DOS TELAS, UN HOMBRE, EL MISTERIO

LA SÁBANA SANTA Y LOS EVANGELIOS

1. Similitudes con el Evangelio

La Síndone presenta una representación médica precisa de una ejecución que coincide con las descripciones de los Evangelios. Varios médicos, entre ellos el Dr. Robert Bucklin, uno de los forenses que ha estudiado la Sábana, han analizado la impronta del Lienzo de Turín como si se tratara de un cadáver en la mesa de operaciones. Según sus características, los antropólogos sugieren que la persona representada podría ser de raza hebrea, un hallazgo que también respalda el estudio del grupo sanguíneo realizado por expertos.

1. Análisis médico forense y antropológico de la Sábana: evidencias de un hombre torturado

Recientes estudios realizados mediante técnicas de resolución anatómica por los científicos Liberato de Caro, Elvio Carlino, Cinzia Giannini y Giulio Fanzi, han detectado nuevas evidencias biológicas en la Sábana Santa (2017). Los resultados obtenidos son incompatibles con una pintura y revelan la presencia de nanopartículas relacionadas con suero sanguíneo patológico y creatinina unida a ferrihidrato, características propias de un organismo que ha sufrido un fuerte politraumatismo debido a torturas.

A continuación, enumeramos a modo de síntesis las características del análisis realizado: 

  • Un hombre maltratado. La sangre en la Sábana presenta características que indican intensos sufrimientos, con politraumatismos severos. Es anormalmente roja para su antigüedad y contiene abundante bilirrubina, asociada a sufrimiento intenso. Aunque el rostro muestra serenidad, el análisis revela un severo ensañamiento, incluyendo deformaciones como la rotura del cartílago nasal, posiblemente por un golpe o caída. Los expertos han identificado en la Sábana tres tipos de sangre que corresponden a distintos estados del cuerpo: antes de la muerte, durante la tortura y después de la muerte.

 

  • Un hombre flagelado En la espalda del hombre de la Sábana hay marcas que corresponden a un instrumento romano llamado “flagrum” o “el escorpión”, que causa lesiones profundas debido a sus bolitas metálicas en las cintas de cuero, dejando heridas en carne viva.

 

  • Un hombre con heridas en la cabeza. El frente y la parte posterior de la cabeza del hombre de la Síndone presentan heridas causadas por un objeto punzante que parece haber afectado toda su cabeza. Se observan numerosas manchas de sangre distribuidas en las regiones frontal, temporoparietal y parietooccipital. Todos los expertos coinciden en que estas lesiones, provocadas por objetos punzantes en el cuero cabelludo, resultaron en una hemorragia múltiple y un intenso dolor.

 

  • Un hombre clavado en la cruz. El hombre de la Síndone presenta heridas visibles en ambas muñecas, así como una clara lesión en el pie derecho. La hemorragia causada por el clavo en el pie no sería mortal, y se estima que la sangre venosa fluyó principalmente después de que se retirara el clavo. Este fenómeno explica el abundante flujo de sangre hacia el talón una vez que el hombre de la Síndone fue desclavado de la cruz y colocado en posición horizontal.

 

  • Un hombre al que le pusieron aloes y unguentos. Se han encontrado fragmentos de madera y partículas de resinas aromáticas (mirra y áloe), que coinciden con las descripciones del proceso de sepultura de Jesús en los Evangelios.

 

 

1.1. Relatos del evangelio en los que se encuentran coincidencias

  • Un hombre maltratado Mc 14, 65: Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban bofetadas, mientras le decían: ‘Adivina’, y los criados le recibieron a golpes.

  • Un hombre flagelado Jn 19,1: Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó que lo azotaran.

  • Un hombre con heridas en la cabeza Mt 27,29 Y tejiendo una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y una caña en su mano derecha; y arrodillándose delante de Él, le hacían burla, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!

 

  • Un hombre con el rostro desfigurado Mc 15, 16-19: Los soldados […], trenzando una corona de espinas se la ciñeron sobre su cabeza […]. Y le golpeaban en la cabeza con una caña y le escupían. / Mt 26, 67: Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle; y otros a golpearle, diciendo: Adivina: ¿quién te ha pegado?

