una potente luz que disuadió a todos los presentes. Sin embargo, en 1075, Alfonso VI de León y su corte lograron ver su interior tras un periodo de ayuno y oración. El original de este documento se ha perdido y existen dudas sobre la autenticidad de las dos copias del siglo XIII que han sobrevivido. No se conserva el documrento original, sino dos copias del siglo XIII, bastante parecidas, aunque algunos elementos han generado dudas en los historiadores sobre su autenticidad.

DESDE JERUSALÉN A ESPAÑA

Una carta escrita por Osmundo de Astorga entre 1082 y 1096 menciona una tradición según la cual siete hombres llegaron desde Jerusalén a España llevando las reliquias a Toledo y luego a Astorga y Oviedo. El obispo Pelayo, en su obra «Liber testamentorum ecclesiae Ovetensis», escrita entre 1109 y 1130, relata que durante el reinado del visigodo Sisebuto, una caja llena de reliquias fabricada por algunos «discípulos de los apóstoles» fue llevada a África y luego a Toledo. Allí permaneció hasta la invasión musulmana y el final del reinado de Rodrigo en 712, momento tras el cual fue trasladada a Asturias. Se dice que Alfonso II de Asturias llevó esta caja a la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo.

En la «Historia legionense», una biografía inconclusa de Alfonso VI de León escrita hacia 1115, se afirma que el arca llegó a Sevilla en barco directamente desde Jerusalén y permaneció en Toledo durante cien años antes de ser transportada por mar a un puerto asturiano cerca de Gijón; posteriormente fue llevada a Oviedo por Alfonso II. Una lista de reliquias redactada en el siglo XII para peregrinos —conocida como el manuscrito de Valenciennes— detalla que el arca pasó por África, Cartagena y Toledo antes de llegar finalmente a Oviedo; una versión más tardía incluye Sevilla antes que Toledo.

El «Chronicon mundi» escrito por Lucas de Tuy entre 1232 y 1239 narra que el arca fue llevada a Toledo en el siglo VII donde permaneció durante 75 años; luego fue trasladada a Asturias en 711 y finalmente llegó a Oviedo en 828.

Resulta notable que las fuentes históricas hagan referencia a una «reliquia del sudario», es decir, una porción específica, mientras que el Sudario de Oviedo es considerado completo.

Finalmente, durante el IV Concilio de Braga celebrado en 675 se menciona un «Arca de Dios» con reliquias; según algunas fuentes contemporáneas, esta Arca Santa se encontraba entonces en Toledo.

DOS LEYENDAS CONOCIDAS

Entre los siglos XII y XIII circuló una leyenda afirmando que el arca había sido construida en Jerusalén y posteriormente arrojada al mar en Jaffa; perseguida por los santos Julián y Serrano, flotó hasta Cartago antes de ser llevada a Toledo bajo el obispado Ildefonso (657-667). Luego fue transportada al Monsacro cerca de Oviedo durante cuarenta y cinco años. Se dice que Alfonso II añadió al arca las reliquias de los santos Julián y Serrano junto con otras procedentes de diversas localidades españolas.

En el siglo XVI surgió otra leyenda sobre san Toribio de Astorga, quien supuestamente trasladó algunas reliquias desde Jerusalén hasta una localidad entre Galicia y Asturias; parte de estas reliquias habrían sido colocadas en una capilla llamada Santa María de Monsacro.

Andrea Nicolotti, profesora de la Università degli Studi di Torino, realizó una invrstigación sobre la historia antigua y moderna del Sudario de Oviedo que puedes consultar a continuación. Además, puedes consultar la tesis doctoral sobre el Sudario de Oviedo del presidente del Centro Español de Sindonología, Jorge Manuel Rodríguez Almenar.

1.2. Estudios sobre el Sudario

Giulio Ricci fue un pionero en el estudio del Sudario de Oviedo y su primer divulgador, gracias a su libro “L’Uomo della Síndone è Gesù” (1985). Al llegar a la Cámara Santa de Oviedo, esperaba encontrar un lienzo que complementara la Sábana Santa, creyendo que se trataba de una especie de mentonera para el cadáver. Sin embargo, se sorprendió al descubrir la abundancia de manchas de sangre en el Sudario y tomó una muestra para realizar un estudio hematológico. Ricci argumentó que el Sudario no debía considerarse como una mortaja, sino que había tenido un uso improvisado entre el lugar de la muerte y el de sepultura. A partir de la secuencia de las manchas, dedujo que la distancia recorrida era de 42,7 metros y que el traslado había tardado aproximadamente 10 minutos.

Una de sus principales contribuciones fue cambiar la percepción sobre el Sudario. Hasta entonces, este se había guardado, mostrado y bendecido en posición vertical, ya que no se consideraba que existiera una forma correcta de exhibirlo; además, era más práctico tomar el marco en vertical para dar la bendición. Ricci sentó las bases para modificar esta práctica. Observando la simetría de las manchas principales en relación con un pliegue del lienzo, dedujo que estas se habían producido mientras el Sudario estaba doblado sobre el foco maculante. Sin embargo, cometió un error al asumir que el Sudario estaba doblado en sentido contrario: pensó que las dos partes del reverso estaban juntas cuando en realidad estaban separadas. Esto significaba que lo que él creía ser el reverso derecho (que está a la izquierda) no estaba pegado al reverso izquierdo (que está a la derecha), lo cual explicaba por qué algunas manchas no eran simétricas.

