Desde el siglo I hasta nuestros días, las comunidades cristianas han custodiado un lienzo que tenía la imagen de un cuerpo completo. La custodiaban porque creían que era la sábana que cubrió a Jesús de Nazaret en su sepultura.
Los Evangelios cuentan que los apóstoles encontraron el sepulcro de Jesús vacío y los lienzos con los que le habían amortajado.
El sepulcro en el que fue enterrado Jesús estaba en una antigua cantera, fuera de la muralla de la ciudad de Jerusalén.
Los arqueólogos lo describen así: en la primera cámara se preparaba el cadáver antes de ser enterrado y, posteriormente, se depositaba en el banco sepulcral definitivo. En la entrada colocaban una piedra cilíndrica que se rodaba para dejar clausurado el recinto.
A la izquierda, una imagen de la antecámara simulada.
Desde entonces, la Sábana ha pasado por diferentes manos y lugares.
La Sábana Santa ha pasado por diferentes países de Oriente y Occidente desde que saliera de Jerusalén hasta que llegó a Turín en 1578. Los primeros datos la sitúan en la ciudad de Sanli-Urfa en Turquía. Lo que fue la antigua Edesa. Actualmente se conserva en la Catedral de Turín.
La popularidad internacional del Lienzo se produjo a mediados del siglo VI cuando los persas tuvieron que levantar el asedio a la ciudad sin poder entrar en ella. Los edesanos, que habían paseado el Lienzo por las murallas ante las tropas enemigas, atribuyeron su triunfo al poder de la Santa Imagen. Las luchas entre partidarios y contrarios a la veneración de las imágenes en el imperio bizantino no se pueden entender sin conocer hasta qué punto se había llegado a venerar el rostro tomado del Mandilión.
Ian Wilson y otros historiadores proponen una hipótesis para explicar qué ocurrió con la Sábana en los primeros años. En los primeros siglos del cristianismo, Edesa (actual Turquía) era una impresionante ciudad con más de 300 iglesias y monasterios y miles de ermitaños. Fue uno de los más importantes focos de peregrinación, ya que la gente iba a ver la imagen conocida como Akeropita, que significa no hecha por mano humana. También se la conocía como tetradiplon, que significa «doblado en cuatro» o, más tarde, Mandylion, que significa sudario.
Ian Wilson cree que la Síndone pasó sus primeros siglos camuflada en la ciudad de Edesa, pues se presentaba enseñando únicamente el Rostro.
La imagen Akeropita de Edesa se colocó en el dintel de la puerta de la muralla de entrada a la ciudad, en una hornacina que había contenido la imagen de los antiguos dioses. Algunos relatos dicen que esta operación sirvió más bien para ocultar el Lienzo durante el tiempo en el que la ciudad volvió al paganismo y que fue reencontrado siglos más tarde en perfecto estado.
En Homs (Edesa) se encontró un jarrón litúrgico de plata del s. VI con un retrato de Cristo inspirado en el Mandylion, parecido al rostro de la Síndone tal como se veía entonces.
La leyenda oriental la Doctrina de Addai (Tadeo) menciona la imagen de Edesa. La leyenda cuenta que un apóstol (se cree que Judas Tadeo) habría llevado a la ciudad un lienzo con una imagen milagrosamente impresa.
El reino de Osrhoene, cuya capital era Edesa, fue el primero en adoptar el cristianismo como religión oficial. En el siglo II ya eran cristianos. La tradición lo atribuye a la conversión de su rey, Abgar, al recibir el Lienzo de manos del apóstol. Hay un icono del s. IX en el que se refleja al rey Abgar V recibiendo el lienzo con el rostro de Cristo que le cura de la lepra. El historiador Ian Wilson cree que esta leyenda nace para explicar la presencia de una imagen real y que el objeto al que se hace referencia era la Síndone.
La popularidad internacional del Lienzo se produjo a mediados del siglo VI cuando los persas tuvieron que levantar el asedio a la ciudad sin poder entrar en ella. Los edesanos, que habían paseado el Lienzo por las murallas ante las tropas enemigas, atribuyeron su triunfo al poder de la Santa Imagen. Las luchas entre partidarios y contrarios a la veneración de las imágenes en el imperio bizantino no se pueden entender sin conocer hasta qué punto se había llegado a venerar el rostro tomado del Mandylion.
Esta sería una forma sencilla de pasar de un lienzo “doblado en cuatro” a una imagen que se alza “en vertical” para ver toda la figura. La Síndone de Turín ha sido doblada así durante siglos: el Dr. Jackson demostró, mediante un estudio de las arrugas de la tela que se aprecian en la Sábana Santa, las marcas de dichos dobleces.
Para conmemorar el final de ese turbulento periodo, el emperador de Bizancio quiso que el Lienzo se custodiara en Constantinopla, la actual ciudad de Estambul. Consta documentalmente que el Mandilión llegó a la catedral de Santa Sofía de Constantinopla el 16 de agosto del año 944 d.C.
El Papa Urbano II convoca las Cruzadas en el año 1095. Estas fueron, entre otras cosas, una reacción de la cristiandad a la destrucción del Santo Sepulcro por parte del Califa Al-Hakim, pero también la causa última del traslado de algunas de las reliquias de Oriente a Occidente.
