A finales de los años 70, los doctores John Jackson y Eric Jumper crean el Proyecto de Investigación sobre la Síndone de Turín, conocido por sus siglas en inglés STURP (Shroud of Turin Research Project). El proyecto está compuesto por un equipo de científicos, norteamericanos en su mayoría, y varios de ellos de instituciones dependientes de la NASA.
El interés por la Sábana se originó a partir de un descubrimiento inesperado: investigadores del equipo STURP constataron que la impronta del hombre de la Síndone tenía información tridimensional.
El método VP-8 utilizado por la NASA que descubrió la tridimensionalidad
Al colocar una fotografía del rostro de la Sábana en el analizador de imagen de la NASA VP-8, apareció ante sus ojos un relieve perfectamente coherente con el de un rostro humano de tres dimensiones.
En aquellos años la NASA estaba obteniendo las primeras fotografías tridimensionales de Marte. La sonda espacial «Mariner» no realizaba fotografías normales sino tomadas con haces de luz ultravioleta. En estas, el tono de gris de cada punto se corresponde exactamente con el relieve fotografiado: cada punto es más claro u oscuro según esté más próximo o alejado de la máquina. La exactitud del método es tal que el VP-8, empleado por el Jet Propulsión Laboratory de la NASA, mostraba en la pantalla del ordenador una imagen con tres dimensiones perfectamente ajustada a la realidad.
Si aplicamos el VP-8 a una foto normal da un relieve irreal. Las fotografías normales no tienen esa información tridimensional. En una foto normal la oscuridad no se corresponde con la profundidad, sino que está relacionada con las sombras arrojadas y la dirección de la luz, por eso el VP-8 produce grandes errores. El relieve aparece aplanado y deforme. Sorprendentemente, la imagen de la Síndone es tridimensional.
En la impronta de la Síndone existe en cada punto una relación matemática entre la intensidad de la huella y la distancia del cuerpo al lienzo. Los estudios realizados por los americanos permitieron conocer que las huellas son más o menos densas según el relieve del cuerpo; por eso el ordenador puede reconstruir ese relieve dándole la vuelta a la ecuación.
También descubrieron que no es una imagen hecha por contacto. Una imagen producida por contacto daría una huella muy intensa, pero plana en los salientes del cuerpo y nula en las zonas entrantes. El hecho de que la intensidad de la imagen no sea cero en los puntos del cuerpo que no han tocado la tela excluye la posibilidad de una huella hecha, simplemente, por contacto. A continuación, mostramos dos pruebas que se realizaron a partir del descubrimiento de la tridimensionalidad:
Las zonas quemadas, los pliegues de la tela y los regueros de sangre o agua producen distorsiones, pero la imagen central parece coherente con el relieve de un cuerpo de tres dimensiones.
La estatua de cartón obtenida por ordenador ha podido reproducir una figura completa del hombre de la Síndone siguiendo los datos relativos al relieve del cuerpo que se deducen de las diversas intensidades de la huella. Se ha de tener en cuenta que la imagen de los brazos, quemada en el incendio de 1532, altera considerablemente el conjunto. A través de filtros diversos se ha logrado eliminar manchas y deformaciones del relieve del hombre de la Síndone. El profesor Giovanni Tamburelli, de la Universidad de Turín, logró resultados espectaculares.
El Dr. Dennis Gabor, físico húngaro, inventó la Holografía en 1947, y en 1960 el Dr. Theodore Mainman desarrolló el primer rayo láser que posteriormente tuvo muchas aplicaciones en la Holografía, ambos científicos recibieron el Premio Nobel.
A partir de estos avances, el profesor Peter Soons, médico especialista en tratamientos de imágenes 3D y hologramas, junto a un equipo de expertos, produjeron hologramas de la Sábana Santa basados en la información tridimensional.