Ricci también fomentó la colaboración con Max Frei y el Dr. Baima Bollone, ambos estudiosos de la Sábana Santa, y propuso un estudio médico-legal que finalmente no se llevó a cabo. Max Frei, palinólogo y director de la policía científica de Neuchâtel (Suiza), había realizado un análisis sobre la Sábana Santa examinando granos de polen encontrados en sus hilos. Presentó al arzobispo un informe sobre los pólenes identificados en el Sudario, señalando que no existían coincidencias significativas salvo aquellas relacionadas con polen que pudiera proceder de Palestina.

Referencias: Ricci, G. (1994). Comparación Morfológica entre las huellas microscópicas del Sudario y las Anatómicas de la Faz Sindónica. En Actas del I Congreso Internacional sobre el Sudario de Oviedo: 363-368.

1.2.1 Resumen de los resultados del estudio del Sudario realizado por el EDICES

Como resumen de los resultados obtenidos hasta ahora por el estudio médico-legal, geométrico y matemático realizado por el EDICES, se pueden destacar los siguientes puntos:

  1. El Sudario de Oviedo es una reliquia venerada en la Catedral de Oviedo que presenta una serie de manchas originadas por sangre humana del grupo AB.
  2. Este lienzo se encuentra sucio, arrugado, parcialmente roto y quemado, con un alto nivel de contaminación; sin embargo, no muestra signos de manipulación fraudulenta ni corrupción.
  3. Se considera que es un lienzo mortuorio que, con alta probabilidad, estuvo colocado sobre la cabeza del cadáver de un hombre adulto con una constitución normal.
  4. El hombre representado en el Sudario tenía barba, bigote y cabello largo recogido en la nuca.
  5. Su boca estaba casi cerrada y la nariz aparecía aplastada y desviada hacia la derecha debido a la presión ejercida por el lienzo mortuorio. Ambos rasgos anatómicos han sido claramente identificados en el Sudario.
  6. El sujeto era un cadáver; el mecanismo de formación de las manchas es incompatible con cualquier posible movimiento respiratorio.
  7. En la zona suboccipital se observaron varias heridas punzantes, producidas en vida, que habían sangrado aproximadamente una hora antes de colocar el lienzo mortuorio sobre ellas.
  8. Prácticamente toda la cabeza, cuello, hombros y al menos parte de la espalda del hombre estaban ensangrentados antes de ser envueltos en este lienzo. Esto se deduce del hecho de que las manchas observadas en el cabello, frente y parte superior de la cabeza no pueden atribuirse a sangre procedente del cadáver. Por lo tanto, se puede afirmar que este hombre fue maltratado antes de morir, sufriendo lesiones que provocaron sangrado en el cuero cabelludo y heridas en el cuello, hombros y parte superior de la espalda.
  9. El hombre del Sudario padeció un grave edema pulmonar como consecuencia del proceso terminal.
  10. El lienzo de Oviedo fue colocado sobre su cabeza comenzando por la zona suboccipital y sujetándose al cabello con elementos punzantes. Desde esa área, rodea la parte izquierda de la cabeza hasta llegar al ángulo maxilar derecho, donde inexplicablemente se dobla sobre sí mismo y termina en forma de fuelle a la altura del ángulo maxilar izquierdo. Esta disposición sugiere que extender la tela alrededor de la cabeza podría haber presentado dificultades, lo que llevó a que se doblara sobre sí misma. Al colocarse el lienzo en esta posición, se observa cómo dos áreas manchadas quedan anatómicamente situadas: una sobre la «coleta» y otra sobre la parte superior de la espalda. Tras su muerte, el cadáver permaneció en posición vertical durante aproximadamente una hora, con al menos el brazo derecho levantado y la cabeza flexionada 70 grados hacia adelante y 20 grados a la derecha respecto a la vertical.
  11. Posteriormente, sin alterar la posición de los brazos, el cadáver fue colocado en decúbito prono lateral derecho, manteniendo la cabeza girada 20 grados hacia la derecha y situada a 115 grados respecto a la vertical, con la frente apoyada sobre una superficie dura. En esta posición se mantuvo durante aproximadamente otra hora.
  12. A continuación, el cadáver fue movilizado mientras una mano ajena intentaba contener la salida de líquido serohemático por la nariz y la boca, presionando firmemente contra estos elementos anatómicos. Esta operación pudo durar alrededor de cinco minutos. Durante todas estas posturas, el lienzo permanecía doblado sobre la cara del cadáver. Luego, el lienzo fue desdoblado y envolvió completamente la cabeza del cadáver, quedando esta perfectamente cubierta por una especie de capucha sujeta al cabello mediante elementos punzantes. Esta capucha permitía que parte del lienzo cayera sobre la espalda del sujeto, formando un pliegue en la parte superior de la cabeza en forma cónica o de cucurucho. Con la cabeza así cubierta, el cadáver se apoyó sobre un puño izquierdo que tenía la parte anterior de la mano hacia arriba, lo que provocó un deslizamiento del lienzo sobre el rostro en esta postura. Una vez que desapareció el obstáculo (posiblemente el cabello manchado de sangre seco o la inclinación de la cabeza hacia la derecha), se extendió el lienzo alrededor de toda la cabeza mediante un último movimiento del cadáver, apoyando el rostro boca abajo sobre un puño izquierdo cerrado. Este movimiento generó una gran mancha en forma de triángulo, donde se aprecian las huellas interdigitales en la parte que estuvo en contacto con dicha mano y una curva inscrita en la mejilla correspondiente al contacto con el rostro. Este movimiento también podría haberse realizado en aproximadamente cinco minutos.
  13. Finalmente, al llegar a este lugar y por razones desconocidas, el cadáver fue colocado en decúbito supino y se le retiró inmediatamente el lienzo de la cabeza.
  14. Posteriormente, el lienzo fue rociado posiblemente con áloe y mirra.

