¿Qué te impide ser libre? Con esta pregunta arrancaba el Café Newman sobre la libertad el pasado 26 de abril. Isidro Catela, profesor de Humanidades de la UFV, puso de relieve el valor de plantear esta cuestión en el ámbito universitario recordando que por este mismo hecho a Aristóteles le llamaron «el tábano de Atenas». La pregunta es personal y tiene cierta graduación: no es lo mismo preguntar qué vamos a comer que mirar al precipicio que nos devuelve la pregunta, como escribió Nietzsche.
El cantante Nino Bravo en su famoso tema «Libre» nos presenta la imagen de un joven que con 20 años ya está cansado de soñar y piensa que una alambrada no podrá detener sus ansias de volar. Al preguntar ¿qué te impide ser libre?, se presupone que algo lo impide y no se puede ser libre del todo. Tiene que ver con el anhelo de libertad del corazón humano y con la nostalgia de una libertad perdida, absoluta, ¿un imposible necesario?, como se preguntó el filósofo Julián Marías.
- El hacer y ser: ¿Puede una persona que vive libremente en clausura ser más libre o igual de libre que nosotros? La libertad no solo es exterior, de movimientos, sino interior, de paz en el corazón. En la película «El Show de Truman» la frase final “nunca has tenido una cámara en mi cerebro” significa que hay una cosa que no le pueden quitar a Truman, la libertad de ser.
- La vinculación: ¿La libertad termina donde empieza la del otro? ¿Somos como islas? ¿Cuál es la fuente de nuestra libertad? La libertad vinculada parte de la noción de que cada uno se piensa desde las existencias de los demás.
- La esperanza: ¿Hay algo que aún no tengo, pero después ya será? ¿O hay aquí un campo de juego y en el futuro más? En la canción «Libertad» Nil Moliner lo reconoce: «el cielo avisa de que algo pasará”.
Con la pregunta final ¿quién te permite ser auténticamente libre?, y cambiar el qué por el quién, se abre la puerta a otra pregunta: ¿Quién ha hecho alguna vez una promesa que no ha defraudado?