El equipo STURP logró autorización para examinar durante 120 horas seguidas el Lienzo, del 9 a 13 de octubre de 1978. A tal efecto se desplazaron 72 cajas del material más moderno y sofisticado que se tenía entonces, desde varios laboratorios norteamericanos al Palacio Real de Turín.
La mayoría de los científicos del STURP se desplazó a Turín a las Jornadas de Observación Directa. También se contó con ayuda de otros laboratorios para análisis concretos. En el último momento, el arzobispado de Turín permitió a un grupo italiano tomar algunas muestras antes de que los americanos empezaran. Max Frei, fundador del Centro de Investigación Científica de la Policía de Zurich y uno de los más afamados especialistas de la INTERPOL en aquellos años, participó de este primer grupo.
El Dr. John Jackson, físico y unos de los creadores del STURP, repasa con el resto de su equipo el orden de los análisis extendiendo la tela sobre la mesa-soporte. Se trataba de una mesa magnética, basculante, que había sido realizada expresamente para la ocasión por la Nuclear Technology Incorporated. Sobre ella se iniciaron más de 300 experimentos físicos y químicos a los que se sometería el Lienzo.
Samuel Pellicori, físico óptico del STURP y proveniente del Instituto de Investigación de Santa Bárbara, realizó un examen del rostro de la Síndone con un microscopio binocular adaptado para visión vertical.
La primera vez que se pudo ver el reverso del Lienzo fue en 1978. Al descoser su forro, se comprobó que la imagen es totalmente superficial y que la tela mantenía una elasticidad muy buena. Las manchas de sangre fueron lo único que traspasó el tejido.
Se observan restos de tejido epitelial y partículas de tejido muscular correspondientes a la zona de la espalda. No se han encontrado indicios de que el cadáver se hubiera corrompido, pero el análisis permite descubrir piel de varón y partículas de carne. El microscopio descubre enorme contaminación (pólenes y todo tipo de restos inorgánicos propios de un lienzo antiguo). Entre los restos de contaminación encontraron entre las muestras que no dejan lugar a dudas: este Lienzo ha servido para amortajar a un hombre.
Se produjo tratamiento de imagen por ordenador aplicando falso color. Esta técnica facilita la identificación de los distintos tipos de marcas e intensidades al dar a cada huella una coloración diferente según su intensidad.
Se hizo una macrofotografía de zona con imagen del cuerpo completo, pero sin sangre u otro pigmento. Se vio que únicamente determinadas fibras, las más superficiales de cada hilo, están ligeramente más oscuras. Esto no quiere decir que tengan algún tipo de colorante sino que es la degradación de la celulosa del lino lo que causa ese tono.
Se hicieron las primeras fotos de calidad, en color, con luz visible. Entre los muchos experimentos realizados, algunos tan importantes como los análisis químicos exhaustivos de las muestras, hay que resaltar las pruebas de espectrografía y espectrofotometría. Las fotografías tomadas por Vernon Miller, del Instituto Brooks, y por Barrie Schwortz son las mejores realizadas en color hasta hoy. Se tomaron más de 5.000 fotografías con distintas longitudes de onda.
Sobre el examen de rayos X, Mottern y London comprobaron que no existe pigmento en la Sábana que pudiera haber producido la imagen.
Se fotografió la Síndone con luz ultravioleta y el rostro con luz infrarroja. Se observan numerosos puntos de fluorescencia a la luz infrarroja y, sobre estas líneas, la misma imagen a la que se ha aplicado un tratamiento digital para determinar densidades.
La luz trasversal hace desaparecer la impronta. Aplicando focos por detrás del Lienzo se comprueba que mientras las manchas de sangre u otros restos se ven opacos a la luz, la huella del cuerpo es transparente. Esto indica que la impronta no está formada por ningún material añadido sobre la tela.
La hematología es la rama de la medicina que se encarga del estudio de las células de la sangre y sus precursores.
Un hematólogo de reconocido prestigio, judío y no perteneciente al STURP, el Dr. Alan Adler, del Western Connecticut Institute, fue tajante tras determinar la naturaleza hemática de las manchas.