Detalle de cada estudio:

El Centro Español de Sindonología (CES) recibió autorización para llevar a cabo un estudio exhaustivo y multidisciplinario del Sudario, lo que llevó a la creación del Equipo de Investigación EDICES. Este equipo inició una serie de jornadas de observación del Sudario, comenzando por lo más elemental: la toma de medidas de la tela. Se identificó un tejido rudimentario, característico del primer milenio de nuestra era, hilado a mano con torsión en Z, una técnica común durante el Imperio Romano.

Se realizaron fotografías utilizando luz visible, infrarroja, ultravioleta y luz transversal, lo que proporcionó información valiosa sobre el lienzo. El análisis de las arrugas reveló datos significativos acerca de su uso. Un hallazgo sorprendente fue que el Sudario había sido cosido al cabello mediante hilvanes; se encontraron agujeros dobles en ciertas áreas, ubicados donde se cree que cubrieron la cabellera o la barba del individuo que portó el Sudario. En algunos de estos agujeros aún permanecen restos de hilvanes, lo que respalda esta hipótesis. Estos hilvanes estaban confeccionados con hilos de torsión en S.

Además, se identificaron consecuencias derivadas de ciertos descuidos: según el análisis espectrográfico, en algún momento se colocó un recipiente con purpurina de plata sobre el Sudario, dejando manchas muy visibles. También se hallaron restos de carmín labial, lo que sugiere un acto de veneración hacia la reliquia.

La utilización de una sonda de vacío permitió obtener varios filtros con muestras. En el polvo y la suciedad encontrados en el Sudario se hallaron rastros históricos de diversas épocas; por ejemplo, se identificaron evidencias relacionadas con la Revolución de Asturias de 1934, que resultó en la voladura de la Cámara Santa de la Catedral. Todas las reliquias sufrieron los efectos devastadores de esta explosión, presentando microesferas de hierro, arcilla, caliza y cenizas volantes.

El Dr. Villalaín, junto a su equipo de la cátedra de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid y posteriormente de la Universidad de Valencia, dirigió el estudio hematológico-forense del Sudario desde 1990 hasta 2012. El Prof. Sánchez Hermosilla, médico forense y profesor de Antropología y Genética Forense en la UCAM, ha continuado y ampliado los estudios iniciados por el Dr. Villalaín Blanco, quien publicó «Patografía de Jesús de Nazaret» en 2016 (Editorial Memoralia: Madrid).

El equipo del Dr. Villalaín realizó más de 3,200 pruebas de control, todas las cuales dieron resultados positivos. Se identificaron glóbulos rojos en coágulos de sangre que resultaron ser del grupo AB. Tanto el Dr. Carlo Goldoni, hematólogo en Roma, como el Dr. Pier-Luigi Baima Bollone, catedrático de Medicina Legal en la Universidad de Turín, confirmaron la presencia de sangre.

Uno de los primeros hallazgos del EDICES (Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología) fue determinar el orden de formación de las manchas principales tras un análisis detallado de los coágulos sanguíneos. Algunas manchas son compatibles con lesiones causadas por una corona de espinas, una flagelación con el flagrum taxilatum romano y una lanzada. Se observaron manchas superpuestas que contenían capas informativas unas sobre otras.

Se descubrieron coágulos de fibrina que habían pasado desapercibidos debido a su tamaño, pero que han proporcionado información valiosa. Estos coágulos se formaron en la cavidad pleural y pericárdica como respuesta a los golpes sufridos durante la flagelación, generando líquidos pleurales y pericárdicos ricos en fibrina pero con cantidades mínimas de sangre. Estos coágulos habrían permanecido ocultos si no hubiera sido por la herida postmortem causada por la lanzada, que conectó estas cavidades con el exterior.

Los coágulos de fibrina llevaron a Sánchez Hermosilla a concluir que existía un orificio de salida correspondiente a la lanzada y a explicar la peculiar composición de las manchas denominadas «en acordeón» y «difusa», ambas ricas en coágulos de fibrina y casi exentas de sangre. También se identificaron otros fluidos corporales como líquido pleural y pericárdico, que aumentan para protegerse ante agresiones.

