A continuación, presentaremos los procesos de restauración y los estudios más recientes realizados en la Sábana Santa. Esta tela ha tenido un recorrido histórico muy extenso, habiendo pasado por numerosas manos y lugares a lo largo del tiempo. El trabajo de restauración ha sido esencial para permitir un análisis preciso de la información que ofrece la Sábana, la cual continúa revelando nuevos descubrimientos hasta nuestros días.
Una comisión de científicos propuso la restauración de la Sábana Santa, así como su preservación en un estado extendido, en lugar de enrollada. Este trabajo se consideró necesario debido a que, con el paso del tiempo, las tensiones en las costuras estaban provocando que los pliegues de la tela se profundizaran cada vez más. Además, los residuos orgánicos podían representar un riesgo para la conservación del tejido.
Entre junio y julio de 2002, en la nueva sacristía de la Catedral de Turín, la profesora Metchild Flury-Lemberg, experta en textiles, y su equipo llevaron a cabo un exhaustivo proceso de restauración de la Sábana. Este incluyó varios procedimientos:
Todos los elementos eliminados, así como aquellos depositados en los bordes de las quemaduras, fueron cuidadosamente recogidos, catalogados y registrados antes de ser entregados al Custodio Pontificio. También se documentaron los resultados obtenidos durante el proceso.
Gracias a este trabajo de restauración, las condiciones de conservación de la tela han mejorado notablemente. Para más detalles sobre el proceso, puedes consultar el documento original en italiano. En el siguiente vídeo, la profesora Metchild Flury-Lemberg explica el proceso de restauración:
La Agencia Nacional para las Nuevas Tecnologías, la Energía y el Desarrollo Económico Sostenible de Italia (ENEA) llevó a cabo un nuevo estudio científico sobre la Sábana Santa con el objetivo de intentar reproducirla. El investigador principal, Paolo Di Lazzaro, junto a los científicos D. Murra, A. Santoni, E. Nichelatti y G. Baldacchini, concluyó que el lienzo no es una falsificación medieval.
El equipo realizó numerosas mediciones no destructivas utilizando técnicas como espectroscopia infrarroja, visible y ultravioleta, fluorescencia de rayos X, termografía y pirólisis, espectrometría de masa, análisis micro Raman, fotografía en transmisión, microscopía, extracción de fibrillas y pruebas microquímicas. En la imagen se puede ver a Paolo Di Lazzaro flanqueado por otros miembros del equipo.
La potencia total necesaria para iluminar instantáneamente la superficie del lino correspondiente a un cuerpo humano de estatura media equivale a 2.000 MW/cm²; esto se traduce en 34.000 millones de vatios para una superficie de 17.000 cm². Por lo tanto, hoy en día resulta prácticamente irrealizable reproducir toda la imagen utilizando un solo láser excimer. Esta potencia no puede ser generada por ninguna otra fuente de luz UV disponible hasta ahora; las más potentes disponibles en el mercado alcanzan solo algunos miles de millones de vatios.
La doble imagen (frontal y dorsal) de un hombre flagelado y crucificado que apenas se distingue en el paño de lino de la Sábana Santa presenta características físicas y químicas tan singulares que actualmente resulta imposible reproducir en laboratorio una coloración idéntica en todos sus componentes.
Una de las observaciones más relevantes es la relación precisa entre la intensidad (esfumado) de la imagen y la distancia entre el cuerpo y la tela. Además, la imagen también aparece en áreas del cuerpo que no estaban en contacto directo con el lienzo, como justo encima de las manos o alrededor de la punta de la nariz.
Por otro lado, es menos probable que la imagen se haya formado por contacto directo con el cuerpo debido a la ausencia de deformaciones geométricas típicas de un objeto tridimensional en contacto con una superficie bidimensional; también falta la huella lateral del cuerpo.
Asimismo, no se han encontrado señales que indiquen putrefacción en las áreas correspondientes a los orificios del cuerpo, lo cual normalmente se manifiesta alrededor de 40 horas después de la muerte. Esto sugiere que la imagen no depende de los gases producidos por la descomposición y que el cadáver no permaneció más de dos días.
