La exposición “¿Acaso alguien nos ha prometido algo? Y entonces ¿por qué esperamos?” ha finalizado con una asistencia de casi 400 personas. Ha estado activa desde el pasado 15 de febrero hasta el 6 de marzo y se ha visitado en el edificio de Comunicación de la Universidad Francisco de Vitoria con uno o dos pases guiados cada día de la semana, además de 37 pases bajo petición a distintos grupos de alumnos y profesores que llevaban a sus clases.
Introducción: el mayor peligro del hombre es el descuido del yo
La introducción de la exposición pone a sus visitantes delante de las preguntas que tienen dentro, preguntas sobre el deseo de felicidad, sobre el sentido de sus vidas. Preguntas que muchas veces no sabemos identificar, como dice Belén Aguilera en su canción Inteligencia emocional. Antes estas preguntas, hay dos caminos, el que propone Carmen Posadas en El País Semanal: «La vida es injusta y quien vive en Dineylandia y cree lo contario tiene muchas más papeletas para ser infeliz (…)». Por otro lado, una segunda vía sería la de mirar hacia el propio corazón y enfrentar este grito. Lo expresa así el poeta granadino Jesús Montiel: «El más difícil viaje se hace quieto / sentado en uno mismo / aunque todo se mueva (…)».
Punto 1: Estas preguntas hablan de quién soy
El primer punto, compuesto por diferentes paneles de diversos literatos, artistas, filósofos y cantantes reconocidos, incide en las preguntas como constitutivas de cada ser humano; no solo las tenemos sino que nos conforman. Son inextirpables porque constituyen el tejido del que está hecho. Son preguntas que agotan la energía porque exigen una respuesta total que cubra por entero el horizonte de la razón. «Cualquier movimiento del hombre surge de aquí, de esta enérgica raíz, procede y depende de esta enigmática fuente última, original y radical».
Punto 2: Todo es poco y pequeño para la capacidad del propio ánimo
Después, los estudiantes han avanzado hacia otro grupo de paneles que reflejan la siguiente inquietud: que la aparente ausencia de respuesta en nuestra realidad hace pensar que todo es poco y pequeño para colmar este deseo, que es desproporcionado el deseo y la satisfacción del mismo. Entonces, ¿por qué seguir buscando? Por eso, la escritora Rosa Montero se planteó si hay que dejar atrás el deseo y querer solo que se considere como posible.
De esto va el grito de U2 I still haven’t found what I’m looking for y el verso de Becquer cuando lamenta «¡qué desgracia que esto solo no baste!». La imposibilidad de agotar esas preguntas exalta la contradicción que hay entre el ardor de la exigencia y la limitación de la capacidad humana para buscar: «¿Por qué, conociendo este mundo, la muerte, sigues deseando, tú: naturaleza humana?»
Punto 3: La tristeza
En el centro del itinerario se ha contemplado la tristeza como drama, que surge del “esfuerzo laborioso” que nos fatiga sin descanso. Está en la música de Alicia Keys cuando se pregunta por qué se siente tan triste. Esto puede conducirnos a la desesperación, incluso «aunque todo esté bien», como dejó por escrito Leila Guerrero en un artículo de El País.
Pero a la vez esa nostalgia también puede ser una llama y convertirse en una alerta para observar más de cerca por qué sucede lo que nos sucede. Algo que nos va dando pistas acerca de la grandeza del ser humano y el alcance de su destino.
Punto 4: El yo como promesa
El siguiente punto del recorrido presenta al ser humano mismo como la promesa de la esperanza a la que está llamado, la propia existencia como promesa de cumplimiento. Hombres y mujeres que abren los ojos cada día «como si fueran persianas de un negocio y atisban que algo va a llegar», en palabras del poeta Jesús Montiel.
«La promesa está en el origen, procede del origen mismo de nuestra hechura. Quien ha hecho al hombre lo ha hecho promesa. El hombre espera estructuralmente, es mendigo por estructura, la vida es estructuralmente promesa». De ahí el título de la exposición, «¿Acaso alguien nos ha prometido algo?».
Punto 5: ¿Quién eres Tú que llenas mi corazón de tu ausencia?
En la parte final de la exposición se reconoce que la pregunta por el «qué dará sentido» se identifica casi instintivamente por un «quién», es decir, preguntar por alguien en vez de algo. Pero ¿cómo puedes extrañar a alguien que nunca has conocido?
La cantante Natalia Lafourcade también explicita la pregunta por un tú que esté en sintonía pues. La misma pregunta, la que define la soledad, sienta las bases de la compañía. Significa que estamos constituidos por otra cosa, aunque permanezca misteriosa para nosotros.
Platón avisó de que no sería satisfecho en la vida presente, pero para él se convirtió en el argumento más convincente como transporte sólido hacia la hipótesis de un Dios que revelara al hombre su destino. Que sea el sentido el que venga y nos desvele para qué estamos aquí. Así termina la exposición en palabras del profeta Isaías: ¡Ojalá bajases del cielo y descendieses!