De hecho, se encontró más sangre en el Sudario que en la Sábana Santa debido al edema pleural provocado por asfixia. El líquido pleural y pericárdico fluye de manera diferente; no coagula y tiende a manchar más. Por lo tanto, se concluye que este cadáver murió por asfixia y expulsó mucosidad y sangre. Las manchas principales consisten en sangre diluida con líquido proveniente del edema pulmonar en una proporción aproximada de 1/6.

Para evitar que la sangre fluyera por boca y nariz durante el traslado del cuerpo, quienes realizaron esta tarea utilizaron sus manos, dejando manchas dactilares sin huellas digitales evidentes. No se encontraron lesiones óseas ni fracturas; la única lesión observada fue una luxación del cartílago nasal.

Además, se determinó que el cadáver había sido tratado con áloe y mirra (estoraque). Marzia Boi, miembro del equipo investigador, demostró que fue amortajado con láudano, cistus, lentisco, terebinto, gálbano y helichrysum en lugar de gundelia. Se llevaron a cabo experimentos utilizando ramas espinosas; una especie particular llamada ziziphus —que crece en Oriente Medio— presenta espinas grandes junto con otras pequeñas en forma de gancho, lo cual facilita la creación de coronas sólidas al entrelazarse estas espinas.

La única corona coherente con este cadáver tiene forma similar a un casco y estaba asegurada alrededor de la cabeza con algún tipo de cordón.

Los fragmentos de ADN encontrados son extremadamente pequeños. Se ha identificado ADN mitocondrial, y se espera que los avances tecnológicos permitan obtener más información sobre el ADN nuclear; sin embargo, no se han encontrado fragmentos significativos de ningún cromosoma. Las muestras fueron tomadas en 1994 por especialistas del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INT), que forma parte del Ministerio de Justicia de España. Según el INT, se ha determinado una secuencia poco común de ADN mitocondrial.

«El análisis de ADN mitocondrial a partir de la muestra Z2TC permitió detectar un número muy bajo de copias de ADN mitocondrial humano con un alto estado de degradación, habiéndose reconstruido mediante la utilización de fragmentos solapantes de bajo tamaño (100-140 pb) la secuencia completa de la región HV1 (16024-16365). Sin embargo, debido a las características de la muestra (antigüedad, bajo contenido de ADN, alta tasa de degradación, posible modificación de ácidos nucleicos, alta posibilidad de contaminación…) es necesario realizar análisis adicionales para valorar la significación del hallazgo y en especial evaluar la reproducibilidad del haplotipo encontrado en otras muestras recogidas del Sudario de Oviedo».

Ponencia del Dr. Antonio Alonso, II Congreso Científico Internacional sobre el Sudario de Oviedo en 2007.

Manchas Principales

La primera mancha principal se encuentra sobre el foco y es compatible con las dimensiones de un rostro humano. Estas manchas debieron formarse sobre una superficie tridimensional (presumiblemente un rostro), lo que implica que no pueden ser interpretadas en dos dimensiones, sino en tres. Se realizaron numerosas pruebas con voluntarios hasta que se comenzaron a encontrar coincidencias sólidas. Las arrugas de la tela sugieren la existencia de una prominencia en la zona de la nariz. La identificación de elementos anatómicos del rostro fue confirmándose a medida que se encajaban todas las piezas. El paño estaba ajustado a la cara; por ello, al estirarlo, se observa un aumento de dos centímetros, correspondiente al saliente de la nariz.

Manchas de Fondo

Las manchas de fondo son progresivamente más extensas según su orden de formación y confirman que la cabeza estaba inclinada hacia adelante en un ángulo de 15 grados. La sangre solo puede fluir a través de un orificio o herida. En el caso de la mancha de fondo, ubicada en la zona de la cabeza, se deduce que la sangre debió salir por los orificios nasales o la boca, y en dos direcciones diferentes. Esta hipótesis fue corroborada experimentalmente en el laboratorio, concluyéndose que las manchas se produjeron en dos posiciones sucesivas.

Manchas Centrales

Las manchas centrales están compuestas por salidas sucesivas de líquido con una dilución similar. Las fronteras dentro de una misma superficie húmeda permiten establecer intervalos de tiempo entre estas salidas sucesivas. También se han identificado marcas dactilares que parecen indicar intentos por frenar la salida del líquido.

Manchas No Simétricas

Las manchas puntiformes corresponden a la zona del lienzo que estuvo en contacto con el área occipital. Los coágulos se han concentrado, dejando un halo de suero alrededor. Esta sangre salió mientras el sujeto aún estaba vivo (ya que ha coagulado), quedando atrapada en el cabello y manchando la tela entre 45 y 60 minutos después de su salida.

Alas de Mariposa

Estas manchas se localizan en el lienzo que cubría la parte superior del cuello, donde el cabello fue recogido. Al pellizcar y coser el cabello con el Sudario, se forma una especie de mechón; al estirar la tela hacia el hombro izquierdo para envolver la cabeza, este mechón se desplaza hacia ese lado.

Mancha de la Esquina de Ricci

Esta mancha indica que el cuerpo también estaba manchado de sangre.

Otras Manchas

Existen otras manchas sin nombre conocidas por su mecanismo de formación.

Consulta y profundiza todo el contenido en esta investigación de Alfonso Sánchez Hermosilla, experto en el Sudario de Oviedo. 
Sánchez Hermosilla, Alfonso (2019). Concordancias entre Síndone y Sudario. 