John Heller, del Instituto de Nueva Inglaterra, y J. Janney, del Laboratorio Científico Nacional de Los Álamos, durante el examen químico de fibras sindónicas realizaron otro examen químico. Heller fue plenamente coincidente con la opinión de Adler: no había duda, era sangre.
A continuación, mostramos algunos de los estudios que se realizaron:
En la macrofotografía de zona manchada de sangre se aprecia a simple vista que, por el fenómeno de capilaridad, las manchas de estas zonas se habían incrustado en el tejido llegando a la otra cara del mismo. Era fundamental saber si se trataba de sangre humana.
Los doctores John Heller y Alan Adler sometieron la muestra a 12 test y todos ellos fueron positivos, a pesar de que la sangre fuera antigua y estuviera en parte degradada. Entre los test destaca la prueba de la albúmina, la de los pigmentos biliares, la de las proteínas, el test hemocromógeno y el fundamental de la fluorescencia de Heller. Otra prueba determinante: la presencia de glóbulos rojos.
El Dr. Baima Bollone, catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Turín, independientemente de los análisis del STURP, también estudió muestras de la Síndone y llegó a resultados coincidentes. Precisó que es sangre humana del grupo AB utilizando el método de fluorescencia de antígenos. Este es el grupo sanguíneo característico de la raza hebrea y muy poco común en el mundo. Se calcula que solo lo tiene el 3% de la población mundial.
Research on extremely minute and ancient traces of blood. Spectrum International (11).
Demostration of blood, aloes and myrrh on the holy shroud with inmunofluorescence techniques. Spectrum International (13).
A partir de una muestra de la Sábana Santa, la de la zona del reguero de sangre que recorre la espalda, se hace una comparación con una mancha experimental de sangre, áloe, mirra y saporina sobre el tejido. Se descubre que la composición inorgánica es idéntica. En este gráfico se muestra una comparación entre el trazado microespectromagnético de la muestra de la Síndone (en rojo) y el obtenido con la mancha experimental (en negro).
Superficialidad. La imagen está esencialmente constituida por una degradación de la parte más extrema y somerísima de las fibras del lino en el tejido de la Síndone. No ha penetrado ni siquiera un tercio del grosor de los hilos.
Ausencia de pigmentación. No hay traza alguna de pigmento en la imagen. El origen de su formación no es ni tinte ni pigmento. Está comprobado, por tanto, que no es una pintura.
Ausencia de direccionalidad. El proceso responsable de la formación de la imagen actuó de una forma no direccional, es decir, no aparece aquí esa inevitable marca personal de dirección que imprime una mano en sus pinceladas.
Negatividad. La imagen de la Síndone es un negativo óptico y por ello resulta comprensible a nuestros ojos cuando se invierte su claroscuro en el negativo fotográfico (negativo fotográfico de un negativo = positivo visual). Solo entonces adquiere la impronta un aspecto real y detallado.
Tridimensionalidad. Es la más sorprendente de todas las características. La intensidad de la imagen varía en función de la distancia de la tela al cuerpo. Su relación matemática es tan precisa que resulta imposible a los científicos construir una réplica tridimensional del hombre de la Síndone.
Pormenorización. La impronta es extraordinariamente detallada según el estudio médico legal de las heridas. Así, por ejemplo, no solo son perfectamente identificables las contusiones producidas por los azotes, sino que dentro de estas contusiones se pueden apreciar también diminutos arañazos desgarradores dejados por el flagrum romano.
Estabilidad térmica. La imagen no ha sido alterada por el calor. La porción de la misma que estuvo más cerca de las quemaduras producidas por el incendio de 1532 presenta un colorido idéntico al de la imagen presente en las porciones más alejadas de las llamas.
Estabilidad hidrológica. La Síndone quedó empapada de agua durante la extinción del incendio de 1532, pero la imagen no parece haber sido afectada por ella. No hay diferencia con las porciones que no se mojaron.
