Que si ellos pueden desde su pobreza y con sus pies descalzos sonreír para “su cámara” y sentir la felicidad de hacerse una foto, yo también puedo desde aquí, desde mi mundo democrático y burgués, tan lleno de apoyos y sostenes, sonreír a mis sueños y retos haciéndolos reales. De hecho, el no intentarlo, sería como traicionar a estos niños.