En el II Congreso Internacional sobre el Sudario de Oviedo, celebrado en 2007, se presentaron los resultados de una datación por Carbono 14 del Sudario, encargada por el Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología (EDICES).

La muestra extraída del Sudario medía 35 x 5 mm y pesaba 0.0375 g, garantizando una cadena de custodia segura. Esta muestra fue enviada al laboratorio estadounidense Beta Analytic con la identificación SO-1711. Antes del análisis, se sometió a un lavado a 80 ºC hasta lograr la neutralización del tejido con diversos elementos químicos, lo que resultó en una pérdida del 58% de su peso y la eliminación de partículas vivas, las cuales pueden influir significativamente en la datación.

El resultado obtenido fue de 710 ± 50 d.C. El análisis por infrarrojos reveló contaminación por grasa de las manos, mientras que la cromatografía en fase líquida mostró solo trazas de ácidos grasos. La espectrometría Raman no detectó material orgánico, sino carbono amorfo. Tras el envío de la muestra, se observaron manchas negras discontinuas. Al extraer un mechón de fibras negras para realizar otro análisis en una parte limpia, se obtuvo un resultado similar: carbono amorfo, característico del hollín producido por combustión.

Se llevaron a cabo análisis microbiológicos para determinar si había contaminación biológica utilizando medios como patata dextrosa agar y tryptona soja agar. Se identificaron fibras limpias, fibras negras y fibras con óxido de hierro, ya que el Sudario estuvo fijado al soporte durante mucho tiempo con tachuelas de hierro. En las fibras negras se encontraron partículas metálicas como hierro, cobre y plata, propias del aceite comúnmente utilizado.

Posteriormente, se identificó que las lámparas que ardían en la Iglesia de Santa María de las Blanquernas en Turquía tenían cadenas negras similares. Así se descubrió que en la Cámara Santa hubo dos lámparas encendidas día y noche durante 400 años, lo que dejó un enriquecimiento anormal de carbono en el Sudario. De hecho, en las áreas contaminadas se encontraron cultivos que incluían estafilococos y se observó el crecimiento del hongo Cladosporium, que desarrollaba hifas y esporas en un medio de cultivo inadecuado y sin nutrientes.

Esta información coincide con la declaración de J. Jackson, investigador del STURP, quien demostró que el incendio de la Síndone había contaminado su datación; un fenómeno similar ocurrió con el Sudario a pesar del desconocimiento sobre los procesos involucrados.

Conclusiones

  • El rejuvenecimiento observado antes del siglo VII fue provocado por carbono amorfo. Organismos saprófitos y quimioheterótrofos son responsables del biodeterioro.
  • El lino tiene la capacidad de absorber CO2 químicamente contaminado. Si el resultado hubiera indicado una datación del siglo I sería erróneo, dado que hay materia inorgánica añadida; incluso podría corresponder a siglos anteriores al siglo I. Es crucial considerar la información inherente al lienzo tras su fabricación. Por lo tanto, el Carbono-14 no desmerece su autenticidad; más bien refleja los diversos recorridos históricos del textil.
  • Es posible que no sea pertinente realizar una datación por Carbono 14. La muestra proporcionada por Ricci carecía de autorización; por esta razón, en 2006 el Equipo de Investigación EDICES llevó a cabo su propia datación.
  • La coincidencia botánica entre la Sábana Santa y el Sudario solo se da con plantas originarias de Oriente Medio y polen mediterráneo; a partir de ahí surgen diferencias debido a sus distintos recorridos geográficos.

Montero Ortego, Felipe. “El Sudario de Oviedo: Memorias de investigación”.

La posición de los cabellos del hombre de la Síndone ha sido explicada experimentalmente por el uso del Sudario. Tuvo que estar en tres posiciones sucesivas:

  1. La disposición del cabello del hombre de la Síndone ha sido explicada experimentalmente a través del uso del Sudario. Se sugiere que el Sudario estuvo en tres posiciones sucesivas: inicialmente, se colocó mientras el cuerpo aún estaba colgado de la cruz, pero después de haber fallecido. El Sudario fue cosido al cabello en la nuca (evidenciado por las costuras realizadas con aguja e hilo) y se envolvió alrededor de la cabeza hasta llegar a la mejilla derecha. En este punto, se cosió al lateral y se repliegue, quedando doblado sobre la cara. Esta disposición es coherente tanto en la vista anterior como en la vista frontal del hombre del Sudario. El análisis de la parte inferior de la mancha de fondo indica que la cabeza estaba en posición vertical, pero inclinada hacia adelante 70º y 15º hacia la derecha. Esta postura es comprensible en el contexto de un crucificado, aunque resulta inusual en otros tipos de muerte.
  2. Una vez que los brazos fueron separados de la cruz, se envolvió completamente la cabeza con el Sudario y el cuerpo fue trasladado en esta posición. Al finalizar el proceso de envoltura, se formó una especie de capucha que fue asegurada con dos nudos en la parte posterior de la cabellera, según Miñarro. La sección más externa del Sudario ahora cubría la mejilla derecha, dejando una marca en el lóbulo de esa oreja. Con el Sudario completamente envuelto alrededor de la cabeza, se creó un contorno característico dejado por la mano.
  3. Al llegar a la sepultura, se rompieron los hilvanes que sujetaban el Sudario a la cabeza y, tirando de los nudos, este fue apartado. Después de espolvorearlo con mirra, áloe y otros ungüentos, el Sudario fue retirado y dejado «enrollado sobre sí mismo, en un lugar aparte» (Jn 20:1-9). Los ungüentos quedaron adheridos a la sangre presente en el interior de la capucha.
  1.  