Estabilidad química. El colorido pardo-amarillo que forma la imagen no puede disolverse, decolorarse o alterarse mediante reactivos químicos. Esto es consecuencia de que el color es fruto de la degradación de la celulosa.
Hasta ahora ninguna de las teorías científicas pueden explicar todas esas características. Los miembros del equipo STURP, antes de publicar en 1981 el informe final sobre la imagen, dedicaron más de 150.000 horas de estudio al tema y cotejaron las diversas teorías formuladas con las características citadas.
Si pudiéramos hacer que un cadáver emitiera en una fracción de segundo una radiación de altísima energía y que esta pudiera ser perfectamente controlada obtendríamos una huella con todas las características requeridas. Sin embargo, esto no se ha logrado, la conclusión desde el punto de vista científico es que estamos ante una imagen que no se ha podido explicar ni por causas naturales ni artificiales.
Fue una comisión de científicos quien sugirió la restauración de la Síndone, así como su preservación extendida, no ya enrollada. Un trabajo considerado necesario porque, con el paso del tiempo, las tensiones de las costuras estaban haciendo que los pliegues de la tela fueran cada vez más profundos. También porque los residuos orgánicos podían convertirse en elementos de riesgo para la conservación de la tela.
Entre los meses de junio y julio de 2002, en la sacristía nueva de la Catedral de Turín, la profesora Metchild Flury-Lemberg, experta en textil, y su equipo, llevaron a cabo un proceso de restauración de la Síndone. Incluyó distintos procedimientos:
Todos los elementos eliminados, así como los elementos depositados en los bordes de las quemaduras, fueron recogidos, catalogados, registrados y entregados al Custodio Pontificio. También los resultados de las medidas llevadas a cabo.
Gracias al trabajo de restauración puede decirse que las condiciones de conservación de la tela han mejorado notablemente.
Puedes consultar el documento original en italiano que explica todo el proceso.
En el siguiente vídeo, la profesora Metchild Flury-Lemberg, experta textil que coordinó los trabajos de restauración de la Síndone, explica el proceso de restauración:
La Agencia Nacional para las Nuevas Tecnologías, la Energía y el Desarrollo Económico Sostenible italiana (ENEA), llevó a cabo un nuevo estudio científico de la Sábana para intentar reproducirla.
El investigador principal, Paolo Di Lazzaro, junto a los científicos D. Murra, A. Santoni, E. Nichelatti y G. Baldacchini, concluyeron que el Lienzo no era falsificación medieval.
Efectuaron numerosas mediciones no destructivas de espectroscopia infrarroja, visible y ultravioleta, de fluorescencia de rayos X, de termografía y pirólisis, de espectrometría de masa, de análisis micro Raman, fotografía en transmisión, microscopía, extracción de fibrillas y test microquímicos. En el centro de la imagen, Paolo di Lazzaro, flanqueado por otros investigadores del grupo.
La potencia total de la radiación UV necesaria para colorar de manera instantánea la superficie de un lino que corresponda a un cuerpo humano de estatura media equivale a 2.000 MW/cm2, es decir, 34.000 millones de vatios para 17.000 cm2, lo cual hace que hoy sea prácticamente irrealizable la reproducción de la totalidad de la imagen usando un solo láser excimer. Esta potencia no puede ser creada por ninguna otra fuente de luz U.V. construida hasta hoy. Las más potentes que se pueden encontrar en el mercado llegan a algunos miles de millones de Watt.
Ha habido otros estudios posteriores como el de Rayos X de 2022 que dató la antigüedad del material textil de la Sábana en el siglo I, pero cuya credibilidad ha sido muy discutida por la comunidad científica porque tiene más margen de error que el C14.
