INSTITUTO JOHN HENRY NEWMAN

¿De qué va el primer episodio del pódcast ‘Mirada Newman’? Te lo contamos

El primer episodio de Mirada Newman pone sobre la mesa un acto tan común como es regalar algo a alguien. Lo hacemos acompañados por Chema Alejos, Álvaro Abellán y Gonzalo Barriga. Este es un momento fantástico para traer a la radio esta reflexión: a las puertas de la Navidad.

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EP01 | EL REGALO | Mirada Newman – 30 minutos para volver(te) a mirar

Ante la pregunta sobre qué opinan los estudiantes universitarios del acto de regalar salieron cosas muy interesantes, ya que no parecía nada obvio ni todos entendían lo mismo. Recibir un regalo, por tanto, lleva a preguntarse: ¿Por qué tú me regalas esto? ¿Quién soy yo para que me hagas este regalo?

En las sociedades arcaicas había tres momentos clave en el propio acto de regalar: regalar, aceptar el regalo y corresponder, que debía ser con un regalo de igual valor o superior, incluso se debía regalar en momentos que fueran especialmente significativos.

Es fácil pensar que se está en deuda cuando se recibe un regalo, pero en primer término debe haber sorpresa y agradecimiento. No se trata solo de una correspondencia con lo que se da, sino del significado que está detrás del hecho en sí. La iniciativa la tiene el que regala y el que es regalado se ve en un compromiso. Esto es exigente, fortalece los vínculos y tiene un carácter simbólico. Cohesiona, pero hay un riesgo de trampa, porque puedes verte conquistado o sobrepasado por los regalos.

En el mundo presente, cuando hablamos de regalo también es hacernos presente en la vida de otro: esto que regalo es signo de quién eres tú para mí, independientemente del valor material. Hay que entender tanto el gesto como lo que se quiere expresar, por eso, hay regalos que no son acertados por la desproporción que existe entre quién es la persona a la que se le regala y lo que se le regala a esa persona. En definitiva, antes de regalar conviene preguntarse: ¿Quién eres tú para mí? ¿Qué significas en mi vida?

En el mundo antiguo la relación era más clara, hoy los regalos pueden ser más estándar, por lo que no parece que haya un vínculo. Ante la presión navideña de compras masivas, el regalo puede verse como una obligación, hay que preguntarse de nuevo: ¿por qué tengo que regalar?, ¿lo dice la tradición?, ¿responde mi regalo a cierta presión social?, ¿es libre o gratuito?

Es preciso entender al otro como un regalo en sí mismo, como un don, alguien que nos es dado para que nos acompañe, o a quien nos entregamos para siempre. De hecho, el matrimonio es un gran regalo y entenderlo como una “buena esclavitud” es una imagen muy potente de entrega gratuita y a la vez obligatoria, una promesa libre que compromete.

Chema Alejos, profesor de la Universidad Francisco de Vitoria, durante la grabación del pódcast.

Hay una trampa que es el dinero como posibilidad, impersonal, desconocedor de otras vidas. Tiene que ver con la virtualidad del mundo actual. El filósofo BYUNG-CHUL HAN, en su reciente libro “No-cosas: quiebras del mundo de hoy”, reivindica lo material para entrar en contacto con las raíces que pueden tocarse, frente a la información intangible, la no-cosa por excelencia. En este sentido, los regalos que más nos han marcado son los que alguien hizo pensando en nosotros.

Pero ¿por qué tenemos conciencia de que el otro es un regalo en vez de lo contrario? Lo damos por supuesto: que una persona es un bien para mí, no un enemigo. Y ¿por qué hacemos regalos el 6 de enero? Los Reyes Magos al hacer sus regalos no están a la altura del Otro, estalla la lógica de la reciprocidad y de la equivalencia, por eso, el mundo cristiano se siente regalado en una deuda eterna que se paga en Jesucristo, nunca es posible dar algo comparable a la entrega de Dios Hombre. Y al mismo tiempo, oro, incienso y mirra encierran un simbolismo muy grande, porque están pensados para Aquel a quien se regala, aunque sigan siendo insignificantes.

Del reconocimiento del Niño nace el agradecimiento, un movimiento natural interior que lleva a aunar libertad, gratuidad y obligación. Preguntémonos: ¿Regalamos por obligación? Sería la peor lógica de todas. La clave es recordar la historia de la persona, hacer memoria, quién es para mí. Tener la actitud de los Reyes cuando regalamos es asumir como posibilidad que regalamos sin esperar nada a cambio, lo cual encierra un gran gesto de realeza.

El otro puede ser un regalo para la vida porque puedo reconocer que soy gracias a él. A la vez, debe haber autoconciencia de que yo también puedo ser un bien para el otro. Por ejemplo, en otras culturas americanas, en los cumpleaños no se invita a los amigos, sino que son estos quienes te hacen una fiesta, celebran que existas, te celebran a ti.

Lo que hay de fondo en toda esta cuestión es que los regalos sean significativos, que el “oro, incienso y mirra” que regalemos estas Navidades hablen de quién eres tú.

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