  • Un hombre clavado en la cruz Mt 27, 26: Entonces, les soltó a Barrabás y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado. / Jn 19, 19: Pilato les dijo que escribieran un letrero que decía ‘Jesús Nazareno, rey de los judíos’ y lo hizo colocar en la cruz./ Jn 19, 17: Y Él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota, y allí le crucificaron. / Jn 20, 24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.»

 

  • Un hombre al que le pusieron aloes y unguentos 19, 39: Entonces vino también Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.

 

1.2. La Síndone y la Pascua de Resurrección

En el relato de la Pascua de Resurrección según el Evangelista Juan, no se menciona la Síndone como tal, sino que se hace referencia a «lienzos». Sin embargo, se indica que Jesús fue enterrado de acuerdo con las costumbres hebreas de la época. ¿Cómo era este proceso de enterramiento? A diferencia de los egipcios, que utilizaban vendas, los hebreos envolvían a los difuntos en una gran sábana. Los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) mencionan que Jesús fue envuelto en una síndone, es decir, un lienzo de lino lo suficientemente largo como para cubrir completamente el cadáver.

Los apóstoles proclamaron que, tras ser depositado en el sepulcro, Jesús resucitó de entre los muertos. Los lienzos utilizados en su amortajamiento fueron testigos silenciosos de este acontecimiento, destacando especialmente la Síndone. Los evangelistas afirman que al abrir el sepulcro solo quedaron los lienzos; Juan proporciona detalles precisos sobre su disposición: los lienzos estaban caídos y el sudario que había cubierto su cabeza permanecía en su lugar.

Así lo relatan los Evangelios:

Jn 20: Vieron los lienzos tendidos (othonia keimena) y el sudario (soudarion) con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Mt 27, 59: Tomando José el cuerpo, lo envolvió en un lienzo limpio de lino, y lo puso en su sepulcro nuevo que él había excavado en la roca.

Mc 15, 45: Luego bajó el cuerpo de Jesús de la cruz, lo envolvió en el lienzo y lo colocó en una tumba que había sido tallada en la roca.

Lc 23, 52: Este fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, y bajándole, le envolvió en un lienzo de lino, y le puso en un sepulcro excavado en la roca donde nadie había sido puesto todavía.

2. Huellas en la Tradición de la Iglesia 

  1. San Jerónimo, en el siglo IV, cita un pasaje del «Evangelio a los hebreos» —un evangelio apócrifo que consideraba auténtico y que no ha llegado hasta nosotros— en el que se relata que Cristo resucitado, durante una de sus apariciones, tomó la Síndone y la entregó al siervo del sacerdote. Este episodio refleja una antigua creencia en la conservación del Lienzo por parte de la primitiva comunidad cristiana.

  2. El misal mozárabe utilizado antes del siglo VI menciona huellas en la Síndone. En la versión impresa de 1500 realizada por el cardenal Cisneros, se afirma que Pedro y Juan encontraron en los lienzos «las huellas» recientes del resucitado. Esto indica que la Síndone era bien conocida en España.

  3. Hasta principios del siglo XX, era común que muchas familias españolas incluyeran una oración de acción de gracias por la Sábana Santa al finalizar el rosario. Existe también una estampa italiana que reproduce un texto similar.

  4. En el año 310, el Papa San Eusebio prescribió que la misa se celebrara sobre un paño de lino puro, evitando seda o telas teñidas, recordando así el lienzo que envolvió el cuerpo de Cristo en el sepulcro. Esta práctica ha perdurado hasta nuestros días.

  5. En 1998, el Papa Juan Pablo II pronunció un discurso ante la Sábana Santa, afirmando: «Es una provocación a la inteligencia. Requiere sobre todo el compromiso del hombre, especialmente del investigador, para captar con humildad el profundo mensaje dirigido a su razón y a su vida».

  6. El 2 de mayo de 2010, durante una visita pastoral a Turín, el Papa Benedicto XVI veneró la Sábana Santa y expresó: «Es un icono escrito con sangre… La imagen impresa en la Sábana Santa es la de un muerto, pero la sangre habla de su vida».

  7. En 2015, el Papa Francisco se refirió a la Sábana Santa de Turín como «un icono de amor que ha atraído a muchas personas aquí a Turín». Añadió que «la Sábana Santa nos dirige hacia el rostro y el cuerpo martirizado de Jesús y nos impulsa hacia cada persona que sufre y es injustamente perseguida».

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