Este estudio, el más reciente sobre Rayos X a día de hoy, muestra un nuevo método de datación de hilos de lino antiguos mediante la inspección de su degradación estructural por medio de la dispersión gran angular de rayos X (WAXS). El método de datación por rayos X se aplicó a una muestra de la Sábana: un hilo tomado en las proximidades de la zona de 1988/radiocarbono (esquina del la Sábana correspondiente a la zona de los pies de la imagen frontal, cerca de la llamada muestra Raes).
El tamaño de la muestra de lino era de aproximadamente 0,5 mm × 1 mm. Obtuvieron perfiles de datos WAXS integrados unidimensionales para la muestra, que eran totalmente compatibles con las mediciones análogas obtenidas en una muestra de lino cuya datación, según los registros históricos, es 55-74 d.C., Asedio de Masada (Israel). El grado de envejecimiento natural de la celulosa que constituye el lino de la muestra investigada, obtenido mediante análisis de rayos X, demostró que el tejido de la Sábana es mucho más antiguo que los siete siglos propuestos por la datación por radiocarbono de 1988. Los resultados experimentales son compatibles con la hipótesis de que la Sábana de Turín sea una reliquia de 2000 años de antigüedad, como supone la tradición cristiana, bajo la condición de que se mantuviera a niveles adecuados de temperatura media secular -20,0-22,5 °C- y humedad relativa correlacionada -75-55%- durante 13 siglos de historia desconocida, además de los siete siglos de historia conocida en Europa. Para que el resultado actual sea compatible con el de la prueba de radiocarbono de 1988, la Síndone debería haberse conservado durante sus hipotéticos siete siglos de vida a una temperatura ambiente secular muy próxima a los valores máximos registrados en la Tierra.
Willard Frank Libby fue el inventor del método de datación por Carbono 14, cuyo desarrollo le valió el Premio Nobel de Química en 1960. Este método consiste en determinar la antigüedad de los restos orgánicos y atribuirles una fecha según la cantidad de carbono radiactivo que quede en las muestras analizadas. Se utiliza habitualmente en arqueología con buenos resultados. En su día, Libby fue el primero que pensó en aplicar su original descubrimiento a la Sábana de Turín, pero los resultados no fueron exitosos.
A continuación, se explicará cómo funciona el Carbono 14 y por qué no fue determinante en el caso de la Síndone.
El C14 (isótopo radioactivo del C12, que es el más frecuente) se produce en las capas altas de la atmósfera por efecto de los rayos cósmicos y pasa a todos los seres vivos a través de la respiración o la alimentación. Las plantas y los animales tienen una proporción constante de C14 a lo largo de su vida. Cuando mueren el C14 se desintegra a una velocidad conocida: se reduce a la mitad en 5.730 años, a la cuarta parte en otros 5.730 años y así sucesivamente. Conociendo cuántos átomos de C14 quedan en la muestra analizada, y por comparación con los que tendría que tener de estar vivo, se puede deducir cuánto tiempo hace que murió el ser que se analiza (en el caso de la Síndone el tiempo en que se cortó el lino con el que se hizo la tela).
En esta toma de la muestra del Carbono 14 de 1988 puede verse cómo se conservaba la Síndone enrollada sobre sí misma. Así permaneció hasta 1998.
En 1988 la Síndone fue sometida a una datación con el método del C14. Tras realizar el corte oportuno, el profesor Testore pesó en una balanza de precisión la tela retirada. Esta pequeña tira se dividió posteriormente en varios fragmentos y se envió a tres laboratorios. Sorprendentemente existieron cuatro versiones oficiales diferentes de los pesos y medidas de cada fragmento, lo que alentó en su día rumores sobre un posible fraude en la actuación de los laboratorios.
Se ofrecieron a hacer gratuitamente el análisis de la Síndone los laboratorios de Tucson (Arizona- A), Zurich (Suiza-B) y Oxford (Inglaterra-C) y se usó el método –entonces recién descubierto– del acelerador de partículas para la espectrometría de masa (AMS). Se había acordado que cada laboratorio recibiera tres cilindros metálicos con las muestras: una de la Síndone, y las otras dos de control, pero no fue así. Se entregó, una vez que el cardenal de Turín dejó la capilla y fuera de protocolo, una cuarta muestra obtenida de una capa pluvial de san Luis de Anjou.