La Sábana Santa presenta características que aún no han podido ser reproducidas, como el difuminado de la imagen causado por una variada concentración de fibrillas amarillas alternadas con fibras incoloras.
Un grupo de investigadores italianos ha utilizado una nueva técnica de rayos X para datar el lino del que está hecho el sudario, confirmando que fue fabricado hace aproximadamente 2.000 años, durante la época de Jesús de Nazaret. Este estudio, publicado por primera vez en 2022 en la revista Heritage, empleó ondas electromagnéticas de gran ángulo para medir el envejecimiento de la celulosa del lino. Los pequeños detalles y los patrones de la tela han sido cruciales para lograr una datación precisa de la pieza.
A medida que pasa el tiempo, las cadenas de moléculas de azúcar que forman la tela se van rompiendo, lo que permite estimar cuánto tiempo ha existido un tejido. Los investigadores han supuesto que el sudario se ha conservado a una temperatura de 22,5 grados Celsius (72,5 grados Fahrenheit) y con una humedad relativa del 55 % durante los trece siglos que transcurrieron hasta su llegada a Europa.
Para evaluar el desgaste de la tela, los investigadores la compararon con otros lienzos encontrados en Tierra Santa que ya habían sido datados en el siglo I d.C. En el estudio se menciona que «los perfiles de datos fueron completamente compatibles con las mediciones análogas obtenidas de una muestra cuya datación, según registros históricos, se sitúa entre el 55 y el 74 d.C.». Estas muestras provienen de las ruinas de la fortaleza de Herodes en Masada, a orillas del mar Muerto.
Además, se realizó una comparación con otros tejidos datados entre 1260 y 1390, periodo en el que el estudio de 1988 había datado el sudario, y no se encontró ninguna coincidencia. El autor principal de la investigación, Liberato de Caro, sostiene que sin una limpieza exhaustiva, el método del carbono-14 no es «fiable», ya que las muestras de tela pueden estar contaminadas por diversos factores. Para que las conclusiones de ambos estudios sean compatibles, el sindonólogo indica que el Santo Sudario debería haberse conservado durante los siglos en los que estuvo perdido a temperaturas cercanas a los valores máximos registrados en la Tierra.
Un estudio de rayos X realizado en 2022 dató el material textil de la Sábana en el siglo I, sin embargo, su credibilidad ha sido objeto de intenso debate dentro de la comunidad científica, ya que presenta un mayor margen de error en comparación con el análisis por Carbono 14, que presentaremos a continuación.
Willard Frank Libby fue el inventor del método de datación por carbono-14, un desarrollo que le valió el Premio Nobel de Química en 1960. Este método permite determinar la antigüedad de restos orgánicos al medir la cantidad de carbono radiactivo presente en las muestras analizadas. Su uso es común en arqueología y ha demostrado ser eficaz en numerosos casos.
Libby fue pionero al considerar la aplicación de su innovador descubrimiento a la Sábana de Turín, aunque los resultados obtenidos no fueron concluyentes. A continuación, se explicará cómo funciona el método del Carbono 14 y por qué no resultó determinante en el estudio de la Síndone. Ha sido un método muy conocido y controvertido durante muchos años en lo referente al estudio de la Sábana Santa.
El Carbono 14 (C14), un isótopo radiactivo del carbono-12, que es el más abundante, se genera en las capas altas de la atmósfera debido a la interacción con los rayos cósmicos. Este isótopo ingresa a todos los seres vivos a través de la respiración y la alimentación, manteniendo una proporción constante durante su vida. Al morir, el C14 comienza a desintegrarse a una tasa conocida: se reduce a la mitad cada 5.730 años, y continúa disminuyendo a la cuarta parte en otros 5.730 años, y así sucesivamente.