Robert de Clary, cronista de la Cuarta Cruzada, menciona haber visto la “Sydoines en que fue envuelto Nuestro Señor”:
“Cada viernes se levantaba vertical, así que se podía ver bien la figura de Nuestro Señor”.
R. Clary, “Historia de la cuarta Cruzada” (1199-1204)
En el Manuscrito de “La Conquista de Constantinopla”, guardado en la Biblioteca Real de Copenhague, se lee: “Sobre cada uno de los lados aparecía como si estuviera de pie, de manera que se pudiera ver perfectamente la figura de Nuestro Señor”. La capilla del palacio imperial de Blanquerna en uno de los extremos de Constantinopla albergaba la Síndone. Allí pudieron verla los cruzados durante su estancia en la ciudad, pues saquearon la capital de Bizancio durante tres días a partir del 12 de abril de 1204. “Nunca, desde que el mundo fue creado se ha contemplado ni conquistado tanta maravilla” dice el cronista. Sabemos que los franceses robaron principalmente las reliquias y los venecianos, sobre todo, las riquezas que habían visto expuestas en los meses anteriores.
En la carta que Teodoro Ángel envió a Inocencio III en 1205, el sobrino del emperador de Bizancio se queja al Papa del robo de la Síndone por el comportamiento tan poco cristiano de los soldados de la Cuarta Cruzada y pide que sea devuelto, al menos, el «lienzo en el que fue envuelto N.S.J.C. después de su muerte y antes de la resurrección… y que está en Atenas».
En el año 1300, Godofredo II de Charny, maestre templario de Normandía, lega la Síndone a la Iglesia-Colegiata de Lirey, en Francia. Afirma que «sabe con certeza que es auténtica, pero que no puede revelar cómo la ha conseguido».
Se cree que ese secreto oculta que había recibido el botín de manos de los templarios, quienes conocían el rostro de la Síndone. En la casa madre de la orden en Templecombe (Inglaterra) se descubrió, empotrado en un muro, un panel de madera cuya imagen tiene evidentes resonancias sindónicas (en especial la extraña boca).
Se piensa que fueron ellos los que guardaron la Síndone tras sacarla de Constantinopla y se habrían negado a entregarla cuando el rey francés les confiscó sus bienes. Godofredo murió en la hoguera. Este caballero, pariente del segundo Godofredo, falleció junto al último Gran Maestre de la Orden, Jaques de Molay. Ambos se negaron a aceptar las acusaciones que el rey de Francia (Felipe V el Hermoso) les imputaba, entre ellas la de adorar un rostro blasfemo de Cristo.
El peculiar entramado de la Sábana Santa está representado alrededor del año 1348 sobre esta medalla en recuerdo de la peregrinación a Lirey conservado en el Museo Cluny de París. Se halló un medallón con los escudos de la casa Charny (a la que pertenecía Godofredo II) al dragar el Sena a mediados del siglo XX.
En 1453 la Síndone pasó a manos de los Duques de Saboya. El rey Luis II fue el primer propietario del Lienzo. Inicialmente guardaron la Sábana en su castillo de Chambéry pero más adelante construyeron La Saint Chapelle de Chambéry para venerar la Síndone. Aquí es donde recibió las fuertes marcas producidas por el fuego la noche del 3 al 4 de diciembre de 1532. La Iglesia quedó prácticamente destruida, de ahí que la mayor parte del templo actual sea de época posterior.
La noche del 3 al 4 de diciembre de 1532 un violento incendio destruyó la capilla del Palacio Ducal de Chambéry y llegó a derretir parte de la urna que contenía la Síndone. Unas gotas de plata cayeron sobre el Lienzo y dejaron unas quemaduras visibles en todos los pliegues.
Fue la comunidad de monjas de San Francisco la encargada de llevar a cabo la restauración de la Sábana. Durante horas permanecieron de rodillas mientras cosían sobre las quemaduras, con agujas de oro, unos remiendos de tela de corporal. Dejaron para la historia, junto con sus atentas observaciones, el primer estudio descriptivo que se conoce.
Las quemaduras y remiendos, así como los cercos dejados por el agua, no han afectado prácticamente a la imagen central. La doble impronta ha resistido inalterada a pesar de todos los avatares sufridos y afortunadamente solo se ha perdido la zona de los brazos.
El agua utilizada para extinguir el fuego del incendio ha dejado manchas visibles a lo largo del perímetro de la Sábana, entre el rostro y la nuca, el pecho y las rodillas.
Desde 1578 se produjo el traslado definitivo a Turín (Italia). El traslado a Turín lo propició la promesa hecha por el obispo Carlos Borromeo de peregrinar a pie hasta la Síndone si cesaba la peste en Milán. Para evitar al prelado el paso por los Alpes, el duque Manuel Filiberto la llevo a Turín, la nueva capital de Saboya. Desde 1984 la Síndone pertenece a la Santa Sede ya que último rey de Italia, Humberto II, dejó en testamento la Sábana Santa al Papa Juan Pablo II.
En todo el siglo XX se han producido seis exhibiciones públicas de la Sábana Santa (llamadas ostensiones):
El 11 de abril de 1997 se produjo otro incendio en la Capilla Guarini, la Capilla de la Síndone, que amenaza seriamente la vitrina a prueba de balas que protege la tela desde 1993. El bombero Mario Trematore usa una maza para romper el cristal antibalas. La teca, que contiene la Síndone, es llevada provisionalmente a la residencia del Cardenal Saldarini.
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