Inicialmente se pensó en hacer una prueba ciega y que cada laboratorio recibiera, junto al fragmento de la Sábana, otros dos de telas diferentes sin que supieran a qué lienzo pertenecía cada trocito; sin embargo, la prueba no fue ciega porque como el tejido de la Síndone es tan característico, todos supieron cuál era la tela que habían observado en Turín.
En la rueda de prensa del 13 de octubre de 1988, el cardenal Ballestrero en una sala de abarrotada de periodistas relató que, según el telegrama recibido, la muestra de la Síndone tiene una cantidad de C14 equivalente al de un lienzo del s. XIII o XIV. En concreto, con un margen estadístico del 95%, se le atribuía una fecha entre 1260 y 1390 d.C.
El 16 de febrero de 1989, cinco meses después de que se realizara la rueda de prensa de Turín, se publicó el informe científico del análisis realizado en la revista Nature. Este retraso hizo que la valoración de los resultados por la comunidad científica internacional pasara casi completamente desapercibida. Para los medios de comunicación el tema estaba ya zanjado, no así para los investigadores.
El nivel de significación de la datación de la Síndone es excepcionalmente bajo (se ha redondeado en un 5%, pero es aún inferior). Como afirma expresamente el artículo de la revista Nature, en el caso de la muestra de la Síndone (muestra 1), “la dispersión de las medidas de los tres laboratorios es más grande de lo que podría esperarse de los errores citados”, es decir, ha habido alguna circunstancia no tenida en cuenta entre los errores posibles que produce una dispersión anormal en los resultados.
El profesor Willard Frank Libby (creador del método de datación del Carbono 14), a pesar de su idea inicial, había rechazado someter la Síndone a su análisis. Entendía que las condiciones específicas del Lienzo (entre otras, la abundante contaminación orgánica debida a su manipulación continua) lo hacían inaplicable. En un artículo en prensa afirma que se han cometido «fallos garrafales».
Libby murió antes de que se datara la Síndone con su método, pero al conocer el resultado de la radiodatación, otros científicos retomaron sus palabras para advertir contra una supuesta infalibilidad del resultado.
Llama la atención que el laboratorio de Oxford, que aplicó un método de limpieza superior, le atribuya un siglo más de antigüedad. Una dispersión así se da en menos de un 5% de los análisis realizados con radiocarbono.
Otro caso conocido es el caso de una momia egipcia datada en Oxford con vendas 1.000 años más jóvenes que los huesos a los que estaban unidos. Las revistas científicas especializadas recogen con frecuencia curiosos errores debidos a factores que no se tienen en cuenta a la hora de utilizar este método.
El coordinador de la prueba y director del laboratorio de investigación del Museo Británico, Michael Tite, reconoció –tras la publicación del informe completo en NATURE– que la datación por C14 no era suficiente para establecer que la Síndone fuera falsa. Recordó que tal afirmación excede del ámbito probatorio del resultado obtenido y envió una carta al asesor científico del arzobispo de Turín para pedir disculpas. Especificaba que él mismo no creía que la Sábana fuera falsa.
Basándose en los cálculos del Dr. John Jackson, este premio Lenin de Ciencias y exdirector del Laboratorio «E. A. Sedov» de Moscú, Dimitri Kouznetsov, realizó una interesante experiencia.
El investigador de Medicina Nuclear en Montpelier, Jean-Bautise Rinaudo, atribuye el origen de la imagen sindónica a una irradiación instantánea de protones emitidos por el cuerpo, bajo el efecto de una energía desconocida.
Rinaudo considera que los átomos implicados en este fenómeno -que ha podido reproducir experimentalmente- son los del deuterio, presentes en la materia orgánica, y formados por un protón y un neutrón.