Al medir la cantidad de átomos de C14 que quedan en una muestra y compararla con la cantidad que tendría si el organismo estuviera vivo, es posible estimar cuánto tiempo ha pasado desde su muerte. En el caso de la Sábana Santa, esto se refiere al momento en que se cortó el lino utilizado para fabricarla. En la toma de muestras de Carbono 14 realizada en 1988, se puede observar cómo se conservaba la Síndone enrollada sobre sí misma hasta 1998. La datación por Carbono 14 de 1988 atribuyó el lienzo al siglo XIII.
La datación con Carbono 14 se 1988 atribuyó el Lienzo al siglo XIII.
En 1988, la Sábana Santa fue sometida a una datación mediante el método del Carbono 14. Tras realizar el corte correspondiente, el profesor F. Testore, del Departamento de Ciencias de los Materiales de la Universidad Politécnica de Turín, pesó la tela extraída en una balanza de precisión. Este pequeño trozo se dividió posteriormente en varios fragmentos y se envió a tres laboratorios. Sorprendentemente, existieron cuatro versiones oficiales diferentes sobre los pesos y medidas de cada fragmento, lo que alimentó rumores sobre un posible fraude en la actuación de los laboratorios.
Los laboratorios de Tucson (Arizona, EE. UU.), Zúrich (Suiza) y Oxford (Inglaterra) ofrecieron realizar el análisis de la Sábana de forma gratuita, utilizando el método recién descubierto de espectrometría de masas con aceleradores de partículas (AMS). Se había acordado que cada laboratorio recibiría tres cilindros metálicos con las muestras: uno de la Sábana y dos de control. Sin embargo, esto no se cumplió. Una vez que el cardenal de Turín dejó la capilla, se entregó, fuera del protocolo, una cuarta muestra obtenida de una capa pluvial de San Luis de Anjou.
Inicialmente se pensó en realizar una prueba ciega, donde cada laboratorio recibiera, junto al fragmento de la Sábana, otros dos trozos de telas diferentes sin saber a qué lienzo pertenecía cada uno; sin embargo, esto no fue posible porque el tejido característico de la Sábana era fácilmente reconocible para todos.
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En 1988 la Síndone fue sometida a una datación con el método del C14. Tras realizar el corte oportuno, el profesor Testore pesó en una balanza de precisión la tela retirada. Esta pequeña tira se dividió posteriormente en varios fragmentos y se envió a tres laboratorios. Sorprendentemente existieron cuatro versiones oficiales diferentes de los pesos y medidas de cada fragmento, lo que alentó en su día rumores sobre un posible fraude en la actuación de los laboratorios.
Se ofrecieron a hacer gratuitamente el análisis de la Síndone los laboratorios de Tucson (Arizona- A), Zurich (Suiza-B) y Oxford (Inglaterra-C) y se usó el método –entonces recién descubierto– del acelerador de partículas para la espectrometría de masa (AMS). Se había acordado que cada laboratorio recibiera tres cilindros metálicos con las muestras: una de la Síndone, y las otras dos de control, pero no fue así. Se entregó, una vez que el cardenal de Turín dejó la capilla y fuera de protocolo, una cuarta muestra obtenida de una capa pluvial de san Luis de Anjou.
Inicialmente se pensó en hacer una prueba ciega y que cada laboratorio recibiera, junto al fragmento de la Sábana, otros dos de telas diferentes sin que supieran a qué lienzo pertenecía cada trocito; sin embargo, la prueba no fue ciega porque como el tejido de la Síndone es tan característico, todos supieron cuál era la tela que habían observado en Turín.
En la rueda de prensa del 13 de octubre de 1988, el cardenal Ballestrero en una sala de abarrotada de periodistas relató que, según el telegrama recibido, la muestra de la Síndone tiene una cantidad de C14 equivalente al de un lienzo del s. XIII o XIV. En concreto, con un margen estadístico del 95%, se le atribuía una fecha entre 1260 y 1390 d.C.
El 16 de febrero de 1989, cinco meses
En la rueda de prensa del 13 de octubre de 1988, el cardenal Ballestrero informó ante un salón repleto de periodistas que, según un telegrama recibido, la muestra de la Sábana presentaba una cantidad de C14 equivalente a la de un lienzo del siglo XIII o XIV. En concreto, con un margen estadístico del 95%, se le atribuía una fecha entre 1260 y 1390 d.C.
