La Síndone refleja con exactitud médica una ejecución idéntica a la descrita en los Evangelios. Muchos médicos, entre los que se encuentra el Dr. Robert Bucklin, uno de los forenses de la Síndone, se han ocupado de analizar, como si se tratara de un cadáver sobre la mesa de operaciones, la impronta del Lienzo de Turín.
Atendiendo a sus rasgos, los antropólogos afirman que puede ser de raza hebrea, el mismo dato que apunta el estudio del grupo sanguíneo realizado por los expertos.
Por otra parte, aunque su aspecto general es de serenidad, el estudio de las heridas muestra que ha habido un verdadero ensañamiento con este hombre, cuyo rostro está muy deformado.
Una de las deformaciones más evidentes para los especialistas es la rotura del cartílago nasal, quizá producto de un golpe o de una caída.
En las zonas relativas a la punta de la nariz, las rodillas y las plantas de los pies se han encontrado restos de tierra con una composición idéntica a la de Jerusalén.
En la rodilla izquierda se aprecia una herida abierta y no curada. Sabemos que se ha puesto las rodillas en el suelo porque se han encontrado granos microscópicos de tierra que, según los análisis espectrográficos, coincide en su composición con la de Jerusalén. Hay un fragmento de madera tomada de la zona de la cabeza y partículas de resinas aromáticas, mirra y áloe, que es lo que los Evangelios relatan sobre la sepultura de Jesús de Nazaret.
En los estudios de resolución atómica detectan nuevas evidencias biológicas en la Sábana Santa de Turín (2017). Los resultados obtenidos no son compatibles con una pintura y evidenciaron la presencia de nanopartículas de suero sanguíneo patológico relacionadas con la presencia de creatinina unida con ferrihidrato, que son propias de un organismo que sufrió un fuerte politraumatismo como una tortura.
Mc 14, 65: Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban bofetadas, mientras le decían: ‘Adivina’, y los criados le recibieron a golpes.
Mc 15, 16-19: Los soldados […], trenzando una corona de espinas se la ciñeron sobre su cabeza […]. Y le golpeaban en la cabeza con una caña y le escupían.
Mt 26, 67: Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle; y otros a golpearle, diciendo: Adivina: ¿quién te ha pegado?
Mt 27, 26: Entonces, les soltó a Barrabás y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado.
Jn 18, 19: Cuando dijo esto, uno de los alguaciles que estaba cerca, dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?
Jn 19, 17: Y Él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota, y allí le crucificaron.
Jn 19, 19: Pilato les dijo que escribieran un letrero que decía ‘Jesús de Nazaret, rey de los judíos’ y lo hizo colocar en la cruz.
Jn 19, 33: Pero al llegar a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.
Jn 19, 34: Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.
Jn 19, 39: Entonces vino también Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.
El momento de la Pascua de Resurrección, narrada por Juan Evangelista, no menciona la Síndone como tal sino que habla de lienzos. Dice, no obstante, que Jesús fue enterrado como lo hacían los hebreos. ¿Cómo enterraban los hebreos de aquella época?
Se enterraba con una gran sábana y no vendado como los egipcios. Los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) mencionan que Jesús fue envuelto en una síndone, es decir, un lienzo de lino lo suficientemente alargado como para cubrir íntegramente el cadáver.
Los apóstoles predicaron que, tras ser depositado en el sepulcro, Jesús resucitó de entre los muertos. Testigos del momento en que se produjo ese hecho habrían sido los lienzos usados en su amortajamiento y entre ellos, especialmente, la Síndone. Los evangelistas afirman que en el sepulcro quedaron únicamente los lienzos y Juan concreta con detalle cómo estaban colocados: los lienzos caídos y el sudario que había estado sobre su cabeza se encontraba en su lugar.
Jn 20: Vieron los lienzos tendidos (othonia keimena) y el sudario (soudarion) con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Mt 27, 59: Tomando José el cuerpo, lo envolvió en un lienzo limpio de lino, y lo puso en su sepulcro nuevo que él había excavado en la roca.
Mc 15, 45: Luego bajó el cuerpo de Jesús de la cruz, lo envolvió en el lienzo y lo colocó en una tumba que había sido tallada en la roca.
Lc 23, 52: Este fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, y bajándole, le envolvió en un lienzo de lino, y le puso en un sepulcro excavado en la roca donde nadie había sido puesto todavía.
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