En sus experimentos ha comprobado que los protones forman la imagen y los neutrones enriquecen el Carbono 14 falseando la datación.
Los Dres. Garza Valdés y Mattingly, del Instituto de Microbiología de la Universidad de San Antonio de Texas, consiguieron uno de los fragmentos de la Síndone que no se llegó a usar en 1988.
Pudieron comprobar que sobre el Lienzo abunda un compuesto biológico formado por hongos y bacterias que no se pueden eliminar con los tratamientos de limpieza que se aplicaron. Esto hace que la datación del Carbono 14 se vea alterada.
La prueba del Carbono 14 no fue ciega: conocían cuál era la porción de tela de la Síndone y conocían la fecha exacta de las muestras de control que la acompañaron por haberlas publicado, entre otros, en el periódico L’Osservatore Romano. La entrega clandestina de una cuarta muestra era exactamente de la misma fecha que la atribuida a la Síndone (entre 1260 y 1390).
Pese a lo convenido, realizaron un único informe de resultados en lugar de tres, poniéndose de acuerdo previamente. Hubo contradicción en relación con los pesos y medidas de los fragmentos cortados. La revista Nature dice que se cortó una muestra de 10 x 70 mm de la que se hicieron tres fragmentos de 50 mgs de peso y en el anuario del laboratorio ETH de Zurich el fragmento fotografiado mide 18 x 14 mm y pesa 52 mgs.
Esta es la postura defendida en vida por el inventor del método de datación por radiocarbono reiterada por sus sucesores después de la datación de la Síndone.
La esquina de donde se han tomado las muestras era uno de los puntos más contaminados de toda la tela.
Durante siglos se ha sostenido este lugar con las manos para mostrarla en público. Para aumentar la fiabilidad del resultado debería haberse hecho un muestreo estadístico de toda la superficie de la tela y no tomar todas las muestras del mismo lugar.
El incendio de 1532 es una fuente alta de contaminación: combustión de la arqueta de madera recubierta de plata, agua empleada en apagar el incendio, etc. Por otra parte, el Dr. Garza-Valdés ha probado que existe una alta contaminación orgánica en esa zona del Lienzo. La cubierta bioplástica no se ha tenido en cuenta.
El Dr. Gove, tercer firmante del artículo de Nature y descubridor del método moderno de datación (AMS) ha aceptado como perfectamente válida esta observación y admite que tendría que volverse a datar la Síndone. Ya en 1982 se hizo una datación clandestina con C14 y no se hicieron públicos los resultados por resultar totalmente contradictorios entre sí los de las dos porciones analizadas.
No existe método natural o artificial de producción de una imagen con esas características:
En base a los procesos fisicoquímicos conocidos hasta hoy, tendríamos motivos para decir que la imagen de la Síndone no puede existir; pero es real, aunque no consigamos explicarnos cómo se ha formado.
Dr. Jackson, físico de la U.S. Air Force Academy.
Se planteó como hipótesis si científicamente sería posible acercarse a la producción de unas huellas con las características de las de la impronta de la Síndone: fruto de una radiación emanada de un cuerpo. No obstante, parece imposible de verificar, por tratarse de un fenómeno irreproducible y que no puede obtenerse natural ni artificialmente. Esta hipótesis ha sido propuesta oficialmente y de forma simultánea por los Dres. Tomas J. Phillips del High Energy Phisics Laboratory de la Universidad de Harvard, y Eberhar Lindner, físico de la Universidad de Karlsruhe (Alemania).
Para llevarla a cabo, habría que reconocer que una radiación podría transformar una parte del C13 en C14 provocando un aparente rejuvenecimiento de la tela al incrementar la proporción de C14 presente en el lino. Así lo ha demostrado experimentalmente Rinaudo. Sería suficiente un incremento del 18% de C14 para que un lienzo del siglo I diera un resultado medieval.
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