El 16 de febrero de 1989, cinco meses después de la rueda de prensa en Turín, se publicó el informe científico del análisis en la revista Nature. Esta demora hizo que la valoración de los resultados por parte de la comunidad científica internacional pasara casi desapercibida. Para los medios de comunicación, el tema ya estaba cerrado; sin embargo, no sucedió lo mismo para los investigadores.
El nivel de significación asociado a la datación de la Sábana es excepcionalmente bajo (se ha redondeado al 5%, pero es aún inferior). Como afirma expresamente el artículo publicado en Nature, en el caso de la muestra correspondiente a la Sábana (muestra 1), “la dispersión de las medidas entre los tres laboratorios es mayor a lo que podría esperarse por los errores citados”, lo que sugiere que hubo circunstancias no consideradas que provocaron una dispersión anormal en los resultados.
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El profesor Willard Frank Libby, inventor del método de datación por carbono-14, había inicialmente considerado la posibilidad de aplicar su técnica a la Sábana Santa, pero finalmente decidió no hacerlo. Su razón principal era que las condiciones específicas del lienzo, incluyendo la significativa contaminación orgánica acumulada por su manipulación constante, hacían el análisis inaplicable. En un artículo publicado en prensa, Libby mencionó que se habían cometido «fallos garrafales» en los estudios realizados. Aunque falleció antes de que se llevara a cabo la datación de la Sábana con su método, al conocer los resultados de la radiodatación, otros científicos retomaron sus advertencias sobre la supuesta infalibilidad de estos resultados.
Es notable que el laboratorio de Oxford, que utilizó un método de limpieza más riguroso, atribuyera a la Sábana un siglo adicional de antigüedad en comparación con los otros laboratorios. Tal dispersión en los resultados es poco común y se presenta en menos del 5% de los análisis realizados con radiocarbono. Un caso similar ocurrió con una momia egipcia analizada en Oxford, cuyas vendas fueron datadas como 1.000 años más jóvenes que los huesos a los que estaban unidas. Las revistas científicas especializadas suelen documentar errores curiosos derivados de factores no considerados al utilizar este método.
¿Significa esto que la Sábana Santa es falsa? Michael Tite, coordinador de la prueba y director del laboratorio de investigación del Museo Británico, reconoció tras la publicación del informe completo en Nature que la datación por Carbono 14 no era suficiente para afirmar que la Sábana fuera falsa. Subrayó que tal afirmación iba más allá del alcance probatorio del resultado obtenido y envió una carta al asesor científico del arzobispo de Turín para disculparse. En ella especificaba que él mismo no creía que la Sábana fuera falsa.
El Dr. Dimitri Kouznets, un destacado científico y exdirector del Laboratorio «E. A. Sedov» de Moscú, realizó una interesante experiencia basada en los cálculos del Dr. John Jackson. Kouznetsov sometió una tela del siglo I, cuya datación había sido confirmada por los laboratorios de Tucson, a un simulacro del incendio que afectó a la Sábana Santa en 1532. Como resultado de esta prueba, una segunda datación atribuyó al lienzo una fecha mucho más reciente. Se descubrió que la combustión parcial del tejido en un ambiente cerrado había alterado el contenido de Carbono 14 de la muestra.
Jean-Baptiste Rinaudo, investigador en Medicina Nuclear en Montpellier, propone que la imagen de la Sábana Santa se originó a partir de una irradiación instantánea de protones emitidos por el cuerpo bajo la influencia de una energía desconocida. Rinaudo sostiene que los átomos involucrados en este fenómeno —que ha logrado reproducir experimentalmente— son los del deuterio, compuestos por un protón y un neutrón presentes en la materia orgánica. En sus experimentos, ha comprobado que los protones son responsables de formar la imagen, mientras que los neutrones enriquecen el Carbono 14, lo que podría falsear su datación (Rinaudo, J., «Protonic Model of Image Formation», Third International Congress on the Shroud of Turin, Turín, Italia, 5-7 de junio de 1998).
