Inma García Font

¿Qué es el verano? Para unos es el resultado de duros meses enclaustrados en una oficina, el momento de soltar los libros y el portátil y mirar por fin a lo lejos; para otros, simplemente es el tiempo de convertirse en la personificación del letargo y dejar que los días pasen por él o de anestesiarse frente a las obligaciones y responsabilidades.

¿Y para mí? ¿Qué es para mí el verano? Si hago memoria, puede que haya un poco (o un mucho) de cada una de esas cosas durante cada uno de mis veranos. La pregunta es: ¿quiero que sea así?, ¿qué se me ofrece durante este tiempo?, ¿qué es lo que tiene el verano que pasamos el resto del año esperando a que llegue?

El verano es vida. Puede entenderse como el momento de despreocuparte, quitarte ataduras, hacer lo que quieras, disfrutar… En cierto modo también es eso, pero no solo. Sí, el verano es vida. Es vida que quieres ser, gente con quien quieres compartirla, vida que quieres dar, vida que quiere crecer… es decir, verano es darte, compartirte, crecer, aspirar y actualizarse, descansar y disfrutar, es reflexión, es tener tiempo, pero también es saber qué hacer con él.

Durante el curso, con las exigencias de tener que compaginar estudios y trabajo, amigos y familia, obligaciones y ocio, tenemos la sensación de vivir atropellados y a veces incluso llegamos a no saber exactamente por qué hacemos todo eso si lo que en realidad querríamos es tumbarnos en una hamaca a escuchar el ir y venir de las olas. Quizás en esos momentos haya que plantearse qué es lo que anhelamos del verano y poner una pequeña dosis de eso en nuestro día a día. A veces se podrá materializar en un fin de semana en la playa, pero el día a día requerirá de otra serie de estrategias. ¿Y cómo traer un poco de verano en pleno invierno? Es una actitud, la actitud del que disfruta con lo que hace, sea pasear por la montaña o trabajar en su despacho, es la presencia despreocupada que no irresponsable, la manera de vivir del que sabe que la vida es un regalo y quiere exprimir hasta la última de sus posibilidades.

Este año espero poder decir que para mi el verano es el momento de integrar diferentes ámbitos de mi vida, de pasar tiempo con la gente que quiero, en cantidad y en calidad, de estar y ser con los otros; de aprovechar para leer y dejarme llevar a otros mundos y otras vidas que al compartirse ensanchan el alma; de disfrutar de la vida que se nos regala con las pequeñas-grandes cosas, de asombrarme con un amanecer, admirar la grandeza del mar, reconocer la perfección de las cosas y sobre todo, quiero volver otra vez a lo importante y dejar a un lado todo lo urgente. No quiero desconectar, quiero reconectar. Quiero hacer, pero realmente lo que quiero es ser.

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