“Siguiendo detrás llegó Simón e inmediatamente entró. Vio los lienzos vacíos juntos, caídos, y la tela que envolvía la cabeza con un nudo en la parte de atrás de la cabellera. En la lengua autóctona de Siria se llama sudario. No estaba con los lienzos funerarios, sino que estaba ampliamente enrollado sobre sí mismo, torcido, en un lugar aparte”.

Nonnos de Panópolis, escritor del Alto Egipto, del 400-479 d.C. (Paráfrasis del Evangelio de Juan)

1.2.1. Compatibilidad con la Síndone de Turín

Al comparar el rostro visible en la Sábana Santa, es decir, el rostro tridimensional reconstruido a partir de la Síndone, con el rostro herido del Sudario de Oviedo, los investigadores llevan a cabo una intensa actividad relacionada con el estudio de la correlación matemática entre ambos lienzos, utilizando una metodología propia que combina antropología física, anatomía y geometría descriptiva. Concluyen que ambos lienzos envolvieron la misma cabeza, ya que todas las heridas coinciden exactamente en su disposición

Los estudios desarrollados hasta ahora sobre el Sudario de Oviedo han mostrado una información codificada en dicho lienzo extraordinariamente interesante e importante. El Lienzo de Oviedo cubrió el rostro de un cadáver de alguien que había muerto en unas condiciones totalmente análogas a la crucifixión y además había sido previamente maltratado hasta el punto de tener empapado en sangre el pelo de la cabeza, la parte superior de la espalda y la parte del pecho y cuello en la que el Sudario tocó. Esta es la información que transmite el propio Sudario.

El Sudario de Oviedo merece la pena estudiarse a fondo. De la comparación entre ambos lienzos se puede decir que existe una complementariedad entre ambos que llama necesariamente la atención a cualquiera que profundice algo en su observación. Está claro que rostros diferentes pueden dar manchas muy parecidas, y que de la simple inspección macroscópica de las manchas que se observan en ambos lienzos sólo puede deducirse que merece la pena seguir investigando. No obstante, lo que empieza a arrojar una información más concreta es que, al mismo tiempo que se corresponden razonablemente bien (en apariencia) las manchas de ambos rostros, prácticamente coincidan también las manchas que se encuentran en la zona occipital de ambas cabezas. Además, las manchas de sangre que coinciden en ambos rostros coinciden también en cuanto a su tipología. Las que son sangre vital con las que son sangre vital; y las que son sangre “post mortem” (como corresponde al reguero que sale de la comisura derecha de la boca y al contorno de la barba y frente) con las que son sangre “post mortem”. Y simultáneamente en la zona occipital toda el área que muestra manchas puntiformes en el Sudario de Oviedo se inscribe íntegramente en la zona occipital que muestra la Síndone de Turín, siendo en ambos casos sangre vital.

Esto es una coincidencia por un lado, inesperada , y, por otro lado, muy reveladora. No se conoce, dicen los expertos del Centro Español de Sindonología, ningún otro caso distinto del de Jesús de Nazaret, en que previamente a aplicársele el tormento de morir en la cruz haya sufrido un suplicio parecido al de la corona de espinas.

Por otro lado, llama la atención que la hipótesis de Jackson sobre la formación de la imagen de la Síndone y el desplazamiento lateral de las manchas de sangre descrito por Lavoie y Adler exista en las manchas homólogas del Sudario de Oviedo situadas en la zona frontal izquierda de ambos lienzos. Se trata de otro hallazgo inesperado ya que ni Lavoie ni Adler ni el propio Jackson conocen a fondo el Sudario de Oviedo como para pensar que se trata de algo preconcebido, buscando un concordismo a espaldas de la realidad. La capacidad para reconocer esto requiere entrar a fondo en la forma de la propia colocación de los lienzos.

Sudario de Oviedo y Síndone de Turín, dicen los expertos, son dos lienzos que deben estudiarse al mismo tiempo sin confundir el valor propio de cada uno de ellos, pero sin prescindir al mismo tiempo de la información que obtenida de uno, puede servir para interpretar mejor el otro. 

La investigación de Juan Manuel Miñarro

El escultor e imaginero español Juan Manuel Miñarro, reconocido por impartir cursos sobre reconstrucción facial a criminólogos utilizando cráneos como referencia, ha determinado las distancias y posiciones relativas de las manchas en los lienzos en relación con puntos anatómicos específicos. Su labor se inspira en el ingeniero de Caminos y académico de Bellas Artes Ángel del Campo Francés, quien se propuso crear un retrato del rostro politraumatizado.