Los doctores Garza Valdés y Mattingly, del Instituto de Microbiología de la Universidad de San Antonio en Texas, obtuvieron uno de los fragmentos de la Sábana que no se utilizó durante las pruebas de 1988. Al analizarlo, encontraron que sobre el lienzo había una abundante presencia de compuestos biológicos formados por hongos y bacterias que no pudieron ser eliminados con los tratamientos de limpieza aplicados anteriormente. Esta contaminación residual puede haber influido significativamente en la precisión de la datación por Carbono 14.
La prueba de Carbono 14 no se llevó a cabo de manera ciega, ya que los investigadores conocían la porción de tela de la Sábana Santa que estaban analizando y también tenían información sobre las fechas exactas de las muestras de control, las cuales habían sido publicadas en el periódico L’Osservatore Romano. Además, se entregó clandestinamente una cuarta muestra que tenía una fecha coincidente con la atribuida a la Sábana (entre 1260 y 1390). A pesar de lo acordado, solo se elaboró un único informe de resultados en lugar de tres separados, como se había convenido previamente. También hubo discrepancias en relación con los pesos y medidas de los fragmentos cortados: mientras que la revista Nature indica que se cortó una muestra de 10 x 70 mm para obtener tres fragmentos de 50 mg cada uno, el anuario del laboratorio ETH de Zúrich muestra un fragmento fotografiado que mide 18 x 14 mm y pesa 52 mg.
Esta postura fue defendida durante su vida por el inventor del método de datación por radiocarbono y ha sido reiterada por sus sucesores tras la datación de la Sábana. La esquina desde donde se tomaron las muestras era uno de los puntos más contaminados del lienzo, ya que durante siglos se ha sostenido esta área con las manos para mostrarla al público. Para aumentar la fiabilidad del resultado, debería haberse realizado un muestreo estadístico en toda la superficie del tejido, en lugar de tomar todas las muestras del mismo lugar. El incendio de 1532 también representa una fuente significativa de contaminación debido a la combustión de la arqueta de madera recubierta de plata y al agua utilizada para apagar el fuego. Además, el Dr. Garza-Valdés ha demostrado que existe una alta contaminación orgánica en esa zona del lienzo. La cubierta bioplástica presente no fue considerada en el análisis. El Dr. Gove, tercer firmante del artículo publicado en Nature y descubridor del método moderno de datación (AMS), ha aceptado esta observación como válida y admite que sería necesario volver a datar la Sábana. Cabe mencionar que ya en 1982 se realizó una datación clandestina con Carbono 14 cuyos resultados no fueron publicados debido a las contradicciones entre las dos porciones analizadas.
No existe un método natural o artificial conocido capaz de producir una imagen con las características únicas presentes en la Sábana Santa. Según los procesos fisicoquímicos actuales, hay razones para afirmar que la imagen no podría existir; sin embargo, es real, aunque aún no comprendemos cómo se formó. El Dr. Jackson, físico de la U.S. Air Force Academy, planteó como hipótesis si sería científicamente posible reproducir huellas similares a las impresiones encontradas en la Sábana como resultado de una radiación emanada del cuerpo. Sin embargo, este fenómeno parece ser irreproducible y no puede ser obtenido ni natural ni artificialmente. Esta hipótesis ha sido propuesta simultáneamente por los Dres. Tomas J. Phillips del High Energy Physics Laboratory en Harvard y Eberhard Lindner, físico en la Universidad de Karlsruhe (Alemania). Para validar esta teoría, sería necesario aceptar que una radiación podría transformar parte del Carbono-13 en Carbono-14, provocando un aparente rejuvenecimiento del tejido al incrementar su proporción de Carbono-14 presente en el lino. Rinaudo ha demostrado experimentalmente que un incremento del 18% en Carbono-14 podría hacer que un lienzo del siglo I diera un resultado medieval en términos de datación.