José Miguel Mohedano, profesor Escuela Politécnica UFV
Pues sí amigos, aquí estamos muchos de nosotros plantados en casa sin poder salir, pero esto no es óbice para no florecer, desde donde estamos, sacando lo mejor de nosotros mismos. Primeramente con los que compartimos enclaustramiento en casa, ofreciendo nuestra mejor versión, pues cuántas veces fuera de casa somos espléndidos con los demás y al llegar a casa cansados ofrecemos nuestra peor cara, sin paciencia y agotados. Ahora tenemos la oportunidad de que nuestras 4 paredes se conviertan o se reactualicen en un verdadero hogar, donde la escucha, el encuentro y la paciencia con el otro sean los primeros frutos de esta situación.
Y podemos seguir floreciendo, mucho más, con acciones creativas en diversas categorías. Gracias a las tecnologías a nuestro alcance, podemos acompañar a las personas mayores (o de cualquier edad) que están solas en casa, con una llamada, video llamada, “multi llamada” con todos los hijos y nietos, incluso con los juegos de mesa multijugador donde cada uno desde su casa puede conectarse a la misma partida (a mí me enseñaron mis alumnos el parchís online multijugador en el “Camino de Santiago”, y en ese momento pensé que era algo “tonto” pudiendo jugar “cara a cara”, pero ahora cómo lo agradezco).
En el plano motivacional y espiritual, el agradecimiento a todas las personas que están ayudando en primera línea de batalla en fundamental para todos, desde los pequeños gestos saliendo a la ventana para aplaudir (si es posible que lo hagamos toda la familia) hasta la oración que puedas hacer y compartir, si eres creyente. Ya sabes que el valor de los lazos que forjemos estos días dependerá del valor de las cosas que compartamos.
Sí, estamos plantados, pero podemos dar muchos frutos. No estoy hablando del futuro, sino aquí y ahora “Hic et Nunc” como dirían los clásicos. Por ello, donde te planten, florece.