Para reproducir la mancha central del Sudario tras haber desarrollado dos versiones del rostro de la Sábana Santa, Miñarro consideró crucial utilizar referencias anatómicas en lugar de centrarse únicamente en las manchas de sangre. Realizó numerosas comparaciones fotográficas, ajustando correctamente la escala entre las imágenes y su posición relativa respecto al cuerpo. Además, corroboró la información tridimensional descubierta por el STURP.

Miñarro tuvo en cuenta la inclinación de la cabeza y los grados correspondientes. Contaba con información tanto frontal como posterior y ahora disponía del perímetro completo. Partió de un calco realizado por Felipe Montero y buenos facsímiles para situar el eje de inclinación del rostro aproximadamente 15 grados hacia la derecha, dado que las manchas de sangre están influenciadas por el movimiento de los fluidos. Colocó los puntos cefalométricos en el Sudario, restando el escalón nasal donde la convexidad no es simple; así determinó que todo giraba alrededor del punto de la nariz y también reflejó la zona de las orejas.

Se estudió un orificio oval que atraviesa de izquierda a derecha manteniendo una relación simétrica. Las costras oscuras observadas en los bordes de la quemadura producida por una vela durante una exploración rutinaria podrían ser restos de sangre. La técnica de transiluminación, que revela toda la densidad sanguínea, indica que la mancha se formó cuando el lienzo fue colocado doblado sobre la cabeza del cadáver en su primera posición.

Por primera vez se pueden cuantificar las nubes de puntos relacionadas con las medidas angulares en la frente y en la nuca. El pómulo derecho y la barbilla muestran correspondencias espaciales entre los distintos accidentes topográficos presentes en ambas cabezas; en el Sudario, esto refleja cómo circuló la sangre por el rostro (como se ha observado, no es tanto el área de la mancha lo que importa sino más bien la posición de las lesiones). Las tumefacciones y deformaciones coinciden en ambos lienzos: mientras que una muestra esta información a través de imágenes, la otra lo hace mediante la dirección del fluido.

Este es el resumen de los datos extraídos: 

  • Existen coincidencias matemáticas y geométricas en toda la superficie de la cabeza.
  • Existen abundantes coincidencias en la zona de la nuca.
  • Existen posibles huellas de la flagelación en el Sudario de Oviedo.
  • La posición y la distancia relativa de cada mancha de sangre coincide en ambas telas.
  • Concordancia de las manchas: sangre vital en la zona de la nuca, contorno del épsilon de la frente, centro del coágulo de la frente, golpe en el dorso de la nariz, pómulo derecho inflamado, mancha de forma trapezoidal en la zona de la nariz y la boca, punta de la nariz torcida a la izquierda, mentón inflamado y manchado.

1.2.2. Últimos congresos y presentación de resultados de investigación

La última convocatoria fue el I Curso Interdisciplinar sobre el Sudario de Oviedo, que se llevó a cabo los días 23 y 24 de mayo de 2024 en Oviedo. Este evento tuvo como objetivo presentar los resultados de las investigaciones más recientes relacionadas con las manchas del Sudario. Se celebra tres décadas después del I Congreso Internacional. Entre los hallazgos más destacados se encuentran las concordancias entre la Sábana Santa y el Sudario, así como las manchas duplicadas en ambos lienzos, que resultan de la misma herida y reflejan los movimientos de los lienzos sobre los rostros.

Actualmente, la investigación se centra en un análisis matemático detallado del Sudario, examinando cada mancha individualmente para realizar nuevos descubrimientos y establecer correlaciones con las manchas presentes en la Sábana Santa. Este enfoque se basa en métodos de antropología física, anatomía y geometría descriptiva.

Para más información, consulta la noticia y las grabaciones de las conferencias.

El I Congreso Científico sobre la Síndone de Turín y el Sudario de Oviedo, celebrado el 4 de noviembre de 2023 en Abarán, Murcia, se centró en los niveles de correlación matemática entre ambos lienzos, entre otros temas relevantes. Durante el congreso, se analizó la figura de Jesús de Nazaret desde una perspectiva histórica y se expuso el desarrollo histórico de la Sábana Santa de Turín y el Sudario de Oviedo.

Además, se describieron las heridas visibles en ambos lienzos desde un enfoque forense, relacionándolas con la tortura sufrida por Jesús según los relatos evangélicos. Se determinó la correlación cualitativa entre ambas telas, identificando marcas duplicadas que podrían tener un origen común. Por último, se establecieron los niveles de correlación matemática, tanto lineal como angular, basándose en las nubes de puntos similares presentes en los dos lienzos.

Reflexiones de los expertos del CES sobre la tumba vacía en la Universidad Francisco de Vitoria en 2022

Los expertos en el Sudario de Oviedo, Guillermo Heras, Alfonso Sánchez Hermosilla, Juan Manuel Miñarro y Felipe Montero, se reunieron en la Universidad Francisco de Vitoria para presentar sus respectivas reflexiones sobre la «tumba vacía» de Jesús de Nazaret y dar a conocer los resultados de su investigación conjunta. Entre las conclusiones más destacadas se encuentran las siguientes:

  • Tanto el Sudario como la Sábana cubrieron el mismo cadáver.
  • Estadísticamente, se requieren 12 puntos de coincidencia para confirmar que dos huellas pertenecen, en dos objetos distintos, al mismo individuo. Por ejemplo, en el campo de la criminología bastan 8 puntos para convencer a un juez de que una huella corresponde a un sospechoso. Los análisis realizados por el Equipo de Investigación EDICES (Centro Español de Sindonología) han identificado más de 50 concordancias entre la Síndone y el Sudario, lo que refuerza la probabilidad de que pertenezcan al mismo individuo.

