¿Por qué analizar el cristianismo?

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Parecería que el método más acertado es estudiar a fondo, comparar y vivir las tres religiones monoteístas (judaísmo, islam y cristianismo) y optar por la más convincente. Pero no bastaría una vida para verificar la verdad de cada religión. Sería impracticable. No obstante, ¿por qué centrar el análisis del cristianismo como punto de partida?

La razón es que la pretensión del cristianismo es singular. Su fundador se manifestó como el Emmanuel, literalmente, «Dios con nosotros», la presencia de Dios en la humanidad de Jesús en medio de la historia, y el sentido de la vida de cada hombre y mujer. Esto es cuanto menos llamativo debido al alcance de su pretensión. Además, suscitó una comunidad que perdura hasta el día de hoy y que sigue afirmando que Jesús vive. La figura de Jesús, que es histórica, así como el origen de la religión cristiana en Judea en el siglo I, nos pone delante de un hecho escandaloso: Dios hecho hombre. Todo esto hace de Él una cuestión histórica, humana y religiosa de inmenso alcance y totalmente singular, con más de 2.500 millones de cristianos por todo el mundo.

4.1. Por ser la pretensión inaudita de la encarnación de Dios

En la conciencia popular es común encontrar la idea, errónea, de que los líderes de las religiones más conocidas son el propio dios de esa religión: Buda en el budismo, Mahoma en el islam, etc. Esto está lejos de la realidad ya que la mayoría son enviados predilectos de la divinidad que quiere llevar un mensaje o revelación a los hombres o bien dar a conocer una idea metafísica impersonal que dé orden a la realidad.

La afirmación personal de divinidad no es conocida en hombre alguno más que en Jesús de Nazaret, lo cual se presenta como un desafío a la razón de cada uno de nosotros y una novedad sin precedentes en la historia de las religiones. 

En la siguiente enumeración constatamos cómo ninguno de los grandes iniciadores religiosos ha pretendido reclamar para su persona la identificación con el Dios absoluto, eterno, omnipotente:

  • Moisés fue un profeta del pueblo de Israel, celoso defensor del Nombre único de Dios, que se le descubre con el misterioso nombre de Yahvéh en la zarza ardiendo del Sinaí. Sabe que hay un abismo infinito entre ese Dios y la criatura, y así lo enseña como mandamiento fundante. Reivindicar la pretensión divina de Jesús también sería una blasfemia para Moisés.
  • Lao-Tsé estableció la profunda noción enigmática del tao, concepto metafísico que podría equipararse con la noción del absoluto divino impersonal. Y con el que por supuesto no se identifica como una misma cosa.
  • Confucio es quizá el más alejado de una posible identificación con Dios puesto que su misión fue establecer una doctrina familiar y política con el fondo de la tradición religiosa china.
  • Buda predicó una ascesis exigente con la finalidad de extinguir el dolor y se afirma que ha alcanzado tras su existencia el definitivo nirvana, sin reencarnaciones posteriores. Pero él no se identificó con la divinidad.
  • Zarathustra fue encargado de transmitir revelaciones divinas, como mensajero, no como autor.
  • Mahoma fue el profeta del islam, mensajero del único Dios verdadero y creador. Reivindicar la pretensión divina de Jesús sería una blasfemia para Mahoma.

Así se alza la personalidad de Jesús de Nazaret como una cuestión abierta de la historia humana. Él ha pretendido ser igual al Dios de Abraham, Isaac y Jacob, de tal modo que esta pretensión le llevó a la muerte.

El gran medievalista C. S. Lewis (1898-1963), que se pasó toda la vida estudiando el cristianismo, defiende por qué empezar por esta religión monoteísta en su síntesis «Mero cristianismo». No tanto como alternativa, sino como creencia «chocante» desde la cual abrir las puertas a aquello que es común a todos los hombres de todas las épocas. 

La problemática de no poder estudiar en la vida todas las religiones está muy bien comentada en la relación epistolar que mantiene con su amigo, el escritor estadounidense Sheldon Vanauken, quien intuyó la necesidad de dar un salto de fe cuando le confesaba haberse embarcado en un viaje que “podía ser” que le condujera a Dios algún día.

Descarga la relación epistolar íntegra entre C.S. Lewis y Sheldon Vanauken

 

La figura de Jesús en el arte. Conferencia del Catedrático de Historia Contemporánea, Pablo López Raso.

 

El cristianismo en la música. Conferencia de la doctora en Historia y Ciencias de la Música, Cecilia Piñero.

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