1.3. Coincidencias con los Evangelios

Para realizar una aproximación a las evidencias materiales del sepulcro vacío, es fundamental recurrir a las fuentes bíblicas que iluminan el hecho original y atestiguan la existencia de una sábana y un sudario. En este contexto, es relevante mencionar el evangelio apócrifo de San Pedro, que se conserva parcialmente y fue descubierto en 1945, así como el códice sinaítico, que hace referencia en griego a los lienzos extendidos.

Florentino Díez, director de la excavación arqueológica del Santo Sepulcro en Jerusalén, explica que no se pudo completar el rito funerario debido a la premura del Sabbath, lo que llevó a cubrir la cara de manera improvisada debido al edema y la desfiguración del rostro.

Los datos y las posibilidades ofrecidas por los textos griegos sobre el Sudario lo convierten en una prenda respaldada por el evangelista Juan. A continuación, se presentan las coincidencias que han ido encontrando los expertos al comparar los resultados del análisis del Sudario de Oviedo con los relatos evangélicos:

  • El Sudario tiene un tejido y unas dimensiones coherentes con las que se describen en el Evangelio.
  • El hombre del Sudario era un adulto con pelo largo, barba y bigote.
  • La morfología de la sangre humana encontrada en el Sudario es totalmente compatible con el grupo sanguíneo predominante en la raza hebrea. Se encontraron glóbulos rojos en coágulos de sangre del grupo AB. 
  • Se sabe que el hombre del Sudario murió en vertical, con los brazos en alto. Coincide con la forma de crucifixión narrada en el Evangelio. 
  • Fue torturado, el rostro está deformado y ensangrentado.
  • La sangre vital de la cabeza se relaciona con una coronación de espinas, lo cual sería un caso único.
  • El hombre del Sudario sufrió un edema de pulmón agudo, consecuencia de sus tormentos y cuyo origen fue la flagelación y las demás contusiones.
  • Para que el líquido saliera con facilidad sería necesaria una entrada de aire como la que originaría la lanzada.
  • Fue descendido al suelo y transportado hasta un lugar de sepultura, como se lee en el Evangelio.
  • El Sudario se espolvoreó de mirra y áloe al retirarlo de la cara.
  • El Sudario se encontró enrollado sobre sí mismo y fue conservado.

 

Terminología utilizada en los Evangelios

En su Evangelio, Juan menciona en dos ocasiones la palabra «soudarion», que se traduce como «sudario» (pañuelo), y que no debe confundirse con la mortaja. Aunque hoy en día ambos términos se consideren sinónimos, en la época de Jesús «sudario» y «mortaja» tenían significados distintos. Juan relata que, al llegar la mañana del domingo de resurrección al sepulcro, encontraron los lienzos planos, caídos y deshinchados (no existe una traducción exacta para el verbo griego «keimena»), junto con al menos otro lienzo: el Sudario. En sus palabras: «Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro; vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte» (Jn 20, 6).

Los tres Evangelios sinópticos coinciden en que Jesús fue envuelto en una «síndone» (lienzo de lino) adquirida por José de Arimatea. Mateo especifica que este lienzo era puro, es decir, sin mezcla de otras fibras. A diferencia de Lázaro, quien fue enterrado con un pañuelo y vendas, el cuerpo de Jesús estaba completamente cubierto por un gran lienzo (que se enfatiza al referirse a él como “lienzos”).

Se trataba de dos piezas distintas, pero complementarias. La Síndone de Turín representa un ejemplo de lo que constituía un lienzo funerario en la época de Jesús, mientras que el Sudario de Oviedo ilustra lo que era un sudario en ese mismo período. En Oriente, es común utilizar una tela para absorber el sudor de la cabeza y el cuello; este lienzo puede denominarse «sudario» (pañuelo), derivado del término «sudara». Un pañuelo grande puede tener múltiples usos y no necesariamente debe considerarse una prenda funeraria, aunque podía emplearse para cubrir la cabeza del ajusticiado tras su muerte, conforme a la costumbre hebrea. Para los judíos, que ven al ser humano como imagen de Dios, dejar el rostro desfigurado de un difunto sin cubrir era casi considerado una blasfemia.

Existen algunas referencias indirectas que sugieren que los apóstoles recogieron los lienzos del sepulcro. Por ejemplo, en la vida de Santa Ninó de Georgia (300 d.C.), su maestro Niaforis menciona que sí fueron recogidos y que fue Pedro quien lo hizo. Asimismo, el obispo Isodad de Merv, un destacado teólogo de la Iglesia del Este, también afirma que Simón Pedro fue quien guardó los lienzos. Además, hay otra referencia atribuida a San Braulio de Zaragoza.

Juan y Pedro recogieron los lienzos y se los llevaron cuidadosamente plegados.

Braulio de Zaragoza (s. VII), carta 42 a su discípulo Tajón

¿Es Jesús de Nazaret el hombre de la Sábana y el Sudario?

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